El ejecutivo de Jaume Collboni ha decidido cómo será su política urbanística de Barcelona. El alcalde insiste que hay que incorporar verde bajo el concepto de «urbanismo climático», que hace referencia a la transformación urbana de la ciudad «teniendo en cuenta la salud de las personas y la ciudad». La prioridad del PSC es recuperar «espacios olvidados» entre edificios, interiores de isla, solares o plazas. Así se estipula en el Programa de Espacios de Proximidad e interiores (PEPI), presentado este miércoles en el marco del Plan Clima. El objetivo, dice el consistorio, es aumentar «la calidad del espacio público» de determinadas zonas «en desuso» mediante políticas «que no sean provisionales».
El consistorio actuará en 71 solares de la ciudad, que dotarán de verde un total 22,3 hectáreas, el equivalente al espacio entero del parque de la Ciutadella, según el alcalde. Las actuaciones en el suelo son el epicentro de un proyecto que también «hace valer» las paredes medianeras y las cubiertas. El plan contempla la reurbanización de 60 paredes y 10 cubiertas de centros de educación infantil. Todo ello supone, según el cálculo del Ayuntamiento, 357 actuaciones y una inversión de 150,33 millones de euros en cuatro años.
Recuperar «retales» perdidos
El epicentro de la nueva urbanización es la recuperación de los «retales» que están perdidos por la ciudad, como por ejemplo esquinas, espacios abandonados o los famosos interiores de isla. La primera teniente de alcaldía y responsable de Urbanismo, Laia Bonet, los describe como espacios «que ni nos damos cuenta de que están allí». En este sentido, el ejecutivo de Collboni actuará a lo largo de este mandato en 18 interiores de isla –en campaña prometió hacer 30 en dos años en el Eixample–, de los cuales 10 serán nuevos y 8 se «dignificarán». El Ayuntamiento, que ha avanzado la transformación de tres interiores nuevos a Horta, el Guinardó y Sant Andreu, y la mejora de tres más en el Eixample, mantiene que todavía se están negociando qué otros espacios se reurbanizarán.
Preguntado por la promesa electoral de hacer 30 interiores de isla a la trama Cerdá, Collboni niega que haya «repensado» su apuesta, si no que ha decidido «incorporar» nuevas zonas de otros barrios. El alcalde admite, en todo caso, lo «la dificultad urbanística» de transformar determinados espacios. El eje Besòs de la ciudad es el que sale más beneficiado, con una cincuentena de actuaciones en Sant Andreu, Nou Barris y Sant Martín. En el Eixample se prevén 33 actuaciones, unas 37 más serán a Sants-Montjuïc y 27 más en Ciutat Vella. Les Corts y Sarrià-Sant Gervasi son los distritos con menos intervenciones, 23 en cada uno de ellos.


Un plan compatible con las supermanzanas
El ejecutivo socialista defiende que el programa nace con vocación de alargarse en el tiempo y remarca que Barcelona tiene 100 hectáreas de suelo pendientes de transformar. Esto no quiere decir que solo se pueda intervenir estos espacios, sino que este es el volumen de suelo que ya cuenta con categoría urbanística de ‘eje verde’ y, por lo tanto, son zonas que ya podrían empezar a urbanizarse.
Collboni hace punto y seguido a las políticas de ejes verdes de Ada Colau, sin ganas de polemizar y remarcando que el nuevo plan «no contradice las políticas de anteriores gobiernos» ni tampoco supone una «enmienda» a las supermanzanas de los Comunes. «Barcelona es una ciudad pionera en pacificar calles desde la primera etapa de la democracia. Vamos en esta línea, la de hacer la ciudad más amable y más verde. Con varias actuaciones y con vocación de permanencia, cambiando espacios ya maduros para que sean confortables», ha cerrado el debate Collboni.