Barcelona esconde paisajes magníficos que a menudo quedan olvidados en las grandes guías de la ciudad. Eso sí, en ningún caso para el consistorio, que intenta mantener el legado de todos estos «escondites» que considera que son «genuinamente barceloneses y muy a menudo desconocidos». Jardines espaciales, monumentos poco reconocidos de Gaudí y otras muchas rutas temáticas que pasan por alto tanto a los turistas como también a los mismos ciudadanos de Barcelona. Una de estas rutas que imagina el Ayuntamiento en su portal tiene que ver con pasajes y callejones especiales que quedan recogidos en los barrios periféricos de la capital y sorprenden, la mayoría, por su poca fama. Pasajes con historia, arquitectura y un romanticismo especial que todavía perduraa pesar de la expansión geográfica y demográfica de las últimas décadas.
Pasaje de Robacols
«En este pequeño pasaje no se llega, si no se va». Así empieza la explicación de este rincón escondido de la calle de Rossend Nobas, al barrio del Horta. Nada de baldosas ni grandes manchas de cemento en el suelo y pequeñas casetas bajas como ya no quedan en ninguna parte más de Barcelona. Este es el principal encanto que se ha mantenido intacto a pesar del paso de los años. Según apuntan desde el Ayuntamiento, gracias al mérito es de los mismos vecinos, los grandes encargados de cuidarlo y mantener el aspecto rural que todavía hay.

Calle de Grau
Bien cerca, en medio de Sant Andreu, se encuentra este camino con encanto entre las calles de Agustí Milà y Gran de Sant Andreu. El gran atractivo es ver la fisonomía de esta calle, en forma de L siguiendo el modelo urbanístico de los núcleos antiguos de algunos pueblos del Maresme. Una de las pocas, según apunta el consistorio, que queda con esta forma en Barcelona. Es difícil ver una calle de Barcelona que tenga los patios a un extremo y las casas a la otra. Este es el caso de la calle de Grau.
Camino de Sant Genís
Viajamos unos kilómetros al norte. Este espacio del barrio de Horta unía el antiguo pueblo con Collserola. El tramo que va de la Clota a la avenida del Cardenal Vidal y Barraquer todavía continúa intacto. También el de la avenida de Martí Codolar, que siguiendo el ejemplo de Robacols, sigue conservando el espíritu rural de los pueblos anexionados el 1897.
Pasaje de Mulet
En el barrio del Putxet destaca este callejón donde un profesor de pintura construyó una veintena de viviendas pasada la segunda mitad del siglo XIX. El Ayuntamiento dice que es una de las calles «con más tradición de la ciudad» y destaca algunas torres modernistas que todavía se conservan.

Pasaje de las manufacturas
Se trata de un túnel abierto en el siglo XIX que conecta las calles de Trafalgar y de Sant Pere Més Alt. El consistorio ya avisa del «tono decadente» que hay actualmente, con prácticamente todas las persianas bajadas. A pesar de ello, lo recomienda.
El Rec Comtal a Vallbona
Para acabar, un clásico. La antigua Reguera Condal a tocar del barrio de Torre Baró – Vallbona. Se trata de una infraestructura construida en tiempo del conde Miró I, a mediados de siglo X, y que sirvió para transportar agua durante un milenio. Una de las acciones que ha intentado llevar a cabo el último gobierno municipal, de hecho, es recuperar el legado de esta vía también al barrio de Sant Andreu, entre otros históricos.

