El Centro de Vida Comunitaria, un edificio municipal tóxico de Trinitat Vella cerrado desde hace casi tres años, se prepara para reabrir. En conversación con el TOT Barcelona, la concejala del distrito de Sant Andreu, Marta Villanueva, así lo garantiza. La edil socialista, sin embargo, no concreta una fecha. «Se lleva desde el área de recursos». El equipamiento, que costó 6,7 millones de euros, tuvo que clausurarse a finales de enero de 2023, 10 meses después de la inauguración, al detectarse formaldehído, una sustancia tóxica, y que tres personas sufrieran irritaciones, tal como avanzó este medio.
Villanueva ha explicado que el viernes, 12 de diciembre, hay prevista una reunión con las entidades de Trinitat Vella y los grupos municipales en la cual se dará a conocer el estado del edificio y, posiblemente, el calendario de apertura. A preguntas del TOT, la concejala tampoco ha concretado si será antes de que se cumplan los tres años del cierre. De hecho, el reinicio de la actividad en el Centro de Vida Comunitaria ha estado otras veces sobre la mesa y siempre se ha quedado en nada.
La concejala ha destacado que a lo largo de estos casi tres años se ha hecho mucho trabajo para intentar eliminar la presencia del formaldehído, con muchos tratamientos diferentes, desde la ventilación a una pintura experimental. Requerida sobre si el Ayuntamiento ha emprendido alguna acción legal o tenía previsto hacerlo, Villanueva ha respondido que lo había preguntado, y ha dejado entrever que era difícil, ya que todos los materiales utilizados estaban «homologados».
El pasado septiembre, el departamento de riesgos laborales del consistorio elaboraba un informe técnico sobre el equipamiento en el cual se debía concretar “las previsiones de reapertura, el impacto económico derivado del cierre y la valoración del estado actual del edificio”, entre otros puntos.
La sustancia tóxica, vinculada a los derivados de la madera
En octubre de 2023, el Ayuntamiento vinculaba la aparición del formaldehído “con los materiales constructivos del edificio”, en este caso la madera. Pero el ingeniero y responsable de la madera del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC), Jordi Gené, matizaba que más que la madera las causas podían ser los derivados o tratamientos hechos a la madera, como pinturas o barnices.
Críticas de la oposición
A lo largo de estos tres años, diferentes partidos de la oposición, como Junts per Barcelona, ERC y PP, han criticado la gestión. Este otoño, la consejera portavoz de Junts en Sant Andreu, Ximena Gadea, decía que «es un ejemplo triste» pero demasiado habitual de “la gestión deficiente” de este y el anterior gobierno municipal. Cuando el caso salió a la luz, en octubre de 2023, el entonces presidente de ERC en el Ayuntamiento, Ernest Maragall, calificó el cierre de «negligencia». Y posteriormente, la concejala republicana Rosa Suriñach ha mostrado su preocupación porque algunos de los servicios del centro se han cerrado y otros se han reubicado, pero sin la capacidad que tenían en el edificio clausurado. También el presidente del PP en el Ayuntamiento, Daniel Sirera, cargó contra la gestión hecha por el gobierno y calificaba de «ridículo» que el problema no se hubiera resuelto cuando hacía dos años del cierre.
Proyectado por Haz Arquitectura, el equipamiento, situado en la Via Favència con la carretera de Ribes, tiene cuatro plantas de unos 500 metros cuadrados cada una, con una superficie total construida de 2.000 m² más la urbanización de una plaza. El edificio se construyó con materiales sostenibles y no contaminantes y acogía servicios sociales y comunitarios que ahora se están realizando en otros espacios. La construcción fue seleccionada para los premios FAD 2023 y nominada al mejor edificio ArchDaily Awards 2023.
