Tot Barcelona | Notícies i Informació d'actualitat a Barcelona
Emociones e IVA de lujo: el cóctel perfecto para hacer negocio con la muerte

«Cuando pagas tus impuestos, tus impuestos regresan. Con aquella maestra que te marcará para siempre, con las ayudas para emprender, regresan cuando hay una emergencia, cuando necesitas ayuda incluso para llegar al mínimo, cuando consigues la beca que te abrirá puertas, regresamos con el permiso de paternidad para estar donde quieres estar…». Es la campaña de sensibilización de la Agencia Tributaria española, que quiere destacar la importancia de pagar impuestos para recibir servicios públicos. Sanidad pública, educación pública, prestaciones sociales, transporte… pero hay algo que, por muchos impuestos que se paguen, no se considera un servicio público: morir. Además, la muerte se considera desde el punto de vista fiscal un lujo. Todos los servicios relacionados con la muerte, desde el tanatorio hasta el coche fúnebre, pasando por los recordatorios o los pastelitos y el café que se ofrecen en las salas de velatorio, están gravados con un 21% de IVA. Unos servicios, por cierto, que en países como Portugal, Italia, Dinamarca, Finlandia, Irlanda, los Países Bajos y Suecia tienen consideración de esenciales y no tributan. Además del Estado español -desde que en 2012 el gobierno de Mariano Rajoy aumentó la tributación de los funerales del 8% al 21%- Grecia, Hungría, Letonia, Estonia, Lituania, Bulgaria y Austria también consideran que morir es un lujo.

Pero además, el hecho de que haya muy pocas funerarias públicas en Cataluña y que en zonas muy pobladas como Barcelona operen grandes compañías, ha convertido los funerales y el negocio de las aseguradoras de decesos en un oligopolio con precios muy elevados. A modo de ejemplo, el TOT Barcelona calculó con precios de 2023 que un funeral estándar en la ciudad, para quien no tenga cobertura de seguro, alcanza hasta los 4.400 euros. Mucho más de los 2.500 que en 2016 contabilizaba que podría costar un funeral si el Ayuntamiento creara una funeraria pública, pero también un costo muy elevado para muchísimas familias. La media en Cataluña era de 3.750 euros.

Una escultura y tumbas del cementerio de Montjuïc / Jordi Play
Una escultura y tumbas del cementerio de Montjuïc / Jordi Play

Oligopolio en un mercado muy emocional

El mercado de los servicios funerarios está, como lo estuvieron las telecomunicaciones, en el punto de mira de los entes reguladores de la competencia. “El sector de la muerte es un ejemplo muy claro de oligopolio, que la Agencia Catalana de la Competencia (ACCO) investiga desde hace tiempo, con muchos problemas de competencia, y donde las pocas empresas dominantes imponen los precios que quieren y donde una o dos empresas abusan de su posición de dominio. Pero además de la posición de dominio, en el sector funerario se suma una característica especial que facilita este abuso de posición, y es que los usuarios del servicio tienen una disponibilidad máxima a pagar lo que sea, porque se encuentran en un momento emocionalmente vulnerable y no están para comparar precios, sino para pasar rápido el trance”, explica a este diario Albert Banal, profesor de Competencia y Regulación de la UPF. De hecho, Banal añade que no solo hay pocas funerarias que controlan el negocio, como Áltima y Mémora, que en Barcelona tienen un casi monopolio, sino que también tienen detrás compañías aseguradoras de decesos como accionistas. Por poner un ejemplo, en 2023, la aseguradora Catalana Occidente compró Mémora, que a su vez, ya era propietaria del 100% de Servicios Funerarios de Barcelona.

Este experto reconoce que si bien las autoridades reguladoras como la ACCO (Autoridad Catalana de la Competencia) ya intervienen en este mercado e incluso han impuesto multas, también han “permitido fusiones que seguramente no se deberían haber permitido”: “Si creces orgánicamente y tienes una posición de dominio en el mercado, adelante, pero si la concentración de poder es por fusiones, aquí el regulador debería haberlo detenido”, sentencia Banal. Recuerda que ya ha habido decisiones de la ACCO “sobre el abuso de poder de Mémora – pero las multas son insuficientes para cambiar el comportamiento de estas empresas, de manera que el operador sigue teniendo una posición de dominio e imponiendo precios excesivos”. En Barcelona ciudad, Mémora gestiona los tanatorios de Les Corts, Sancho de Ávila, Sant Gervasi y el parque funerario de Collserola.

Un Uber, 10% de IVA, un coche funerario, un 21%

«Claramente, un funeral es una necesidad, no es un lujo. Me resulta muy difícil entender por qué desde hace doce años se acepta esta tributación como normal», dice Albert Banal, que pone sobre la mesa el segundo vértice que explica por qué morir es tan caro. Desde el año 2012, cuando se pasó del 8% al 21%, no ha habido debate ni social ni político sobre esta cuestión. A esta visión se suma el profesor de la UPF Barcelona School of Management Marc Oliveras, que expone «situaciones macabras como que un viaje en taxi esté gravado con el 10%, pero si quien viaja está muerto, paga un 21% o que un catering en una cafetería tenga un 10% de IVA y, en cambio, los pastelitos que sirven en el tanatorio están gravados con un 21%». A juicio de este profesor, autor con Oriol Amat del estudio El gasto funerario en la ciudad de Barcelona, la alta fiscalidad es «un argumento» de las funerarias para poner precios aún más altos.

Parque funerario de Collserola, gestionado por Mémora, ahora propiedad de Catalana Occidente

En Cataluña hay casi 300 tanatorios, gestionados por unas sesenta empresas. Pero en la práctica, entre una decena de operadores controlan el 70% del mercado. Y Mémora y Áltima son los dos grandes grupos privados que monopolizan el servicio en grandes ciudades. Con las excepciones de Terrassa, Reus y Palma, que tienen funeraria pública y ofrecen una alternativa con precios más bajos frente a grandes operadores que también tienen tanatorio.

Un negocio que requiere una gran inversión

Preguntado sobre las razones por las que las funerarias públicas -que no significa gratuitas, sino a un precio inferior al mercado privado- no tienen implantación en el país, Oliveras cree que los requisitos para empezar a operar y los costos de mantenimiento abonan el terreno para la expansión de grandes marcas y cierran el paso a pequeños operadores, entre los cuales un ayuntamiento: «El sector de la muerte es un gran negocio privado que no solo implica a las funerarias, sino a un gran entramado de aseguradoras, que convierten este mercado en un oligopolio donde es prácticamente imposible la entrada de operadores que puedan ofrecer precios más bajos, y en este sentido, una funeraria pública también lo tendrá más difícil porque es necesario hacer inversiones muy grandes para empezar en este negocio y para mantener instalaciones y ser competitivos ofreciendo varias salas de velatorio y servicios cada vez más complejos». Y lo ejemplifica con el caso de Barcelona: «Abrir un tanatorio en Barcelona significa abrir varias salas, tener un crematorio y muchos servicios complementarios si quieres competir con Áltima y Mémora, yo diría que a estas alturas es imposible, y cada vez más, también en poblaciones pequeñas si ya se ha instalado algún otro operador. Esto sin contar que el marco regulador pone muchas exigencias para abrir un negocio funerario».

Por otro lado, Oliveras destaca que el hecho de que haya la percepción social de que un funeral es muy caro, acaba convirtiéndose también en un «gancho» para las compañías aseguradoras de decesos, las cuales están detrás del accionariado de las funerarias. «Si sabes que un funeral vale de media en Barcelona unos 4.400 euros, pensarás que vale la pena tener un seguro, que pagues poco al mes, porque si no dejarás una carga a tu familia. Pero pensemos cuánto habrá costado nuestro funeral si llevamos toda la vida pagando un seguro de decesos o incluso el alquiler del nicho. Muchísimo más», sentencia.

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa