El Indio era un comercio emblemático y modernista de Barcelona que cerró definitivamente a finales de 2014, hace más de 10 años. Desde entonces, la fachada del establecimiento en la calle del Carme, 24, se ha ido degradando por los actos vandálicos constantes que sufre, a pesar de estar preservada desde el año 2016, ante la inacción municipal. Abierto en 1870, en 2017 estuvo a punto de convertirse en un restaurante, pero nunca abrió porque el Ayuntamiento no concedió el permiso.
Fuentes inmobiliarias explican que, además del intento de abrir un restaurante en el local, también mostró interés una cadena de supermercados, pero la operación tampoco se cerró. El plan de usos de Ciutat Vella es muy restrictivo. Y en un futuro, abrir cualquier negocio en Ciutat Vella será aún más difícil porque el Ayuntamiento prepara un nuevo plan de usos que será más coercitivo con las actividades que se quieran instalar en los bajos y las que generen un impacto negativo en el territorio.
Venta de tejidos desde 1870
Desde sus inicios, El Indio se dedicó a la venta de tejidos. En 1870, hace 155 años, levantó la persiana de la mano de Batlle Franquesa y Cia, según consta en anuarios y publicidad de la época, indica el sitio web de la ruta de establecimientos emblemáticos de Barcelona. 17 años después, pasó a manos de Francisco Mitjans. Posteriormente, se hizo cargo del comercio la hija de Francisco y su esposo. En la ruta de emblemáticos se cita como titular en los años 20 del siglo pasado a Andreu Alsina.

La fachada, una alegoría a los indios americanos
Precisamente, ahora hace 100 años, El Indio vivió su mejor época. En 1922, el decorador Vilaró i Valls realizó la reforma del comercio con un gran vestíbulo -para que se pudiera ver el género de los escaparates desde la calle- y «la rotulación sobre vidrio y la decoración de la fachada actual». Con anterioridad, en 1913, la fachada alegórica a los indios americanos apareció publicitada en un libro de la Compañía Trasatlántica. En el crecimiento de la tienda ayudó la Exposición Universal de 1929 y la instalación aquellos años de un autómata «en forma de indio» que se convirtió en un reclamo comercial. El éxito de El Indio fue tal durante los años 30 que el establecimiento tuvo su propia revista con los diseños que se podían hacer con la ropa que vendía.
Con la llegada de la Guerra Civil, el negocio fue colectivizado, recuerda el sitio web de los establecimientos emblemáticos. Dos bombas que cayeron en la calle del Carme dañaron el autómata, que fue retirado. Durante los años del conflicto bélico también desaparecieron elementos decorativos de la fachada y el vestíbulo, como pan de oro del techo, aplicaciones de mármol y lámparas exteriores.

El mobiliario modernista se vendió
Después de la guerra, en 1941, Baldà i Riera SRC compró la tienda, que fue restaurada en la década de los 50. Durante esos trabajos se perdieron las pinturas del techo. Víctor Riera, hijo de uno de los socios, se hizo cargo de El Indio en los años 70 y fue el último regente del comercio.
Con el cierre del establecimiento, en 2014, y el traspaso del local, se vendió todo el mobiliario modernista del interior, desde las sillas Thonet hasta los mostradores y el espacio donde trabajaba la cajera. Una de las curiosidades de El Indio es que durante muchos años no dispuso de caja registradora y una de las personas que trabajaba allí se encargaba de apuntar a mano todas las ventas.

Desde 2016, El Indio forma parte del catálogo patrimonial y artístico de establecimientos emblemáticos, elaborado por el Ayuntamiento de Barcelona, en la categoría E2 (establecimiento histórico con valor patrimonial), lo cual no ha servido para evitar el estado de abandono del edificio.