La Sagrera podría acoger un nuevo centro de procesamiento de datos. Así se extrae del último convenio de colaboración que han firmado el Ayuntamiento y la Generalitat, donde se comprometen a explorar la posibilidad que se construya este nuevo centro de datos y que se ubicaría justo en el subsuelo de la Sagrera, según ha informado este jueves el mismo Ayuntamiento. Concretamente, este centro se ubicaría a la zona del macropozo de ataque que se hizo para las obras de construcción de las líneas 9 y 10 del metro. Por lo tanto, la infraestructura que albergaría este centro ya está construida y esto abarataría los costes de la operación de manera significativa.
Además, otro punto a favor de la Sagrera es que como la instalación tendría un elevado consumo de energía, pero el Ayuntamiento recuerda que como hay presencia de la Red Districlima en la zona, aportaría un valor añadido para hacer una gestión eficiente de esta energía. Con todo, las dos instituciones se han dado un año de margen para hacer los perceptivos análisis. Por otro lado, las galerías de servicio que ya hay en la zona y la proximidad de la subestación eléctrica de la Sagrera, en la opinión del Ayuntamiento, otros elementos que permitirían simplificar la gestión de la instalación. Además, el consistorio ha valorado que este centro podría jugar un papel relevante en el proyecto de aterrizaje en la zona del Besòs de un cable submarino de telecomunicaciones proveniente del este del Mediterráneo.
Estudios preliminares
Los estudios preliminares que se han hecho para acabar instalando esta infraestructura a la Sagrera muestran que sería uno de los más grandes que hay en la ciudad de Barcelona y, de hecho, de toda Cataluña. De hecho, las pruebas apuntan que lo centro en cuestión podría llegar a tener una dimensión de unos 10.600 metros cuadrados, que estaría dividido en dos plantas y tendría una potencia de entre 12 y 15 megavatios. Alrededor de un 20% de estas instalaciones se reservarían para las mismas administraciones públicas, a razón de aproximadamente un 2% por el Ayuntamiento de Barcelona y el 18% restante para la Generalitat.
Además, como que se ubicaría al subsuelo en una zona que ya está construida, su ubicación sería compatible con otros usos del suelo que ya hay previstos, como por ejemplo un campo de fútbol que se ubicará a la superficie. Además, el Ayuntamiento ha asegurado que su puesta en marcha no supondría ningún retraso en las obras ni los plazos de las diferentes infraestructuras y equipaciones que se tienen que ubicar en la zona.