La reforma de la Meridiana ha abierto una grieta entre el tejido vecinal de la zona y el Ayuntamiento de Barcelona. Varias asociaciones denuncian cierta opacidad por parte del consistorio barcelonés y critican la «carencia de información» que disponen las entidades. Según ha podido saber el TOT Barcelona, la teniente de alcaldía del área de Urbanismo, Transición Ecológica, Servicios Urbanos y Vivienda, Laia Bonet, ha pospuesto en abril la reunión que había programada esta semana con los vecinos. Fuentes municipales consultadas por el TOT alegan «motivos de salud» y remarcan que la idea del ejecutivo es continuar avanzando en la transformación de la Meridiana como «eje cívico de referencia por la ciudad, más amable y con más espacio para el peatón y la movilidad sostenible».
A pesar de todo, las asociaciones vecinales aseguran vivir con «preocupación» las incógnitas que rodean las futuras fases de la reurbanización. En un comunicado conjunto, la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB) y doce entidades más recriminan al gobierno de Jaume Collboni que no haya puesto «hilo a la aguja» a los problemas derivados de las obras ni tampoco a los proyectos inacabados en el mandato anterior. Todas ellas le recuerdan que formaba parte del gobierno de Colau y que, por lo tanto, su compromiso con la mejora de la Meridiana «tendría que ser incuestionable». En el texto, remarcan que el segundo tramo de las obras tendría que haber finalizado «en el mandato pasado» y que, a pesar de disponer de un «estudio técnico de viabilidad» sobre el tercer tramo, el consistorio todavía no los ha presentado «ningún proyecto ejecutivo que lo avale».

Las principales reclamaciones vecinales
La transformación de la Meridiana se hace en tres fases. La primera, de Glorias a Felipe II, ya es una realidad. Las otras dos son más bien una incógnita. El proyecto entre Felipe II y Fabra y Puig (segundo tramo) está hecho y listo para cuando se quiera ejecutar. Por lo tanto, las asociaciones piden en el Ayuntamiento que se comprometa a «licitar y ejecutar» las obras «antes de la finalización de este mandato». Fuentes municipales detallan al TOT que así es, que «el compromiso y la prioridad» del gobierno actual es ejecutar este tramo «durante el presente mandato». Por otro lado, los vecinos remarcan que todavía no hay anteproyecto para el tramo entre Fabra y Puig y el Puente de Sarajevo (tercer tramo), un paso necesario para ejecutar la obra. En este sentido, las entidades quieren que el anteproyecto se culmine con un «proceso participativo» e incorpore las enmiendas vecinales.
A partir de aquí, no hay nada más en marcha. De hecho, una de las principales reivindicaciones de las entidades gira en torno a aquello que todavía no está planificado; el tejido vecinal reclama que el proyecto de la Meridiana vaya más allá del Puente de Sarajevo. Desde la FAVB reconocen que este tramo de la vía es propiedad de la Generalitat y que esto implicaría una negociación previa entre administraciones, pero piden a Collboni que sea «proactivo» y estudie las «propuestas de cubrición» que les han hecho llegar. Sobre este aspecto, desde el Ayuntamiento se limitan a decir que «se abordará la reflexión sobre la continuidad de la reforma» mientras se hacen las obras que ya están presupuestadas.
Eliminar las estaciones de bus «encubiertas»
Más allá de la urbanización, el comunicado hace mención a otros problemas no resueltos en la Meridiana. Desde Sagrera y Navas ponen énfasis en la crisis de los autobuses. Una reclamación recurrente derivada del impacto que generan los buses interurbanos que se paran en la Meridiana. Desde la AVV La Sagrera denuncian que la finalización y el inicio de algunos buses ha convertido esta zona en una «estación interurbana encubierta», lo cual genera problemas de ruido, humos y ocupación del espacio.
Desde el consistorio remarcan que continuarán «analizando el impacto y proponiendo medidas de mitigación, siempre que sean adecuadas, tal como hicimos con la implementación del giro de 180 grados«. En este sentido, los vecinos celebran el giro que entró en vigor el pasado 13 de marzo, pero insisten que es «insuficiente»: «Hay que desplazar finales de línea a la nueva conexión La Sagrera-TAV y derivar parte de la entrada de estos autobuses por otras vías de acceso a la ciudad».




