El desalojo relámpago de la Antiga Massana esta mañana ha sido una verdadera carta de presentación de la política con las ocupaciones del gobierno de Jaume Collboni. Así lo ha reafirmado el teniente de alcalde de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, quien ha asegurado que la actuación para «recuperar» el edificio del Raval ocupado desde 2020 está «plenamente blindada» desde el punto de vista jurídico y ha advertido que no permitirán más «usurpaciones de espacios públicos».

«No permitiremos que haya más ocupaciones ni actuaciones como las que han motivado la intervención que hoy se ha realizado», ha remarcado Batlle, quien ha expresado la voluntad del gobierno municipal «de acabar ahora y en el futuro con cualquier dinámica ilegal» de este tipo. El teniente de alcalde de Seguridad ha confirmado que en las próximas semanas anunciarán las actuaciones previstas tanto a medio como a largo plazo para la reforma de los espacios.

Incidentes después del desalojo

Hay que recordar que la Antiga Massana llevaba casi cinco años ocupada y servía para usos comunitarios del barrio. Las diversas entidades implicadas llevaban tiempo reclamando abrir una negociación con el Ayuntamiento para que les cediera el espacio, pero el gobierno municipal se había negado. De hecho, el consistorio ya intentó desalojar el inmueble a mediados de octubre con un requerimiento administrativo, pero la «resistencia pacífica» de los ocupantes lo impidió. Este martes por la mañana, sin embargo, el operativo relámpago ha permitido recuperar el edificio, encendiendo las antorchas de buena parte del tejido asociativo del Raval, que ha hecho un llamado para protestar contra el desalojo.

Agentes de la unidad de antidisturbios de la Guardia Urbana han golpeado con las porras a varios manifestantes que estaban concentrados alrededor de la plaza de la Gardunya, que estaba blindada por un amplio dispositivo policial para evitar incidentes durante el operativo. Decenas de personas que protestaban frente a la línea policial situada en la calle Jerusalem, uno de los accesos a la plaza Gardunya, comenzaron a forcejear con los agentes, quienes los hicieron retroceder a golpes de porra. Cabe decir que Batlle estuvo presente en el desalojo e incluso se le vio en el interior del edificio, un hecho inusual que demuestra la importancia que el gobierno municipal daba al operativo, que se produjo pocos días antes del desalojo de la Casa Orsola, en el barrio de la Nova Esquerra de l’Eixample (Eixample).

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