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Tres décadas de herida abierta en Les Corts por la ronda del Mig

El 20 de septiembre de 1997 se demolía el campo de Sarrià. Hacía justo tres meses que el Real Club Deportivo Espanyol había jugado su último partido y las máquinas rápidamente arrasaban el estadio, generando una fuerte expectación ciudadana y dejando un agujero inmenso en la zona baja de este barrio barcelonés. Medio año después de la demolición, comenzaba a ver la luz el proyecto para reurbanizar la zona, que preveía la construcción de varios bloques de pisos junto con la mejora de la movilidad con el enterramiento de la ronda del General Mitre a la altura de la plaza de Prat de la Riba. El 25 de febrero de 1998 se presentaban unas alegaciones al planeamiento desde el barrio de Les Corts, al otro lado de la Diagonal. Las firmaban cuatro representantes vecinales del momento, uno de los cuales ya fallecido. Pedían al consistorio priorizar la cobertura de otro tramo de esta arteria de la ciudad, que después de esta plaza toma el nombre de Gran Vía de Carles III en la superficie y de ronda del Mig en el subsuelo. En concreto, el que va de la travesera de Les Corts hasta la Diagonal, una «barrera deshumanizadora única en Barcelona» que data de los setenta y fue impulsada bajo el mandato del alcalde Josep Maria de Porcioles.

Casi tres décadas han transcurrido desde aquellas alegaciones. A pesar de que las actuaciones iniciadas a mediados de los noventa para cubrir la ronda del Mig lograron configurar un nuevo paseo verde desde la calle de Sants hasta el Hospital Universitario Dexeus, el último tramo por debajo de la Diagonal, que va hasta la calle de Mejía Lequerica, nunca llegó a completarse. Tampoco lo hizo el trozo de vía ubicado inmediatamente por encima de la Diagonal, de unos 400 metros de longitud y que conecta precisamente con la plaza de Prat de la Riba. En este tiempo, una de las impulsoras del recurso ciudadano de hace ahora 27 años ha fallecido. Aún al pie del cañón, sin embargo, encontramos a otra de las firmantes de las alegaciones como Felisa Marco. Esta vecina de 74 años vive desde 1976 en uno de los bloques de pisos de Mejía Lequerica. «La reclamación hace tiempo que comenzó… Se pudo cubrir con fondos europeos de Sants hacia arriba y quedó pendiente la última parte, que se dijo que se haría poco a poco hasta 2006. Era un momento dulce, pero la cosa quedó aquí y entonces pensamos que nos tendríamos que conformar», recuerda en una conversación con el TOT Barcelona.

Felisa Marco, una de les representants veïnals històriques de les Corts, amb Joan Hernández, portaveu de la Coordinadora de Veïns i Veïnes de Mejía Lequerica / A.R.
Felisa Marco, una de las representantes vecinales históricas de Les Corts, con Joan Hernández, portavoz de la Coordinadora de Vecinos y Vecinas de Mejía Lequerica / A.R.

Los argumentos que se utilizaban en aquellas alegaciones primigenias de 1998 son prácticamente idénticos a los que los vecinos continúan hoy día poniendo sobre la mesa de la administración local: que tener una «autopista urbana» de once carriles en plena ciudad «no tiene sentido» actualmente y que la ronda es una herida que divide barrios en dos además de ser un foco de ruido y contaminación ambiental extraordinario. Esta trayectoria de casi tres décadas de lucha ha hecho que ahora coincidan bajo un mismo paraguas vecinos veteranos como Marco con otros más recientes como Núria Carulla, que lleva 13 años viviendo en uno de los pisos de bajo la Diagonal que dan directamente a la ronda del Mig.

«Soy de Les Corts de toda la vida, mis hijos han nacido y han ido a la escuela aquí. Si me mudé fue porque estaba previsto que se cubriera. Me decidí porque pensaba que en un futuro esto cambiaría», asegura. En lugar de un paseo verde, Carulla ha tenido que ir colocando poco a poco dobles cristales en su casa, actuación que no ha podido cubrir con una subvención porque lo ha hecho progresivamente a medida que podía pagarlo. El efecto que ha tenido esta medida ha sido limitado: «Me despierto por la noche con sobresaltos, algo que antes no pasaba. En verano tampoco quieres tener las ventanas abiertas y buscas alternativas… Pensaba que el Ayuntamiento tenía sensibilidad con la contaminación y que se taparía este agujero. Me siento engañada», lamenta.

Dos barrios unidos y un estudio que no llega

La cruzada ciudadana, sin embargo, hace tiempo que ya no es una cuestión solo de debajo de la Diagonal. Después de la pandemia del coronavirus, un grupo de vecinos del tramo de la ronda ubicado por debajo de la plaza de Prat de la Riba comenzaron a movilizarse para hacer ruido y reclamar la cobertura de esta parte de la vía. Así nació la entidad Millorem Barcelona, que pone el foco no solo en la contaminación, sino también en la difícil movilidad que presenta esta zona, que pertenece al barrio de Pedralbes y que es un punto de paso para los alumnos de muchas de las escuelas e institutos que hay en los alrededores. Este último punto es especialmente relevante si tenemos en cuenta que las aceras laterales de este tramo son muy estrechas -un metro y medio- y los vehículos circulan a velocidad elevada.

«Este es un barrio que cuesta movilizar, pero mucha gente está a favor porque ven que se han hecho intervenciones en el resto de la ronda y que queda este tramo aquí olvidado», apunta una de las impulsoras. A todo esto, se han de sumar las dificultades en la movilidad que también provoca el diseño actual de la plaza de la Reina Maria Cristina, un lugar que se ha convertido -en palabras de los vecinos- en una «gran estación encubierta de autobuses» por donde circulan más de 26 líneas diferentes, sin contar los autocares.

La entrada de esta asociación en el tablero político ha permitido sacudir las piezas y ha actuado de impulso para volver a poner la cobertura de la ronda del Mig en primera línea. De hecho, el consejo plenario del distrito de Les Corts ya aprobó en febrero de 2024 una moción que pedía iniciar los estudios para implementar las obras en la vía barcelonesa. La reclamación al Ayuntamiento salió adelante con los votos a favor de los grupos de Trias per Barcelona -el proponente- Barcelona en Comú, el PP y Vox, y la abstención de los socialistas, así como del grupo de Esquerra Republicana. La propuesta pedía al consistorio iniciar el estudio de viabilidad técnica y económica del proyecto en ese mismo año 2024; incluyendo una partida dedicada a los presupuestos del curso. La primera parte de esta moción ya está completada. BIMSA terminó su estudio el pasado mes de diciembre, pero el ejecutivo apostó por pedir un segundo estudio complementario dirigido por el equipo del arquitecto en jefe del Ayuntamiento, Maria Buhigas. La previsión era que este informe estuviera disponible a más tardar el 28 de abril, un plazo que no se ha cumplido.

L'últim tram que queda per cobrir de la ronda del Mig va del carrer de Mejía Lequerica a la plaça de Prat de la Riba / A.R.
El último tramo que queda por cubrir de la ronda del Mig va de la calle de Mejía Lequerica a la plaza de Prat de la Riba / A.R.

Fuentes municipales consultadas por este medio apuntan que «actualmente se está trabajando en un informe técnico y ambiental de viabilidad que se presentará próximamente y que incluirá también posibles alternativas de mejora del entorno como coberturas parciales para minimizar el impacto actual de la ronda en los alrededores y en los vecinos». Las mismas voces no revelan cuál es el veredicto del estudio de BIMSA ya completado, que es toda una incógnita, ni ponen nueva fecha para la presentación de este segundo análisis de la actuación. En paralelo, los vecinos afectados ya han solicitado formalmente una reunión con el alcalde Jaume Collboni para exponerle la problemática y pedir que se concrete un proyecto para poder avanzar en la definición de un calendario para la cobertura de este último tramo.

Un proyecto viable técnica y económicamente

Una de las voces autorizadas para analizar la viabilidad del soterramiento de la ronda del Mig es Jordi Henrich. Este arquitecto -junto con Olga Tarrasó- fue uno de los autores del proyecto de ordenación y cobertura de esta vía entre las calles de Antoni Campmany y Mejía Laquerica, que se realizó en varias fases entre 1995 y 2003. «Se utilizó un modelo que consiste en un paseo central longitudinal con conexiones transversales para los peatones y con una ampliación de las aceras laterales. La intención era que la ronda tuviera un mínimo impacto e integrar al máximo los diferentes elementos», explica. Solo hay que pasear por esta rambla llena de arbolado para darse cuenta de que la actuación fue todo un éxito y en muchos puntos no parece que por debajo circulen vehículos en cuatro carriles. Para hacerlo, colocaron una losa para cubrir la vía y solo en el tramo más próximo a la Diagonal sí que tuvieron que rebajar el suelo hasta los cinco metros y medio de profundidad para poder hacer continuo el paseo.

Este último supuesto sería el que se debería aplicar en dos de los puntos conflictivos del tramo que queda por cubrir, que es de unos 800 metros en total. A pesar de que estas características del terreno encarecen la intervención, Henrich tiene claro que el proyecto es viable tanto técnica como económicamente y que se debería poder financiar con fondos europeos. Todo ello para configurar una gran rambla que vaya desde la plaza de Prat de la Riba atravesando la Diagonal y hasta Sants. «En su momento ya propuse que se hiciera hasta la Diagonal e hicimos estudios previos. El modelo que utilizamos se puede aplicar en esta parte. Es válido porque no solo resuelve el problema, sino que también permite integrar las entradas y salidas de vehículos y los pasos de peatones», remarca.

L'últim tram que queda per cobrir de la ronda del Mig va del carrer de Mejía Lequerica a la plaça de Prat de la Riba / A.R.
El último tramo que queda por cubrir de la ronda del Mig va de la calle de Mejía Lequerica a la plaza de Prat de la Riba / A.R.

La recreación virtual que hizo el arquitecto hace dos décadas no debe distar mucho del aspecto que presentaba la Gran Vía de las Carles III antes de la apertura de la ronda del Mig. Una foto adjuntada en aquellas alegaciones de 1998 es la prueba. En este espacio de paseo central con arbolado se había llegado a celebrar durante años la fiesta mayor del barrio de Les Corts. «Es cuestión de voluntad. Tapar este agujero irracional ha sido y es un proyecto prioritario para nosotros», sentencia Marco.

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