El Ayuntamiento de Barcelona asienta las bases para consolidar el urbanismo táctico de Sant Antoni. El ejecutivo de Jaume Collboni adjudicará «las próximas semanas» la redacción de los anteproyectos para «estructurar y hacer definitiva» la urbanización de las calles de Conde Borrell, Parlamento y la plaza que las une. Una decisión que llega semanas después de que el mismo Collboni haya descartado seguir el modelo de Ada Colau porque no permite, dice el alcalde, «reproducir el modelo en toda la ciudad». Aun así, el ejecutivo socialista sigue ahora la estrella de los Comuns en Sant Antoni –el anterior ejecutivo ya tenía previsto transformar el urbanismo táctico en 2024–, a pesar de que la primera teniente de alcaldía y responsable de Urbanismo, Laia Bonet, matiza que los proyectos ganadores tendrán que incorporar a sus esquemas definitivos los «aprendizajes que no han acabado de funcionar en los ejes verdes».
Bonet insiste en las «deficiencias» de los ejes verdes de Colau, las cuales, eso sí, reduce a determinados «materiales» o al «diseño» de la urbanización; una cuestión más de forma que de fondo. «Cuando todo tiene la misma estética, porque todo es homogéneo, genera más problemas. En cambio, si haces un diseño pensando en cada uno de los usos –identificando la carga y descarga, por donde pasan las personas, las bicis y las zonas de estancia– seguramente estos usos conviven mejor», ha apuntado la regidora de Urbanismo ante la insistencia de los periodistas. La reforma incluirá un ámbito de 13.400 m², costará unos 8 millones de euros y acabará el 2026.
Según el ejecutivo socialista, el nuevo eje verde tendrá que incorporar tres criterios. El primero, ya explicado, responde a la necesidad de «resolver las carencias detectadas». El segundo, a la necesidad de «garantizar la flexibilidad y convivencia» del espacio verde. Y lo tercero, «imprescindible» para Bonet, implica mejorar «los criterios de accesibilidad» en la zona. La responsable de urbanismo del Gobierno Collboni insiste que los proyectos ganadores no han diseñado la reforma definitiva, sino más bien un «punto de partida», y que próximamente tendrán que incorporar cambios que resuelvan las carencias detectadas en otras zonas.

Aprender del histórico de las urbanizaciones
Laia Bonet ha pedido «aprender» de los aspectos que «no han funcionado hasta ahora». No solo refiriéndose a los ejes verdes implantados durante el mandato de Ada Colau, sino también en «el histórico» de las transformaciones. «Nunca empiezan con una página en blanco. El que estamos diciendo es que las pacificaciones tienen que poder incorporar los aprendizajes del que no ha funcionado, por no repetir los mismos errores», insiste la regidora.
En este sentido, Bonet también ha sacado importancia a las tres querellas que piden tumbar algunos ejes verdes del Eixample, presentada por la asociación Unión de Ejes Comerciales Turísticos Barcelona Abierta. Según los magistrados, el consistorio tendría que haber modificado el Plan General Metropolitano (PGM) y no lo hizo. El Ayuntamiento ya ha presentado recurso al Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y Bonet mantiene que aprovecharán estos casos para «leer bien los aprendizajes». Eso sí, si hace unos días Collboni admitía cierta «debilidad jurídica» de los ejes verdes de Colau, ahora Laia Bonet ha recordado que «hace décadas que se hacen pacificaciones en Barcelona y nunca se había exigido hacer una modificación del PGM».


