El movimiento por la vivienda catalán quiere aprovechar la diáspora iniciada con la gran manifestación del pasado noviembre para dar un golpe sobre la mesa. Con el desalojo de la Antiga Massana aún coleando y tras la victoria con el caso de la Casa Orsola, los diferentes sindicatos y entidades del sector han convocado una nueva movilización para el próximo 5 de abril que será de ámbito estatal y que tendrá su epicentro catalán en Barcelona.

La protesta comenzará a las seis de la tarde en la plaza de España, que ha sido el punto escogido para la llegada de las diferentes columnas que se desplazarán desde diferentes puntos del país. Allí tendrá lugar el acto político que cuenta con el apoyo de entidades como el Sindicato de Inquilinas, el Sindicato de Vivienda Socialista de Cataluña o la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), entre otros. Se trata de la primera jornada estatal de movilización que se organiza con el objetivo concreto de denunciar la escala desorbitada de los precios de alquiler y en defensa del derecho a la vivienda.

Entre las reivindicaciones que ponen sobre la mesa las diferentes organizaciones implicadas encontramos la bajada drástica de los precios del alquiler y la apuesta por contratos indefinidos, la recuperación de viviendas vacías o destinadas a la actividad turística o los alquileres de temporada, el asedio a las compras especulativas y el aumento del parque público y la disolución de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb).

Cartel anunciando la manifestación convocada para el próximo 5 de abril
Cartel anunciando la manifestación para acabar el negocio de la vivienda convocada para el próximo 5 de abril y que tendrá su epicentro en Barcelona

Una situación límite que alimenta el fuego de la protesta

La crisis de la vivienda que sufre tanto Barcelona como otros puntos del territorio catalán desembocó el pasado 23 de noviembre en una gran manifestación que colapsó el centro de la capital catalana, desbordando de paso todos los límites que los organizadores habían previsto con cerca de 170.000 personas ocupando las calles, según los impulsores. Las protestas tras el desalojo exprés de la Antiga Massana y la movilización que evitó el primero de los desalojos de la Casa Orsola fueron dos demostraciones más de fuerza de las entidades por la vivienda, que han aprovechado la situación límite que vive el mercado, donde los umbrales de precios continúan al alza a pesar de los intentos -insuficientes para unos, desorientados para otros- de las administraciones del país de ponerles unos topes, para dar un golpe sobre la mesa y reclamar medidas para frenar esta deriva especulativa.

En este contexto, hace dos semanas se celebró en la Nau Roca Umbert de Granollers el  II Congreso de la Vivienda de Cataluña, un punto de encuentro para todas las ramas del movimiento por la vivienda, en busca de un nuevo consenso; nuevas herramientas para abordar una crisis que viene de lejos, pero que nunca había tomado la dimensión actual. Todo esto ha acabado cicatrizando en esta movilización del 5 de abril, que se prevé masiva y que pretende completar este punto de inflexión en el sector de la vivienda.

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa