El Ayuntamiento de Barcelona ha puesto en marcha la maquinaria burocrática para unir Nou Barris y Sant Andreu por la avenida Meridiana, que está en plena transformación. El consistorio ha licitado la redacción del anteproyecto que permitirá definir la nueva configuración de la avenida entre el paseo de Fabra i Puig y la calle de Peñíscola, cerca del Puente de Sarajevo. El proyecto también servirá para encontrar la solución urbanística más adecuada para salvar los desniveles existentes entre los barrios de Porta, la Prosperitat y la Trinitat Nova en el lado de Nou Barris con los de Sant Andreu de Palomar y la Trinitat Vella. También se deben definir detalles como la distribución del verde y del mobiliario urbano y el alumbrado.
El tramo sobre el cual se debe actuar consta de unos 2,5 kilómetros a nivel del distrito de Nou Barris, que corresponde al tramo 3 de las obras de transformación de la Meridiana. El anteproyecto estará listo en un año y medio, hacia la primavera de 2027, y posteriormente todavía se deberán redactar los proyectos ejecutivos y la licitación de las obras. En paralelo, el Ayuntamiento quiere trabajar en los estudios previos del último tramo de la transformación, la fase 4, entre el puente de Sarajevo y la calle de la Piedra, más allá del puente de Torrebaró.
Una fractura urbana entre dos distritos
El principal reto que supone el tramo 3 es que presenta diferentes secciones con diferentes configuraciones que hay que tener en cuenta a la hora de definir su reurbanización. Así, en sentido entrada a Barcelona hay entre tres y seis carriles de circulación, según el tramo, un carril de bus de alto rendimiento en el carril izquierdo que conecta directamente el carril BUS-VAO y un segundo carril bus en el carril derecho para el servicio urbano que tiene paradas a partir de Río de Janeiro. Al mismo tiempo, hay tramos de calzada lateral para conectar con Via Favència, Río de Janeiro Fabra i Puig. En sentido salida de la ciudad, la calzada central tiene entre tres y cuatro carriles para el tráfico general, además de un carril bus, mientras que los autobuses urbanos y el tráfico local deben circular por el lateral en algunos tramos, donde también hay un doble cordón de servicios.
La calzada lateral queda deprimida respecto a la central y está separada por un muro que actúa como barrera de separación entre los barrios situados a ambos lados de la avenida y dificulta la accesibilidad y la transversalidad del eje. Así, el proyecto deberá proponer la configuración definitiva de la avenida, salvando esta cicatriz urbana y al mismo tiempo dar continuidad a la transformación que se está ejecutando actualmente y a las vías del corredor de acceso/salida de la ciudad, incluidos el transporte público y el carril bici. Durante el mes de enero se hará una sesión con las entidades vecinales de la zona para explicar la licitación, que busca reducir el número de carriles para dar más espacio al verde y plantar de nuevo arbolado, así como mejorar de manera notable el cruce de la avenida para conectar mejor los barrios que la rodean.
