Se agota el tiempo y, si nada lo cambia a principios de 2026, la antigua estación de mercancías de la Sagrera, propiedad de Adif, será demolida. Se trata de un edificio centenario que no está catalogado. La razón es la construcción de la nueva estación intermodal de la Sagrera y el planeamiento urbanístico que la acompaña, con un gran parque lineal verde que cubrirá las vías, 10.000 viviendas (el 40% de protección oficial), oficinas, hoteles y equipamientos. Lo mismo puede ocurrir con la Nau Bostik, un espacio cultural de gestión comunitaria que en 2025 celebra su décimo aniversario. El próximo martes, en la comisión de Urbanismo del Ayuntamiento, podría dispararse la última bala para intentar salvar estos dos edificios emblemáticos de la Sagrera. ERC plantea una revisión del planeamiento para evitar que sean derribados.
En opinión de la concejal de ERC y presidenta del distrito Sant Andreu, Rosa Suriñach, el planeamiento de esta zona de la Sagrera está «desfasado». Se aprobó hace casi 30 años y no responde a las necesidades actuales del barrio «que desde hace años reclama más espacios para la vida vecinal y para el desarrollo cultural». Por otro lado, tampoco garantiza «preservar un patrimonio que forma parte de la memoria colectiva de Sant Andreu y Barcelona». La Nau Bostik es «un espacio de creación cultural, de dinamización comunitaria y un punto de encuentro del barrio que desde hace años las entidades y desde ERC se pide que sobreviva», argumenta la republicana. Y la antigua estación ferroviaria es un edificio «de gran valor arquitectónico y memorial que, incomprensiblemente, no goza de ninguna protección», subraya Suriñach.

Lo que plantean los republicanos al gobierno de Jaume Collboni es revisar el planeamiento pendiente de ejecutar en el ámbito Sant Andreu–Sagrera, afectado por las obras de la estación y los alrededores, y que lo haga con rigor y transparencia, estableciendo una mesa de trabajo con el vecindario y las entidades para establecer los criterios de revisión. Quieren «un nuevo marco que permita preservar equipamientos como la Nau Bostik y la antigua estación de mercancías, y que sitúe la recuperación del Rec Comtal como una prioridad real«. Para reconocer el patrimonio existente sería necesario modificar el Plan Especial de Protección del Patrimonio Arquitectónico y Catálogo del distrito de Sant Andreu. En la comisión del martes, la proposición de ERC deberá votarse y lo que se decida podría ser determinante para el futuro de estos dos espacios.
El impulsor de la Nau Bostik, el arquitecto y fotógrafo Xavier Basiana, dice que demoler este equipamiento sería un «error» y espera que pueda convertirse en un espacio de creación artística municipal bajo el paraguas del Institut de Cultura de Barcelona (Icub). En opinión de Basiana, la mayoría de partidos municipales están de acuerdo. «El Ayuntamiento no encontrará ningún otro equipamiento cultural tan grande en Barcelona que ya esté en funcionamiento», advierte. No sería el primer caso. Basiana ya impulsó la Nau Ivanow y el Espai 30-Ateneu Sagrerenc -en obras, con la idea de que reabra en un mes-, y ahora ambos espacios son de titularidad municipal.
La estación de la Sagrera aún tardará
En respuesta al TOT Barcelona, la sociedad Barcelona Sagrera Alta Velocitat (BSAV) -de la cual forman parte el Estado, la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona-, expresaron hace unos días la dificultad de salvar la antigua central ferroviaria de mercancías, ya que es el paso previo «para convertir un espacio degradado en un nuevo barrio residencial». Al mismo tiempo, fuentes de Barcelona Sagrera Alta Velocitat remarcaron que la actuación permitirá revitalizar e integrar en la trama urbana un entorno que durante años ha estado marcado por unas infraestructuras ferroviarias obsoletas y barreras físicas. También subrayaron que el edificio está por debajo de la cota definitiva prevista para la urbanización. Una vez completadas las obras de la estación que están en curso, el nivel del acceso actual al edificio quedará tres metros por debajo de la calle Gran de la Sagrera y a siete metros respecto del vial que da acceso a la estación de la Sagrera, lo que supondría que la planta baja y parte de la primera planta quedarían enterradas.
El proyecto de la estación de la Sagrera se inició en 2010, hace 15 años. La obra ferroviaria terminará a finales de 2026, aunque los trenes ya circulan sin detenerse, pero la estación aún tardará en estar lista entre siete y ocho años. La idea es que se licite el próximo año y que la construcción pueda comenzar a lo largo de 2027, con una inversión de unos 350 millones. La totalidad del proyecto costará unos 1.270 millones de euros. Ya en 1993, Basiana, muy vinculado al barrio de la Sagrera, soñaba con la transformación de estos terrenos en un gran parque y encargó una primera propuesta al arquitecto Norman Foster, recuerda en conversación con el TOT.
La estación ferroviaria, un edificio centenario
La terminal que se demolerá es el último inmueble que queda de la antigua estación ferroviaria. Comenzó a construirse en 1918 y entró en servicio en 1922. Impulsada por la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA), bajo la dirección del ingeniero Eduard Maristany, se proyectó para centralizar la salida y llegada de mercancías en una única estación, ya que hasta entonces estaban dispersas por diferentes puntos de la ciudad. Las instalaciones estuvieron en funcionamiento durante siete décadas, y se convirtieron en la estación de mercancías más importante de Barcelona. Dos entidades, Promoció del Transport Públic (PTP) y Terminus (Centre d’Estudis del Transport), han pedido «hacer una evaluación técnica independiente que considere alternativas de preservación y reutilización compatibles con la nueva estación intermodal y el parque lineal».
Al valor histórico que la antigua estación ferroviaria puede tener, se suma ahora el descubrimiento de un refugio de la Guerra Civil en muy buen estado. Se trata de una instalación de la que se desconocía la existencia y que no está incluida en el listado hecho por la Junta de Defensa Pasiva en julio de 1938. El refugio era privado y daba servicio a la estación ferroviaria. Según ha informado el Ayuntamiento, el refugio destaca por su construcción singular, «tipo búnker», y grafitis con las siglas de la CNT y la FAI.

De antigua fábrica a espacio de transformación social y cultural
La Nau Bostik se construyó en 1960. Era una de las fábricas de la empresa estadounidense The Boston Blacking Co, que se dedicaba a la producción de cola para la industria zapatera. La nave funcionó hasta 2006, cuando cerró definitivamente. Propiedad de La Llave de Oro, estaba previsto demoler la nave para construir viviendas, pero Basiana consiguió que se la cedieran mientras el proyecto no avanzaba. El 15 de febrero de 2014, la inmobiliaria entregó las llaves a Basiana. Junto con un grupo de vecinos, transformó el recinto en un lugar abierto a las necesidades vecinales y a toda forma de expresión artística y cultural. Ahora, la nau Bostik se ha convertido en un polo aglutinador de iniciativas de transformación social y quiere convertirse en un equipamiento de ciudad con una mirada y gestión comunitaria que incorpore los valores de la economía social y solidaria.

