Barcelona ha vivido este verano su particular infierno meteorológico. La grave situación de sequía que se arrastra desde hace varios años se ha visto agraviada por la llegada de varias olas de calor que han hecho escalar los termómetros hasta cifras nunca vistas en la capital catalana. Solo durante el mes de agosto, el Observatorio Fabra registró la temperatura más elevada desde 1914, cuando las instalaciones empezaron a recopilar datos, y también la mínima diaria más alta de toda la serie histórica. Los 38,8 grados logrados el 23 de agosto marcan un récord sin precedentes y hablan de una tendencia que se ha repetido durante toda la temporada estival, dejando jornadas con una sensación térmica de casi 44 grados.
En este contexto de calor extremo, uno de los servicios municipales que no ha parado su actividad es el de la limpieza viaria. Los empleados han continuado trabajando en la calle en muchos casos en condiciones límite y a pesar de la activación de fases de alerta tanto diurnas como nocturnas por las altas temperaturas. Esta situación se ha traducido en varios episodios de golpes de calor y desmayos entre los miembros de la plantilla, que han tenido que afrontar estas adversidades meteorológicas sin contar con los recursos mínimos necesarios. Según ha podido saber el TOT Barcelona, algunos de los afectados se han visto forzados a trabajar a una temperatura por encima del máximo de 37 grados que marca la normativa estatal aprobada el pasado mayo, sin tener acceso a botellas de agua y sin poder pararse en ningún punto del recorrido durante las horas de más riesgo.
Unas voces silenciadas por el miedo
Un grupo de trabajadores contratados por la compañía Valoriza -que prefieren mantenerse en el anonimato- han decidido denunciar a través de este medio la situación vivida durante estas semanas en algunos de los distritos de la ciudad como Horta-Guinardó y Nou Barris. «Trabajar algunos días de este verano ha sido un verdadero infierno, hemos sufrido mucho. Durante la semana más calurosa del mes de agosto, recuerdo mirar el móvil y ver que me marcaba más de 40 grados. Era desesperante, pero tenías que continuar porque es tu trabajo«, explica uno de los empleados del servicio municipal.
Para poder sobrevivir a la jornada, muchos de los afectados se han visto obligados a comprarse botellas de agua fría, puesto que -más allá de las fuentes públicas en funcionamiento- solo podían rellenar sus propios recipientes antes de empezar la jornada en un surtidor refrigerado que hay en la base. Lo mismo pasa con los lavabos. Algunos de los trabajadores consultados relatan que solo pueden ir al servicio antes de empezar la jornada y que después se tienen que aguantar hasta tres horas para poder volver.

A pesar de la situación de calor extremo vivida al menos durante dos semanas de agosto, los miembros de la plantilla aseguran que las órdenes de los responsables eran de no pararse en ningún punto del recorrido hasta el descanso de 20 minutos que tienen estipulado por contrato, una pausa que en el horario de tarde no llega hasta las cinco, tres horas después de empezar la jornada. Esta circunstancia afecta especialmente a los empleados que van con el carrito barriendo y recogiendo basura, puesto que no tienen acceso en ningún momento a un espacio con aire acondicionado y tienen que cargar el peso de este artefacto durante todo el camino. «Muchas veces me he encontrado mal, pero he acabado aguantando por miedo a denunciar el caso. Si dices a los mandos que no quieres salir en estas condiciones, quiere decir que no quieres trabajar y que no cobras«, señala uno de los afectados.
Golpes de calor que cuestan 200 euros
Todos los testigos consultados coinciden en apuntar que los responsables tienen conocimiento de las condiciones límite en las cuales han realizado el servicio algunos de los miembros de la plantilla este verano. Aun así, la situación ha sido a veces tan adversa que ha acabado desembocando en casos de desmayos y golpes de calor. Uno de los más graves fue el que sufrió una mujer el pasado 19 de julio, cuando tuvo que ser trasladada en ambulancia a un centro sanitario de la ciudad por un fuerte golpe de calor.
A pesar de que los hechos tuvieron lugar durante el horario laboral, la afectada pudo comprobar como -una vez atendida por los facultativos- la
Casos que se escapan y medidas insuficientes
El TOT Barcelona se ha puesto en contacto con dos de los sindicatos mayoritarios del sector para exponerlos las denuncias recibidas. Ni la UGT ni CCOO tenían constancia de estas condiciones límite que relatan los empleados, pero admiten que es posible que estos casos les hayan pasado desapercibidos, puesto que muchos de los miembros de la plantilla tienen contratos temporales de solo unos meses, un hecho que no favorece su afiliación sindical y limita su contacto con los representantes de los trabajadores.
«La nueva normativa estatal determina que las empresas están obligadas a poner medidas de protección ante fenómenos meteorológicos adversos, sobre todo en trabajos como este que tienen lugar al aire libre. En casos de episodios de alerta como el vivido este verano, las compañías tendrían que prohibir determinadas tareas durante las horas de más riesgo y modificar las condiciones de trabajo«, afirma Mònica Pérez, responsable de Salud Laboral de CCOO. Pérez asegura que la falta de protocolos hace que en muchos casos las medidas adoptadas por las empresas sean completamente insuficientes y puedan derivar en problemas de salud de los empleados como los ya mencionados golpes de calor.

Sobre la disputa competencial con las mutuas, ambos sindicatos lamentan que sea bastante común que las compañías contratadas se desentiendan de casos como estos, pero remarcan que los afectados tienen la opción de recurrir al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), que en el plazo máximo de un año tendría que resolver si el incidente puede ser considerado o no como accidente laboral. «Cuando nos llega un caso como este, siempre probamos de evitar que las mutuas lo rechacen y la mayoría a veces lo acabamos consiguiendo», señala Ramon Cebrián, responsable del sector de limpieza viaria de la UGT.
Versiones contrapuestas con la empresa
A preguntas del TOT Barcelona, la empresa Valoriza asegura que cumple con la normativa vigente en materia laboral y que durante este verano se han aplicado medidas tanto preventivas como extraordinarias en los momentos de activación de las diferentes fases de alerta por calor extremo. Según datos facilitados por la compañía, los trabajadores han tenido a su disposición esta temporada estival hasta 37 litros de crema solar factor 50 y 800 gorras y también se han realizado 500 formaciones presenciales explicando el protocolo de medidas por episodios de altas temperaturas.
En cuanto al caso concreto de la limpieza viaria, la concesionaria asegura que se ha apostado por avanzar el inicio del servicio de siete a seis de la mañana para evitar las horas de más calor y que cada vez que se ha emitido una alerta de nivel naranja o rojo se han aplicado medidas como permitir que el empleado se refresque un mínimo de 10 minutos en un refugio climático municipal o zona climatizada, además de recomendar a los trabajadores que realicen pausas cortas en zonas de sombra y que se mantengan hidratados. Todas estas acciones han sido supervisadas por el Ayuntamiento para garantizar el cumplimiento de la normativa vigente.

Sobre los episodios de golpes de calor denunciados, Valoriza apunta que solo le constan dos casos de miembros de la plantilla afectados por este problema, pero remarca que las personas fueron trasladadas en ambas ocasiones a centros médicos de la mutua. En este sentido, tanto el consistorio como la empresa matizan que ellos en ningún caso tienen competencia para determinar la gravedad de la afectación, si se trata de un golpe de calor y cursan la baja médica o para decidir la tipología. «Esto va a cargo de los profesionales sanitarios externos a la empresa, tal y como marca la Ley», insisten.



