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Regusto agridulce en una movilización sin precedentes en la Casa Orsola

Querían convertir el caso en un punto de inflexión y así ha sido. El desalojo de Josep Torrent, el primero de los vecinos de la Casa Orsola que ha tenido que enfrentar un lanzamiento, se ha pospuesto por tercera vez gracias a la movilización de cerca de mil personas, que un viernes laboral se han concentrado en las puertas del edificio centenario del Eixample para evitar que pudieran echarlo del piso donde ha vivido las últimas dos décadas. La historia de resistencia de este profesor de instituto de 49 años ha acaparado la atención mediática hasta tal punto que incluso la comitiva judicial -que se ha personado hacia las diez y media en la intersección entre las calles de Calàbria y del Consell de Cent- ha querido dejar constancia en su escrito, donde también precisa que este viernes no se daban las condiciones de seguridad para ejecutar el desalojo, que se ha fijado para la madrugada del próximo martes.

El despliegue sin precedentes que el Sindicat de Llogateres ha realizado desde la tarde del jueves hasta la suspensión temporal conocida pocos minutos antes de las once de la mañana de este viernes ha convertido la Casa Orsola en un plató, un escenario desde donde denunciar los efectos de la grave crisis de alquileres que sufre Barcelona. El resultado de todo esto ha sido una victoria a medias que deja un regusto agridulce entre el colectivo pro-vivienda, pero principalmente entre el círculo más cercano a Torrent, a quien se le ha visto visiblemente abrumado por toda la expectación, sobre todo una vez hecha pública la decisión de aplazar el lanzamiento hasta el martes. De hecho, toda la negociación entre la comitiva judicial, la propiedad y los inquilinos se ha producido frente a las cámaras de los periodistas, solo a una calle del edificio y del grueso de la protesta que se congregaba en las puertas.

«Hoy ha sido un día histórico, hemos ganado. No han podido hacer efectivo el desalojo porque éramos tantos que era imposible. Ahora bien, nos han informado que se vuelve a convocar para la noche del lunes. Quieren echar a Josep de madrugada… Es inaudito y una absoluta vergüenza«, ha asegurado en declaraciones a los medios Carme Arcarazo, portavoz del Sindicato, que ya ha anunciado que convocarán una nueva movilización que arrancará el lunes a las nueve de la noche y se alargará hasta la hora del lanzamiento, previsto para las cinco y media de la madrugada. Arcarazo se ha dirigido a las diferentes administraciones para pedir explicaciones por una forma de actuar de la justicia que ven completamente insólita y ha reivindicado el poder de la presión ciudadana para detener procesos y casos como el de Torrent y el resto de vecinos del bloque afectados. «Lo volveremos a hacer. La Casa Orsola será indesalojable«, ha concluido.

La movilización de este viernes para detener el desalojo de Josep Torrent, vecino de la Casa Orsola / A.R.
La movilización de este viernes para detener el desalojo de Josep Torrent, vecino de la Casa Orsola / A.R.

Primeros pasos de una huelga de alquileres y el encuentro más esperado

La jornada de este viernes ha comenzado con decenas de personas acampando en las puertas del edificio centenario. Desde primera hora de la mañana, la intersección entre Calàbria y el Consell de Cent se ha ido llenando de manifestantes y periodistas, que esperaban con expectación una inminente llegada de los Mossos d’Esquadra. Con el paso de las horas, las esperanzas de detener el desalojo iban en aumento y la tensión acumulada desde el jueves por la tarde comenzaba a liberarse en forma de consignas como Casa Orsola, no estás sola o Ni un euro más, huelga de alquileres. Precisamente, un grupo de inquilinos de los bloques de Vivienda de Protección Oficial de La Caixa, venidos desde Sentmenat (Vallès Occidental), salía al balcón del edificio para apoyar la causa y anunciar que sus bloques ya han iniciado la primera huelga de alquileres de Cataluña del siglo XXI.

Uno de los momentos más emotivos sin duda ha sido el encuentro entre los vecinos de la Casa Orsola y los descendientes de la familia que hace más de un siglo erigió el inmueble para acoger las oficinas de una de las fábricas más importantes de baldosas hidráulicas del Estado, que estaba ubicada en esta manzana de casas. Ferran y Àlex Orsola -bisnieto y tataranieta de Giovanni Orsola, el industrial italiano que fundó la compañía Orsola, Solà i Cia- han querido apoyar la cruzada de los inquilinos, con quienes han podido hablar durante unos minutos en medio del frenesí de esta jornada reivindicativa. Torrent y la tataranieta del promotor del edificio se han fundido en un abrazo que ha servido en cierta manera para cerrar el círculo iniciado con la construcción de la finca en 1913.

Josep Torrent, vecino de la Casa Orsola, con los descendientes de la familia Orsola / A.R.
Josep Torrent, vecino de la Casa Orsola, con los descendientes de la familia Orsola / A.R.

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