«Ya basta de hacer transformaciones en contra de unos o de algunos. Nosotros haremos transformaciones a favor de todos los vecinos y vecinas del Eixample». Hace año y medio, el ahora alcalde Collboni, entonces candidato socialista en las elecciones del 28M, afirmaba, contundente, que iniciaría un plan para impulsar 30 interiores de manzana en el Eixample en ocho años. En ese momento, esta promesa era la alternativa a las supermanzanas de Colau, una forma «constructiva» de ganar verde «sin molestar a nadie», decía Collboni en campaña. Un año más tarde, el plan de interiores de manzana actualmente vigente solo contempla diez nuevos proyectos, un tercio de los prometidos, y ocho mejoras.
Durante la carrera electoral, Collboni fijó un horizonte de dos mandatos para transformar los 30 espacios del Eixample. En el primero, el plan explicado se amplía a «retales olvidados» de toda la ciudad, un total de 22,3 hectáreas, el equivalente al parque de la Ciutadella. Son 150 millones de euros para revertir zonas «olvidadas». Cifras nada despreciables que tienen en cuenta más allá del Eixample. El plan, presentado en julio, avanzaba la creación de 10 interiores de manzana y la renovación de 8. En rueda de prensa, Collboni negaba que fuera un «replanteamiento» de la idea inicial, pero admitía «la dificultad urbanística» de transformar determinados espacios.

En el verano, cuando se anunció el plan, solo tres de los diez proyectos anunciados tenían un espacio ya definitivo: la manzana Danubi (les Corts), Estoril, 34 (Horta-Guinardó) y la manzana Colorantes (Sant Andreu). Fuentes municipales apuntan al TOT Barcelona que los de Danubi y Estoril están en fase de redacción de proyecto y que Colorantes ya está en obras. La previsión es que este último esté finalizado a mediados de 2025. Estos tres son los que, ya en julio, se encontraban «en un punto avanzado del proceso». Desde el Ayuntamiento se limitan a decir que el resto aún se están «trabajando».
Pasar página a los ejes verdes
Antes de acabar el año, Collboni ha inaugurado la primera fase de la ampliación del tranvía, hasta Verdaguer, un proyecto polémico rescatado por el ejecutivo de Colau y que, por momentos, no generaba mucho entusiasmo en la sede del PSC. Es lo que también ocurre con los ejes verdes –en la forma que los definían los Comuns–, detenidos con la llegada de Collboni. Su ejecutivo no contempla impulsar nuevos y la primera teniente de alcaldía y titular de urbanismo, Laia Bonet, ha liderado medidas de «mejora». El ejecutivo socialista ha invertido 2,5 millones para enmendar las «deficiencias» de la supermanzana del Eixample.
El proyecto de los Comuns en Sant Antoni tampoco se ve ahora con entusiasmo en la planta noble de Sant Jaume. El ejemplo más claro es la ronda de Sant Antoni, que después de tira y afloja, promesas y rectificaciones, se impulsa con algún pequeño retoque. Collboni sí que consolidará la plana mayor de la supermanzana de Sant Antoni, pero también con retoques: la calle de Rocafort, entre la Gran Via y el Paral·lel, no se pacificará como quería Ada Colau.