Barcelona tiene un edificio inspirado en un rascacielos muy famoso de Nueva York. Se trata del centro comercial l’Illa Diagonal, el primero que existió en la capital catalana, que los arquitectos Manuel de Solà-Morales y Rafael Moneo construyeron como si se tratara de un rascacielos horizontal de más de 300 metros y que si se pusiera en posición vertical se asemejaría al edificio principal del Rockefeller Center de Nueva York si lo pusiéramos acostado.
El proyecto nació de un concurso internacional de ideas -que Solà-Morales y Moneo ganaron- que el Ayuntamiento de Barcelona convocó en 1986 para transformar un espacio con una docena de parcelas en el cual había, entre otras edificaciones, el antiguo hospital de Sant Joan de Déu y la Sala Bikini.
El arquitecto Pol Casellas recordaba el pasado diciembre en un post en Instagram que una manzana del Eixample no llega a los 13.000 m², y en el caso de l’Illa Diagonal se reurbanizaron unos 56.000 m², más de cuatro manzanas del Eixample para usos comerciales, deportivos, escolares y hoteleros, entre otros, tanto privados como públicos.
Un inmueble con volúmenes fragmentados
Con 334 metros de fachada, l’Illa Diagonal se empezó a construir en 1990 y se inauguró tres años después, el 2 de diciembre de 1993. Según la web Arquitectura Catalana.cat, Moneo y Solà-Morales partieron de la «voluntad de respetar la tradicional manzana de casas del Eixample, pero también de asumir el carácter discontinuo de la edificación abierta, propia de la zona». El inmueble «rompe la escala de su dimensión mediante la fragmentación de los volúmenes y por el estudio de las visuales en diagonal, mientras que asegura la unidad a través del carácter repetitivo de las aberturas y de los revestimientos de piedra de la fachada».

La continuación de la calle d’Anglesola por el interior del centro comercial
Por su parte, Casellas subraya en Instagram que en este punto de la ciudad convergen diferentes tejidos urbanos, «manzanas cerradas por la zona de Francesc Macià; edificaciones puntuales, por la parte de la zona universitaria, y el tejido histórico de las Corts». El edificio también supone dar continuidad a la calle d’Anglesola por el interior del centro comercial.
El proyecto de Solà-Morales y Moneo recibió una mención honorífica en los Premis Ciutat de Barcelona de 1994, en la categoría de Arquitectura y Urbanismo, y ganó ese mismo año el Premio FAD de Arquitectura (ex aequo).
Una altura máxima de 60 metros
Según se explica en la web del mismo centro comercial, el edificio tiene alturas de 40 y 60 metros en sus extremos y de unos 30 metros en la parte media. En noviembre de 2006, l’Illa se amplió con 4.000 m² más, 17 nuevos establecimientos y un hotel de 308 habitaciones. El complejo dispone de más de 170 tiendas y restaurantes, dos hoteles, dos escuelas, un polideportivo, una discoteca y sala de conciertos, un centro de convenciones, unos jardines públicos y un aparcamiento subterráneo con capacidad para más de 2.400 vehículos.
Recientemente, se ha completado la construcción de un umbráculo con vegetación de unos 200 metros y nuevos espacios de restauración.