El revuelo político provocado por la Casa Orsola trasciende las fronteras barcelonesas. Llega, de hecho, hasta Madrid: el grupo parlamentario de Esquerra Republicana de Catalunya en el Congreso de los Diputados ha registrado este lunes una solicitud para reclamar una comparecencia de la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, para que dé explicaciones sobre la situación que sufren los vecinos de la finca modernista. Según los republicanos, la Moncloa debería aprovechar la resistencia de los inquilinos del inmueble para explicar al legislativo las medidas que han adoptado para «evitar desalojos antisociales y especulativos», como es el caso.
El movimiento de los de Oriol Junqueras ha llegado el mismo día que los vecinos movilizados han conseguido una nueva demora del desalojo del primer vecino acosado de la finca, en Josep Torrent. La nueva fecha del lanzamiento residencial está fijada para el próximo 18 de febrero a las 9.30 de la mañana -al contrario que lo que estaba previsto para esta misma noche, planeado durante las horas de la madrugada-. «El aplazamiento es una evidencia de que la movilización del pasado viernes se repetirá tantas veces como sea necesario», ha avisado el portavoz del Sindicato de Inquilinas Enric Aragonès. De hecho, la entidad esperaba para esta noche una movilización aún más potente, todo un «recordatorio de una ciudad que resiste y se planta ante los abusos». También ha llegado poco después de que el fondo propietario del edificio se haya abierto a venderlo. «Supongo que finalmente acabaré vendiendo la finca y, cuando eso suceda, es posible que se encuentren con un auténtico buitre sin ningún interés en preservar el patrimonio ni en encontrar acuerdos», ha declarado en una misiva Albert Ollé, responsable de la compañía.

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La resistencia de Torrent es solo la primera instancia de una lucha que parece que irá para largo. Se espera que se produzcan otros tres intentos de lanzamiento en el mismo edificio, afectando a inquilinos que ya tienen el contrato vencido, sin posibilidad de renovarlo. En la misma situación se encuentran otras seis familias del inmueble, que terminarán su acuerdo en los próximos años. Según ha alertado Xavier Riu, portavoz de la Asociación de Vecinos de la Izquierda del Eixample, en declaraciones a betevé, la Casa Orsola es solo el caso más mediático de una «mancha de aceite» de especulación inmobiliaria que afecta a todo el centro de la ciudad. Un informe elaborado por la entidad alerta de 44 propiedades verticales adquiridas por fondos de inversión solo en su barrio; mientras que en la Derecha del Eixample se acumulan otros 120 casos. «Acabará en toda la ciudad si no lo detenemos», alertaba Riu.