El Ayuntamiento de Barcelona revisará el planeamiento de la Sagrera para evitar el derribo de la Nau Bostik, un equipamiento cultural autogestionado que en 2025 celebra su décimo aniversario. El Plan General Metropolitano (PGM) prevé que sea demolido porque se encuentra en terrenos afectados por las obras de la futura estación intermodal. Pero la voluntad del consistorio es preservar el edificio. No sucederá lo mismo con la antigua estación ferroviaria de mercancías, un inmueble centenario no catalogado. «Técnicamente, no es posible», afirmó la primera teniente de alcaldía, Laia Bonet, durante la comisión de Urbanismo de esta semana.
ERC planteó un cambio de planeamiento en el ámbito de la Sagrera pendiente de ejecutar para conservar la Nau Bostik y la antigua estación y recuperar el Rec Comtal. Según la concejala republicana Rosa Suriñach, el planeamiento está «desfasado». La propuesta se aprobó con los votos a favor de ERC, Junts per Barcelona y Barcelona en Comú. El gobierno de Jaume Collboni y el PP se abstuvieron, y Vox se posicionó en contra. El PSC se abstuvo porque ERC no quiso transaccionar el caso de la antigua estación de mercancías.
El gobierno de Collboni ya trabaja en un cambio de planeamiento
El ejecutivo socialista aseguró que ya trabaja en un cambio de planeamiento en la Sagrera, con una Modificación del Plan General Metropolitano (MPGM), para preservar los elementos que forman parte de la memoria del barrio. La intención es presentar «una propuesta sólida» durante los próximos meses a los vecinos y que la MPGM se pueda aprobar a lo largo del primer semestre de 2026. Tal como detalló Bonet, se tendrán en cuenta elementos urbanísticos, patrimoniales y de equipamientos, entre otros aspectos.
En la redacción del nuevo texto, no está previsto que se derribe la Nau Bostik, afirmó Bonet. De hecho, planteará un plan especial de mejora urbana para analizar la volumetría del edificio, sus usos y el costo de las naves que se puedan preservar.
La historia de la Nau Bostik
La Nau Bostik se construyó en 1960. Era una de las fábricas de la empresa estadounidense The Boston Blacking Co, dedicada a la producción de cola para la industria del calzado. La nave funcionó hasta 2006, cuando cerró definitivamente. Propiedad de la inmobiliaria la Llave de Oro, se quería demoler para construir viviendas, pero su impulsor, el arquitecto y fotógrafo, Xavier Basiana, logró que se la cedieran mientras el proyecto no avanzaba.
El 15 de febrero de 2014, la inmobiliaria entregó las llaves a Basiana. Junto con un grupo de vecinos, transformó el recinto en un lugar abierto a las necesidades vecinales y a toda forma de expresión artística y cultural. Ahora, la Nau Bostik se ha convertido en un polo aglutinador de iniciativas de transformación social y quiere convertirse en un equipamiento de ciudad con una mirada y gestión comunitaria que incorpore los valores de la economía social y solidaria.
No estará bajo el paraguas del Icub
Además de la Nau Bostik, Basiana recuperó, también en la Sagrera, la Nau Ivanow y l’Espai 30, dos espacios culturales que ahora son de titularidad municipal. Este medio ha preguntado al Instituto de Cultura de Barcelona (Icub) si la Nau Bostik se convertirá en una fábrica de creación del Icub o estará bajo su paraguas, pero las fuentes de prensa consultadas respondieron que no está previsto.
En declaraciones al TOT, Basiana dijo hace unos días que derribar este equipamiento sería un “error” y que esperaba que pudiera convertirse en un espacio de creación artística municipal. “El Ayuntamiento no encontrará ningún otro equipamiento cultural tan grande en Barcelona que ya esté en funcionamiento”.
En todo este proceso queda por aclarar cómo se compensará a la Llave de Oro, propietaria de la nave, si es el caso, ya que en el solar deben construirse viviendas. Antes de las elecciones de mayo de 2023, el gobierno de Ada Colau ya planteó un Plan de Mejora Urbana (PMU) para salvar la Nau Bostik, que preveía trasladar los 30 pisos que la inmobiliaria debía construir en el solar del equipamiento a otros puntos de la Sagrera, aumentando la edificabilidad en tres edificios de viviendas previstos en la transformación urbanística proyectada alrededor de la nueva estación. Una propuesta que los responsables de la sala vieron con buenos ojos, pero que entidades vecinales de la Sagrera rechazaron porque conllevaría la construcción de tres rascacielos en el barrio.
La antigua estación de mercancías se demolera
En las últimas semanas, entidades de la Sagrera y del sector ferroviario y partidos políticos, como Junts y Barcelona en Comú, han solicitado indultar la antigua estación ferroviaria de mercancías, construida entre los años 1918 y 1922. Pero no será posible. «Es inviable». Bonet recordó a la comisión que el derribo está previsto desde 2007 y su mantenimiento es «incompatible» con las obras estructurales de la futura estación, con los accesos a los aparcamientos y a los nuevos viales de transporte. Al mismo tiempo, preservarla también afectaría el desarrollo de cerca de 200 viviendas y conservarla dejaría la cota de la nueva estación entre tres y siete metros por debajo de la cota real del ámbito.
