La falta de relevo generacional amenaza el comercio de proximidad de Barcelona. El goteo de tiendas que cierran porque nadie toma el timón es constante, un hecho que preocupa al sector y que genera aún más eco en aquellos casos centenarios. El último ejemplo lo encontramos en el Eixample, con el cierre de la tienda Turkestan. El comercio, ubicado en la calle Roger de Llúria, llevaba 111 años produciendo alfombras, algunas de ellas muy célebres, como la que luce en el Parlamento de Cataluña. En declaraciones a Betevé, el propietario de la tienda, Joan Sastre, explica que es un oficio que requiere «tiempo, paciencia y cariño» y que sus hijos han optado por otros caminos.
Sastre remarca que cierra «feliz» porque siempre se ha dedicado a un oficio «que me gusta». El comerciante también ha querido agradecer todos los mensajes «preciosos» que le ha enviado mucha gente. La tienda engalana las zonas comunes y algunas salas del Parlamento de Cataluña desde 1981. Joan, dice, ya estaba allí. «Instalamos la moqueta, gustó mucho, mejoramos lo que había, y bueno, ha continuado la historia», explica el comerciante. Suyas son, por ejemplo, las alfombras que decoran la escalinata principal del Parlamento, otra que está en el despacho del presidente de la Generalitat o la que decora la sala de las comisiones. «Se van renovando porque tienen un desgaste importante, pero hay quien lleva 20 años con ellas porque aguantan perfectamente. La de la escalera, por ejemplo, es del verano de 2015», comenta Joan en conversación con la televisión de Barcelona.

«Cada alfombra, una historia auténtica»
«Detrás de cada alfombra hay una historia auténtica, un origen singular y una cultura única. Cada alfombra es, inevitablemente, irrepetible», explican en el negocio en su página web, que aún hoy detalla todos sus proyectos. La tienda Turkestant también ha sido la encargada de hacer alfombras para oficinas o hogares particulares. Destacan algunos proyectos en el hotel Axe o Dante, o también la del restaurante LD, bien ubicado en el centro de la ciudad. El negocio ha sonreído a la familia e incluso han podido abrir dos negocios más, ambos también en Barcelona.