Con una puntualidad británica, la tarde arranca al ritmo de Roba Estesa al Sant Jordi Musical de la Antigua Fábrica de la Estrella Damm. Centenares de personas se reúnen ante el escenario principal, en el Muelle de Envasado, después de una comida rápida en los
Y el ritmo del grupo tarraconense no deja nadie indiferente. Una de las chicas que no se ha querido perder la cita es el Amanecer. Ella quedó sorda hace poco más de 6 años, después de sufrir un accidente. Pero, a pesar de no poder sentir la música, disfruta del concierto como nunca gracias a la intérprete de signos del grupo: “Puedo entender la música sin sentirla”, explica con una sonrisa de oreja a oreja. Hace años que no se pierde uno de sus conciertos porque, como explica, es uno de los pocos grupos catalanes que le permiten “disfrutar de la música a pesar de no poderla sentir”.
A las tres y media, después de 30 minutos de reloj, el escenario se vacía completamente de músicos y el equipo técnico invade el escenario para preparar el terreno por el siguiente grupo: Koers. Durante este rato de cambio al escenario estrella, pero, el escenario de la sala de Máquinas se convierte en el escenario principal. La guitarra intimista de Pol Battle, acompañado por la fina voz y el trombón de Rita Payés, consiguen cautivar el público y se convierten en el centro de atención de la fiesta musical.
Un estilo pausado e introspectivo que, de repente, queda totalmente roto por el viaje musical en el sur de España de los artistas, que sorprenden su audiencia con unas tonalidades flamencas propias de la Alhambra granadina. Y mientras suena su música, el grupo de reggae leridano ya lo tiene todo preparado al escenario principal.
Una Damm africana
Koers pisa fuerte la Antigua Damm desde el principio. La voz característica de Kelly, su cantante, capta la atención de todo el público: desde los más pequeños, algunos apoyados cómo podan a la valla de primera fila para poder ver algo, hasta los más grandes. El grupo leridano convierte el escenario de la Damm en una auténtica fiesta de reivindicación africana: desde los ritmos hasta los bailes tradicionales. Un retorno a las raíces que pone la carne de gallina además de un espectador.

Entre el público se puede ver como un chico llora, pero de alegría. Se llama Marcel y es la primera vez que los ha conseguido ver: “Hace tiempo que lo intentaba y siempre pasaba algo”, recuerda, añadiendo que hoy “es el día más feliz de su vida”. De repente, el concierto se convierte en el estreno en exclusiva de la nueva canción que formará parte de su próximo E.P: “Esperamos que os guste”. Este es el mensaje de Kelly al público antes de tocar por primera vez en directo su futuro estreno. Y parece que la canción gusta a los privilegiados que lo han podido escuchar.
El cambio de generación
Una vez ha acabado Koers, el Moll del Envasado ha cambiado de rostro y se ha llenado de caras nuevas bastante más jóvenes. Era el turno de 31 FAM, uno de los grupos que se ha convertido en un auténtico fenómeno del panorama musical catalán. Las melodías africanas del grupo leridano se han sustituido por el autotune de los “niños del barrio”, y el público ha respondido. De hecho, es tan grande el fenómeno en el cual se han convertido que la cola para acceder en la Antigua Fábrica de Damm y escuchar su concierto daba prácticamente la vuelta en la isla de casas. La Júlia es una de estas personas que no ha podido disfrutar de su concierto: “Se tenía que intentar”, comenta con resignación. Hace una hora que hace cola para entrar dentro del espacio, pero no ha habido manera de conseguirlo. “Tenía ganas de verlos, pero está todo a reventar. Es espectacular”, comenta.

La Antigua Damm cierra una jornada intensa y llena de música al ritmo de Gertrudis y más de un millar de personas que quieren seguir disfrutando del día de fiesta.