Quienes están acostumbrados a salir de fiesta por la noche lo saben… Horas de baile y de movimiento, con la comida de la noche ya en los pies, todo es propicio para acabar la noche y empezar la mañana del primer día del año con unos buenos churros, y si se tercia, mojados en un buen chocolate caliente. En la ciudad encontraréis muchas churrerías móviles, ubicadas estratégicamente en puntos de fiesta, pero también establecimientos históricos donde podéis comer sentados. No todos están abiertos de madrugada, pero quizás si descansáis un poco y después decidís salir, los encontraréis abiertos. Os presentamos una pequeña lista con churrerías de Barcelona, pero no quiere decir que sean ni las únicas ni las mejores. Es muy probable que en algún establecimiento de vuestro barrio los sirvan buenísimos, también es una oportunidad de descubrirlo con una paseada de buena mañana. Tened en cuenta que las granjas tradicionales abren a partir de las 7 o las 8 de la mañana, ¡No esperéis la persiana arriba a las 5 de la madrugada!
Churrería J. Arcillas (calle de la Marina, 107): a pie de calle, en el barrio del Fort Pienc, donde se pueden coger los churros o las porras y llevárselo todo a casa. Situado en una zona de discotecas y ocio, es muy concurrido, y lo será más esta nochevieja y el día siguiente. Pero cola y paciencia.
Churrería Laietana (vía Laietana, 46): en el centro de la ciudad está esta churrería. Típica, sencilla y funcional. Ofrece las dos opciones: comer en el interior o llevarte la comida a casa.
Churrería Jessy (Aragón, 370): Se encuentra en un pequeño establecimiento del barrio de la Derecha del Eixample, lo cual contrasta con las largas colas que acostumbra a haber. Al escaparate se pueden encontrar churros solo de azúcar o rellenados de chocolate. También hay otros dulces, como donuts y ensaimadas y las típicas patatas de bolsa de las churrerías.
Churrería Sagrada Familia (plaza Sagrada Familia, 26): A tocar de la emblemática basílica de la Sagrada Familia se puede encontrar la Churrería Sagrada Familia. Aquí se vienen desde los típicos churros, pero también los más elaborados y originales, como los que están rellenados por dentro de Oreo, plátano, piña, con chocolate blanco, recubiertos con chocolate con leche... Ofrece la opción de llevarse los churros a casa o comerlos en el interior del local.
Pretitxol Cafe (calle Petritxol, 11): un clásico entre los barceloneses y los catalanes. No necesita muchas presentaciones, historia y buena calidad, es el lugar ideal para arrancar el año con calma y tranquilidad, aunque hayas salido de fiesta toda la noche. Eso sí, se considera pecado si no mojas los churros en una buena tasa de chocolate caliente.
Churrería-chocolatería Laia (paseo de Fabra y Puig, 146): abre a las 7.30 y es una chocolatería de barrio -Puerta- magnífica.

Churrería San Román (calle del Consejo de Ciento, 211): en el Eixample hay este otro local, que cuenta con página web, donde se explica que la tienda la abrieron la familia San Román en 1969 y que están abiertos cada día de la semana, de 8 h a 14 h y de 17 h a 21 h.
Churrería San Román 2 (en el barrio Gótico, Baños Nuevos, 8): es quizás la churrería más mediática, invadida por centenares de turistas. Y es que aparece en una guía turística coreana, y esto ha creado un auténtico boom. Pero esto no ha afectado a los precios: 6 churros cuestan 2 euros.
Granja Pallaresa Chocolatería Churrería (Petritxol, 11): Se encuentra en el coro de Barcelona, concretamente en la clásica calle de Petritxol, que destaca por la oferta de comercios que ofrecen chocolate caliente. La estética del establecimiento es tradicional, de granja de toda la vida. Además de comida los churros con chocolate caliente, es típico acompañarlos con nata.
Churrería Trebol (calle de Córcega, 341): “Buenos precios, excelente trato, los churros y el chocolate estaba delicioso”. “También venden patatas y buñuelos”. “Los fines de semana trabajan 24 horas”. Estos son algunos de los comentarios de esta churrería de Gracia. Su caso es similar a la churrería de la Sagrada Familia: hay churros clásicos, rellenos por dentro o recubiertos de chocolate por fuera.