Medio centenar de personas se han reunido desde las diez de la mañana de este lunes en las puertas del número 192 de la calle de Sants. Josefa Viu enfrenta hoy la tercera fecha de desalojo. Tiene 80 años y lleva al menos una década viviendo de alquiler en el barrio. A pesar de haber cotizado durante 45 años, no encuentra ninguna alternativa que pueda pagar con su pensión. Aquí pueden leer la crónica de su desalojo por parte de los Mossos d’Esquadra.
Después de dos intentos de desalojo detenidos, los Mossos d’Esquadra están ejecutando el desalojo de Pepi -como se la conoce en el barrio- este lunes con un fuerte despliegue que ha obligado a cortar la calle de Sants. Esta mujer tendrá que abandonar la que ha sido su casa desde finales de junio de 2014. La muerte de la propietaria de la vivienda a principios de 2023 precipitó que los herederos quisieran poner el piso a la venta. Desde entonces, ha intentado sin éxito encontrar una vivienda. Su límite está alrededor de los 800 euros, pero todo lo que ha visto hasta ahora no baja de 1.000.
Hace justo una semana, la movilización ciudadana tras la convocatoria del Grupo de Vivienda de Sants, que logró reunir a un centenar de personas, sumada a la falta de efectivos policiales disponibles, consiguió forzar el aplazamiento de la fecha hasta este lunes. Resignada a tener que abandonar su casa, Pepi ya hace unos días que está instalada en un hostal que le ofrecieron temporalmente los servicios sociales municipales mientras termina de empaquetar y llevarse sus cosas a un guardamuebles.
Efectos de la presión gentrificadora
El caso de esta octogenaria no es el primero ni mucho menos de estas características que llega a manos del Grupo de Vivienda de Sants. La entidad ya hace unos años que está notando los efectos de la gentrificación en esta zona de la ciudad, sobre todo en cuanto a los “precios inasumibles” y al crecimiento exponencial de los alquileres de temporada.
