El gobierno municipal se ha comprometido con la «reforma integral de la Meridiana». Es la gran novedad que el ejecutivo de Jaume Collboni ha transmitido estos días a los vecinos de la zona, asegurándoles que antes de terminar el mandato se redactará el proyecto ejecutivo del tercer tramo, que llega hasta Fabra i Puig, y presentándoles una primera idea del cuarto, que divide Sant Andreu y Nou Barris hasta el puente de Sarajevo. La sorpresa es que el ejecutivo también contempla transformar el tramo de la Meridiana que llega a Vallbona. Toda una sorpresa, celebrada en la calle, que no oculta, en todo caso, el enfado que hay con el diseño definitivo de uno de los tramos anteriores, el de Sagrera, que ignora las quejas vecinales e incorpora dos carriles extra cerca de Garcilaso. Es la consolidación, en definitiva, de la polémica parada de autobuses interurbanos de Sagrera.
El Ayuntamiento reunió la semana pasada a medio centenar de vecinos en el Casal de Gent Gran la Palmera para explicar las líneas maestras del proyecto, que ya ha aprobado BIMSA, la empresa municipal que ejecuta las obras públicas. Una explicación general que no aterrizaba aspectos concretos y que dejó a muchos vecinos con la miel en los labios. Se fueron, eso sí, con el compromiso explícito de Maria Buhigas, arquitecta en jefe del Ayuntamiento, de trasladar las quejas sobre la parada de autobús al área de movilidad, de quien depende la gestión, junto con la Generalitat de Catalunya. También la gerente de Sant Andreu, Maria Gas, adelantó que algunas decisiones pactadas meses atrás, como un segundo cambio de sentido en Meridiana para que los autobuses no den la vuelta por las calles de la Sagrera y el Camp de l’Arpa del Clot, llegarán finalmente «el primer trimestre de 2025».

Los vecinos de la Sagrera insisten en que cada día circulan 1.200 autobuses interurbanos, en lo que consideran, de facto, una estación intermodal. Una «estación encubierta», que le llaman en el barrio. El referente de urbanismo de la Asociación de Vecinos y Vecinas de la Sagrera, Oriol Méndez, describe así el problema: «La estación intermodal siempre ha estado allá abajo en Fabra i Puig, pero no aquí en la Sagrera. Hay momentos en que no puedes pasar, se genera una doble cola al lado del metro; con frío, calor, lluvia también, da igual… Y lo más molesto es que el Ayuntamiento y la Generalitat lo asumen como si fuera la estación de Sants, y no lo es, es una acera pequeña para una situación así, y ni siquiera hay un baño».
En declaraciones a este diario, el activista lamenta que el proyecto final de la Meridiana «nos quite» tres metros de acera para incorporar dos carriles extra que consolidan la parada de autobuses interurbanos. «La Meridiana es un proyecto justificado, muy demandado y reivindicado, una gran noticia, pero tendrá un tramo, lamentablemente, que no será más que un parche», se queja Méndez. Recuerda que, en los primeros planos de la reforma, la Meridiana no incorporaba estos dos carriles, pero los «retrasos» de la estación intermodal de la Sagrera, la real, la que debe acoger el AVE y muchos de estos autobuses en unos años, ha terminado «generando un problema» en la Meridiana. «Tenemos claro que el proyecto está aprobado y que las modificaciones son complejas, que se ejecutará así. Nuestra reivindicación es ahora ver si conseguimos la distribución de los autobuses; que la parada, a pesar de tener más espacio, no sea definitiva», concluye Méndez.

Una cuestión que agrava, en parte, el problema en este punto de Meridiana es el desdoblamiento de algunas líneas de transporte público. El bus E12 hace un recorrido similar al R3 de Rodalies, que conecta Barcelona con Vic. Y el E3 va en paralelo con el R7, aunque el bus se adentra un poco más en la ciudad de Cerdanyola. El secretario de la Plataforma del Transporte Público (PTP), Pol Méndez, remarca que la entidad, firme defensora del bus en Sagrera, tiene una visión «muy europea» que implica «dosificar el bus allí donde ya llega el tren»; «Pero el tren tiene que funcionar. Es cierto que algunos corredores hacen el mismo trayecto, pero la gente los prefiere porque, en Cataluña, Rodalies no va bien», comenta el portavoz de la PTP. Desde la entidad remarcan que una mejora de Rodalies permitiría desviar algunos de estos autobuses a otras zonas del país peor conectadas, pero recuerdan que, por ahora, «cada exprés que llega a Sagrera quita 30 o 40 coches de la carretera». Para 2028, añaden, «se renovarán las concesiones y muchos autobuses, posiblemente, serán eléctricos».
Son argumentos para destensar el conflicto, que va para largo. «No creo que la estación intermodal de la Sagrera solucione el problema, porque no será intermodal. Llegará el AVE, la mitad de líneas de Rodalies, L4 del metro y la L9 y L10 norte. La gente seguirá prefiriendo bajar o esperar en la Meridiana, mucho mejor conectada», argumenta en Pol. Lo que sí cambiará será el espacio donde regularán los autobuses, una operación que seguro se hará en la nueva estación. Y este es uno de los aspectos que más carga a los vecinos de Meridiana. «No se trata de que todos estén 100% satisfechos, sino de mejorar la situación inicial», defiende Méndez.

Aceleración de las obras
En el capítulo de las buenas noticias, el plan de las obras, que se aceleran. La idea inicial era hacer el tramo de Felip II a Fabra i Puig por fases, pero el Ayuntamiento tiene previsto ahora hacerlo de un solo golpe. «No podíamos aceptar cuatro tramos porque serían cinco años de obstáculos», apunta satisfecho Oriol Méndez, que advierte, sin embargo, que al vecindario le preocupa «que no haya buena coordinación» entre las diferentes empresas encargadas de las obras. Sea como sea, la aceleración es una buena noticia para los vecinos; no tanto para los ciclistas, que tendrán que desviarse provisionalmente por la calle de Concepció Arenal mientras duren las obras.
En líneas generales, el Bicicleta Club de Catalunya (BACC) celebra la transformación, que bajará el carril de la acera y protegerá las bicicletas con vegetación, pero advierte que el carril provisional no cuenta con las medidas de seguridad necesarias. El desvío por Concepció Arenal tendrá dos tramos: un primero bidireccional de poco más de dos metros y un segundo que deja un metro para las bicicletas en sentido norte y obliga a compartir espacio con los vehículos al otro lado. El portavoz de la entidad, Eduard Parera, remarca que «hay ejemplos similares, el más claro en la avenida Diagonal, entre Roger de Llúria y el paseo de Gràcia, en el que los vehículos no respetan las bicicletas». Parera pide al Ayuntamiento que revise, por un lado, esta situación, y que «no se cierre en banda» con la provisionalidad. «Después de las obras podemos valorar los resultados y decidir si Concepció Arenal puede pasar a tener un carril bici definitivo», insiste. Dentro del Ayuntamiento, sin embargo, recomiendan al BACC no ser muy optimistas.