El Ayuntamiento de Barcelona tiene un edificio público nuevo, que costó unos 6,7 millones de euros, cerrado desde finales de enero de 2023. Se trata del Centre de Vida Comunitària de Trinitat Vella, un inmueble en el que se detectó la presencia de una sustancia tóxica, el formaldehído, tal como adelantó el TOT Barcelona a principios de octubre de 2023. De momento, el formaldehído no se ha logrado eliminar y el equipamiento sigue sin una fecha de apertura. La sustancia está vinculada con los derivados de la madera del inmueble, ya que es el material principal del equipamiento.
El último tratamiento que el Ayuntamiento está utilizando para eliminar el formaldehído es una pintura que absorbe los tóxicos. Fuentes municipales informan al TOT que se sigue con el mismo plan de trabajo. Ya se han terminado de aplicar las medidas correctoras de pintura y ventilación y se está a la espera de hacer nuevas mediciones para saber cuál es el nivel de formaldehído en el edificio. «Si todo va bien se empezará a trabajar en el plan de apertura», subrayan desde el consistorio. A lo largo de estos meses, el Ayuntamiento no ha concretado si ha presentado alguna reclamación o ha iniciado algún proceso judicial contra los responsables de la construcción.
ERC pide explicaciones por escrito
La mayor parte de los grupos de la oposición al gobierno de Jaume Collboni se han mostrado muy críticos con la gestión municipal del caso. Hace pocos días, el 21 de enero pasado, ERC volvió a pedir explicaciones al ejecutivo del PSC a través de un ruego por escrito al que ha tenido acceso este medio. El consejero-portavoz republicano en el distrito de Sant Andreu Carlos Rodríguez Escuredo pregunta por la situación actual del inmueble, los procesos y tratamientos realizados y el calendario previsto en un futuro inmediato, «así como las condiciones y ubicaciones donde se están llevando a cabo los servicios y actividades que se desarrollaban en el Centre de Vida Comunitària».

En declaraciones al TOT, la concejala de ERC, Rosa Suriñach, muestra su preocupación por la pérdida de servicios que los vecinos de la Trinitat Vella sufren debido al cierre del Centre de Vida Comunitària. «Sabemos que algunos de estos servicios se han cerrado y otros han sido reubicados, pero no con los mismos recursos ni capacidades. No despliegan todo lo que se podría ofrecer en una situación de apertura del equipamiento en un barrio que necesita mucho apoyo a la emprendeduría comunitaria. Lamentamos que este proceso se alargue y creemos que si no hay fecha prevista de apertura se debe poner más atención y recursos para recuperar todos los servicios en el barrio», valora. Antes de dejar el Ayuntamiento, a finales de 2023, Ernest Maragall calificó el caso de negligencia y aseguró que se sumaba a una larga lista de errores del gobierno.
La situación, próxima al esperpento, según Junts
Por otro lado, Junts per Barcelona ha exigido al gobierno de Collboni soluciones urgentes y transparencia sobre la situación en la que se encuentra el Centre de Vida Comunitària de Trinitat Vella, cerrado ahora hace dos años por graves deficiencias en su construcción. «Cuando hacía nueve meses de su cierre, desde Junts per Barcelona ya denunciamos desidia, falta de transparencia e incompetencia flagrante por parte del gobierno de Collboni, incapaz de encontrar entonces ninguna solución. Hoy, cuando ya se cumplen dos años del cierre, la situación se mantiene igual, aunque ya aproximándose al esperpento: el Centre de Vida Comunitària sigue clausurado, sin actividad, y el Gobierno socialista desbordado y sin respuestas», subraya el concejal Josep Rius.
Junts considera que equipamientos como el de Trinitat Vella son fundamentales para la cohesión social y el bienestar de los vecinos, ya que ofrecen espacios para actividades culturales, sociales y educativas. «Entidades y colectivos vecinales que debían usarlo han perdido por completo la confianza en el alcalde y su equipo. Es esencial que el gobierno tome medidas concretas para reactivar este espacio y no deje que la situación se alargue más».
Sirera considera «ridículo» que no se haya resuelto el problema en dos años
Las críticas también han llegado desde las filas del PP en el Ayuntamiento. Su presidente Daniel Sirera exige que el gobierno municipal asuma responsabilidades «ante el ridículo de ser incapaz de resolver en dos años las patologías detectadas en el Centre de Vida Comunitària de Trinitat Vella». En opinión de Sirera, el gobierno de Collboni está menospreciando a los vecinos de Trinitat Vella, «privándolos de los servicios sociales previstos en este equipamiento sin más explicación por parte de la concejala, Marta Villanueva, que afirmar que los trabajos para eliminar la sustancia tóxica son lentos».
El presidente municipal del PP también cuestiona cómo se pasó por alto que un edificio que costó 6,7 millones de euros se estaba construyendo con sustancias perjudiciales para la salud de los trabajadores y usuarios y exige al alcalde que tome seriamente este problema y «tome las medidas pertinentes inmediatamente para que los vecinos de Trinitat Vella puedan hacer uso de este equipamiento y de los servicios previstos».

Tres personas sufrieron irritaciones
Proyectado por el despacho de arquitectos Haz Arquitectura, el equipamiento abrió en marzo de 2022. Pero diez meses después tuvo que clausurarse precipitadamente tras detectarse formaldehído y tres personas sufrieron irritaciones, uno de los síntomas que puede producir el contacto con el formaldehído. Eso sí, en casos de larga exposición, y casi siempre vinculado a la manipulación de la sustancia, puede dar lugar a algunos tipos de cáncer.
A lo largo de estos dos años, se han probado diferentes soluciones para intentar recuperar los usos del Centre de Vida Comunitària, de momento sin éxito. El pasado marzo, el gobierno de Collboni dijo en una respuesta al PP que el edificio podría abrir en el otoño de 2024, pero en el plenario del distrito de julio, la concejala de Sant Andreu Marta Villanueva reconoció que era “arriesgado” que el centro abriera en otoño.

Según desveló en su momento el TOT, la presencia del formaldehído «se vincula con los materiales constructivos del edificio«, reconocía el Ayuntamiento en una documentación a la que tuvo acceso este medio. Posteriormente, Jordi Gené, ingeniero y responsable de la madera del Centre de la Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC), opinaba que el motivo de la presencia de formaldehído no era la madera en sí, sino los derivados o tratamientos realizados a la madera u otros elementos, como barnices y pinturas utilizados en la construcción del edificio.
Construido con materiales sostenibles
El equipamiento, situado en la Via Favència con la carretera de Ribes, tiene cuatro plantas de unos 500 metros cuadrados cada una, con una superficie total construida de 2.000 m² más la urbanización de una plaza. El edificio se construyó con materiales sostenibles y no contaminantes y acogía servicios sociales y comunitarios que ahora se están realizando en otros espacios. La construcción fue seleccionada para los premios FAD 2023 y nominada al mejor edificio ArchDaily Awards 2023.