La Sala Oval del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) ha instalado una obra del artista Laia Esruch que se inspira en los vasos sanguíneos del cuerpo humano. Una propuesta rompedora que permite al público entrar dentro del ella. A pesar de que aparentemente parece una novedad, Estruch se ha habituado a hacer este tipo de esculturas. Tal como explica el ICUB en la presentación de la exposición, el artista «explora la oralidad y la escucha mediante unas estructuras arquitectónicas diseñadas por ella misma y que pueden ser transitadas, habitadas y, en este caso, también escuchadas». La exposición se puede ver hasta el 3 de septiembre.

En esta ocasión, la propuesta del MNAC invita el público a adentrarse en un circuito de 35 metros de largo, 6,60 de ancho, unos cinco metros de altura aproximadamente y dos de diámetro. La escultura va más allá de una simple recreación de los vasos capilares, puesto que Estruch combina esta idea con la de un circuito de atletismo o automovilismo para crear una especie de parque de atracciones. La combinación de todo ello recrea el interior humano, pero también pretende recrear las redes subterráneas de agua y de gas de una gran ciudad.

La obra de Laia Estruch dentro del MNAC | ICUB
La obra de Laia Estruch dentro del MNAC | ICUB

El papel del público

Según reza la descripción de la exposición, este circuito interpretativo «es un intento del artista de estudiar de una manera nueva el movimiento de los cuerpos en relación con la voz y la palabra«. Para hacerlo, pone deberes al público, puesto que el espacio está pensado para «amplificar y deslocalizar el sonido de nuestro cuerpo al atravesarlo rápidamente y levantando la voz». Todo ello para preguntarse «dónde estan los límites del espacio público» o como es el interior del cuerpo «cuando los exponemos la mirada y la escucha».

Especialista en arte contemporáneo

La Sala Oval del MNAC no es la primera vez que acoge una obra de estas características. En otros oacsions ha expuesto un castillo hinchable en el marco de la exposición White Bouncy Castle del coreógrafo William Forsyte. Años más tarde se colgó un avión de medida real bocabajo, del artista Francesc Torres, que imitaba la forma de un crucifijo.

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