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Conjura de siete barrios barceloneses para defender el patrimonio

La Asociación de Vecinos y Vecinas de l’Esquerra de l’Eixample celebró esta semana uno de los actos centrales de la conmemoración de su primer siglo de historia. De la mano de la Vocalía de Patrimonio Histórico y Social de la entidad, se llevó a cabo la clausura de las también primeras jornadas de patrimonio de este distrito de la ciudad, que han consistido en una serie de actividades, coloquios y sesiones informativas realizadas a lo largo de los últimos meses. El acto final tuvo lugar el jueves en un emplazamiento no poco singular: el auditorio subterráneo del renovado edificio Estel, antigua sede de Telefónica que ha renacido después de casi dos décadas degradándose para acoger el nuevo hub de la farmacéutica AstraZeneca. Desde las cinco de la tarde hasta pasadas las ocho de la noche, varios ponentes venidos desde diferentes puntos de la capital catalana compartieron experiencias y problemáticas comunes en la defensa del patrimonio local y trazaron los grandes retos y asignaturas pendientes en la preservación del paisaje histórico barcelonés.

La velada comenzó con un repaso a la trayectoria y última reforma del edificio Estel, así como un resumen tanto de las actividades llevadas a cabo durante estas jornadas como del trabajo realizado desde la creación de la vocalía en la entidad vecinal. Este fue el preludio para la presentación de representantes de los cinco barrios que conforman el Eixample, quienes expusieron algunos de los casos de éxito o actualmente en disputa que tienen en sus territorios. Es el caso del antiguo cine Comèdia, que ha acaparado titulares después de que una modificación del Plan General Metropolitano (PGM) aprobada por el Ayuntamiento dé vía libre al Museo Thyssen para aumentar desmesuradamente la volumetría erigiendo hasta nueve plantas y agotando el techo permitido a pesar de tratarse de un inmueble protegido como Bien Cultural de Interés Local (BCIL). O el de la antigua Unió Cooperatista Barcelonesa, un edificio de 1931 con una historia de gran arraigo en la Nova Esquerra de l’Eixample que hasta hace cuatro años funcionaba como la parroquia de Sant Isidor. Sobre este último recinto habló el presidente de SOS Monuments, Ricardo Vergara, y uno de los miembros de la Plataforma Salvem la Unió Cooperatista Barcelonesa, que reclamó recuperar y restituir los usos de este inmueble como espacio de economía social y solidaria autogestionado, dotando de un techo la actividad tanto de los castellers y de los diablos como de los diferentes esplais y caus de la zona.

Edificio central de la Unió Cooperatista Barcelonesa fotografiado en 1962, cuando lo compró el Arzobispado de Barcelona / ADB, fondo Parroquia Sant Isidor
Edificio central de la Unió Cooperatista Barcelonesa fotografiado en 1962, cuando lo compró el Arzobispado de Barcelona / ADB, fondo Parroquia Sant Isidor

Patrimonio más allá del centro

También participaron como invitados representantes de dos zonas más de la ciudad. Desde el barrio de la Font d’en Fargues, golpeado esta semana por la aprobación del proyecto para instalar una residencia privada para mayores en el pulmón verde conocido como la Selva, denunciaron que el nivel de protección patrimonial parece desvanecerse a medida que nos alejamos del centro y nos acercamos a la periferia. Consideran que en los últimos veinte años se han derribado muchos edificios que, si estuvieran en el corazón de la ciudad, por su antigüedad no habrían ido a tierra y reclaman que se les trate de manera equivalente para no eliminar construcciones que son «testigos de un tiempo y de una forma de vivir».

En nombre de los diferentes barrios del distrito de les Corts, intervinieron Josep Maria Guillumet, Adela Argelet y Joan Hernández. El primero lamentó la tendencia regresiva que vive la protección del patrimonio, que parece estar a merced de una «especulación destructiva amparada con instrumentos legales de planeamiento«. La segunda subrayó las dificultades que tienen las entidades y la ciudadanía para acceder a información como las modificaciones de planes urbanísticos y el difícil curso legal que tienen a su alcance para denunciar malas prácticas. El tercero destacó que, aunque la constitución prevé sanciones penales para la destrucción del patrimonio, esta premisa legal no se está cumpliendo e hizo un llamado a la unión de los diferentes barrios afectados porque «todos tenemos el mismo problema y estamos de acuerdo en que el patrimonio se debe conservar y que no se debe especular«.

Clausura de las primeras jornadas de patrimonio de la Asociación de Vecinos de l'Esquerra de l'Eixample / A.R.
Clausura de las primeras jornadas de patrimonio de la Asociación de Vecinos de l’Esquerra de l’Eixample / A.R.

Una de las intervenciones más esperadas fue la de la presidenta de la demarcación barcelonesa del Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC), Sandra Bestraten. La arquitecta explicó que están trabajando con grupos territoriales por distritos para detectar este patrimonio en riesgo y actuar para preservarlo y puso como ejemplo de éxito la cruzada para evitar la ampliación del Hospital Clínic en la Escuela Industrial. El trabajo de la plataforma Un Nou Clínic És Possible Salvant el Recinte de l’Escola Industrial fue clave para lograr hacer decaer finalmente el proyecto, que seguirá su curso en las pistas deportivas que la Universitat de Barcelona (UB) tiene en la avenida Diagonal.

Vista aérea del recinto de la Escuela Industrial en una imagen de archivo / Eva Guillamet (Diputación de Barcelona)
Vista aérea del recinto de la Escuela Industrial en una imagen de archivo / Eva Guillamet (Diputación de Barcelona)

La paradoja de la memoria y una lucha colectiva

El acto de clausura de las jornadas se cerró con un coloquio que contó con la participación de tres historiadores de renombre como Josep Maria Contel, Xavier Cazeneuve y Rafa Burgos. El debate -moderado por la periodista Anna Utiel– giró en torno a la evolución de la defensa del patrimonio a lo largo de los años, los retos actuales y los grandes problemas que deben afrontar las entidades vecinales. Burgos apuntó que el interés ciudadano por su patrimonio ha venido muchas veces impulsado por las exposiciones universales, los congresos eucarísticos o el Fòrum de las Culturas, eventos que venían acompañados inextricablemente de procesos especulativos. Contel reconoció el papel clave de los centros excursionistas en la documentación y defensa de aquellos elementos históricos de interés de todo el territorio. También lamentó que hasta los ochenta, que es cuando hay un cierto movimiento desde las asociaciones de vecinos, la ciudad no había mostrado ningún tipo de consideración por su patrimonio, sino que la misma sociedad «se lo cargaba». «Cuando en 1994 íbamos al Servicio de Arqueología para pedir la protección de los refugios, nos decían que no les interesaba porque no tenían cien años… Este es el gran problema de recuperar la memoria, muchos nos hemos encontrado solos y, ahora que hay más conciencia y está todo reglado, nos ponen trabas», afirmaba el historiador gracienc.

Josep Contel, participante en la clausura de las primeras jornadas de patrimonio de la Asociación de Vecinos de l'Esquerra de l'Eixample / A.R.
Josep Contel, participante en la clausura de las primeras jornadas de patrimonio de la Asociación de Vecinos de l’Esquerra de l’Eixample / A.R.

Por su parte, Cazeneuve habló del papel de las administraciones, señalando que es una posición «activa, pero cada vez más condicionada» por factores como la falta de presupuestos o la falta de conocimiento histórico de los profesionales. «Tenemos una visión de luces cortas. La administración no da abasto y peca de demasiada tramitación y de falta de conocimiento y convencimiento de que el patrimonio histórico es un valor […] No es que te sientas solo, te sientes menospreciado«, aseguraba. Durante el debate también se introdujo el concepto del paisaje histórico barcelonés, como una forma de entender el patrimonio como un conjunto con su trayectoria y memoria y no solo como un edificio concreto descontextualizado. También se reflexionó sobre la paradoja de conservar establecimientos emblemáticos como meros decorados que terminan ocupados por franquicias, desvirtuando completamente el sentido de la preservación de los locales, y sobre el patrimonio inmaterial, que no parece tener el lugar que le corresponde en parte de la historia de la ciudad. Se habló de la importancia de no perder de vista que, por encima de la pérdida de este patrimonio, ahora el gran problema es la falta de vivienda y la falta de movilización de las generaciones más jóvenes por esta parte de la memoria barcelonesa. «La primera crítica debemos hacérnosla a nosotros mismos. Somos los que somos, pero, lo que más me preocupa, es la media de edad de esta sala», sentenció Cazeneuve.

Rafa Burgos, participante en la clausura de las primeras jornadas de patrimonio de la Asociación de Vecinos de l'Esquerra de l'Eixample / A.R.
Rafa Burgos, participante en la clausura de las primeras jornadas de patrimonio de la Asociación de Vecinos de l’Esquerra de l’Eixample / A.R.

La velada la cerró Alfons Santamaria, organizador de las jornadas y miembro de la Vocalía de Patrimonio Histórico y Social, quien instó a los representantes de los diferentes barrios participantes a continuar trabajando conjuntamente y, si es necesario, hacerlo de la mano de una nueva entidad consultora que cobije este interés por la preservación del patrimonio de la ciudad: «Me gustaría que encontráramos una unión entre todas las entidades que tenemos este interés histórico […] Todos estamos perdidos de una manera u otra. Deberíamos abrir el sistema de encuentros para hacer saber que existimos».

Xavier Cazeneuve, participante en la clausura de las primeras jornadas de patrimonio de la Asociación de Vecinos de l'Esquerra de l'Eixample / A.R.
Xavier Cazeneuve, participante en la clausura de las primeras jornadas de patrimonio de la Asociación de Vecinos de l’Esquerra de l’Eixample / A.R.

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