La Generalitat de Catalunya comprará los cuatro edificios propiedad del Hospital Clínic que quedaron desiertos en la polémica subasta del año pasado. La memoria justificativa y económica de la compra ha sido finalmente favorable y el ejecutivo catalán ha encargado a la Agència de l’Habitatge de Catalunya que inicie los trámites para hacerse con las 57 viviendas que el Clínic quiere deshacerse. La operación ha sido aceptada por unos 11 millones de euros, sin contar impuestos.
El gobierno municipal de Jaume Collboni, que adquirió por la vía del tanteo y retracto la única de las cinco fincas que sí encontró un comprador, se había comprometido con los inquilinos a encontrar una «solución compartida» con la Generalitat para que estos edificios no acabaran en manos de fondos de inversión. El Clínic sacó a subasta los cinco edificios por un precio mínimo de 12,7 millones de euros, lo cual indignó a los vecinos que viven allí y al movimiento de defensa de la vivienda ante el temor de que grandes empresas del sector los compraran para especular.
El Sindicat de Llogateres alertó entonces que unas sesenta personas podrían ser expulsadas, en caso de que las fincas acabaran en manos de este tipo de empresas. La plataforma también criticó que el hospital hiciera uso de estas operaciones para financiarse. «No puede ser que la manera de financiar el Hospital Clínic sea a base de operaciones inmobiliarias que ponen en riesgo que los vecinos puedan seguir viviendo en su casa», criticaron los portavoces. Meses después de la subasta, la consejera de Vivienda, Sílvia Paneque, ha defendido la compra alegando que “estas viviendas pasan a estar protegidas de manera permanente” y remarcando que «da tranquilidad a las familias que viven allí, cumpliendo con los requisitos adecuados de vivienda protegida, ya que no tienen que temer por la pérdida o rescisión del alquiler por posibles adquisiciones de terceros».
Una finca ya la compró el Ayuntamiento
Los lotes que quedaron desiertos y que ahora pasarán a tener precios protegidos son el de Gran Via de les Corts Catalanes, 534 (con un precio de salida de 6,9 millones de euros), el de la calle Sardenya, 361 (2,3 millones), el del pasaje Prunera, 6 (1,5 millones) y el de Vallhonrat, 12 (1,5 millones). Solo la finca de Navas de Tolosa, 339, que se vendió por 460.000 euros, encontró un comprador, pero el Ayuntamiento de Barcelona terminó comprándolo.
Una segunda finca que también encontró comprador dejó finalmente desierta la plaza porque no presentó la documentación necesaria. Una vez cerrado el proceso de la subasta, las administraciones podían optar a comprar todos los edificios. El ejecutivo catalán presume ahora de la operación y remarca que, con operaciones como esta, se amplía el parque público de vivienda y se incrementan los recursos residenciales disponibles en la ciudad de Barcelona.
