Al menos medio millar de personas, incluidos un centenar de menores, viven en asentamientos de chabolas o en locales ocupados, según ha avanzado Catalunya Ràdio a partir de datos oficiales del Ayuntamiento de Barcelona. En concreto, los servicios sociales municipales tienen censadas 507 personas, de las cuales 236 viven en situación de vulnerabilidad en asentamientos y 271 lo hacen en locales ocupados. En total, en los registros municipales constan 62 asentamientos en solares o naves abandonadas y 57 locales ocupados.

Diversas entidades sociales denuncian que las cifras reales son mucho más elevadas porque mucha gente que vive en infraviviendas está fuera del radar municipal. Las cifras del Ayuntamiento provienen del Servicio de Intervención Social de Familias con Menores (Sisfam), el Servicio de Atención Social al Sinhogarismo en el Espacio Público (SAssep) y el Servicio de Detección e Intervención con niños, adolescentes y jóvenes migrantes (SDI). Fuentes municipales aseguran que tanto el chabolismo como la ocupación de locales van a la baja, pero las entidades lo cuestionan.

Dificultad para obtener datos fiables de infravivienda

El coordinador de la Fundación Amics del Moviment Quart Món, David Espinós, explica a la radio pública que el Ayuntamiento solo contabiliza las personas que viven en locales donde hay algún tipo de actividad económica sumergida, como la recogida de chatarra. “Sabemos que hay muchos locales en la ciudad donde no hay economía informal. Solo dando una vuelta alrededor de nuestra sede lo podemos comprobar”, denuncia Espinós. “Hay personas que no forman parte de ningún recuento y hasta que no se tengan en cuenta todas las tipologías de infravivienda, las cifras no reflejarán la realidad”.

Imagen del interior de una nave ocupada / ACN

Una realidad que también ha comprobado el Sindicato de Vivienda del Besòs y la Verneda (Sant Martí). “Aquí hay muchos locales que bajaron la persiana con la crisis de 2008 y no la han vuelto a abrir”, explica Paula Gómez, una de las representantes del sindicato. “Al final hay familias que no tienen dónde vivir y acaban entrando en estos locales por falta de alternativa”, lamenta. En el caso de la Verneda, es un barrio donde van a parar muchas personas “expulsadas a la periferia” por los elevados precios del alquiler.

El investigador del Instituto Metròpoli, Albert Sales, asegura que obtener datos fiables sobre el chabolismo y la ocupación de locales es “difícil, pero no imposible” y propone que la recogida de datos se encargue a “equipos de investigación que no tengan como objetivo hacer intervención social directa”. El Ayuntamiento reconoce que puede haber parte de las personas que viven en infraviviendas que escapan al radar municipal porque hay “mucha movilidad” y defiende que la recogida de datos busca más obtener una “tendencia” que una radiografía “de detalle”.

El chabolismo: ¿un fenómeno a la baja?

A finales de 2023, el Ayuntamiento de Barcelona tenía contabilizadas 645 personas que vivían en condiciones de chabolismo o locales ocupados, de las cuales 155 eran menores de edad. Las cifras municipales ponen en el mismo saco a personas que viven en chabolas, en naves industriales abandonadas o locales comerciales en planta baja. Los datos eran muy similares a los de 2022, cuando había 663 personas censadas, y bastante más bajas que el 2021, cuando había 865, de las cuales 209 eran menores.

Entonces las entidades ya denunciaban que el chabolismo es una situación difícil de cuantificar por la gran movilidad de las personas afectadas, que a menudo deben mudarse por la presión policial y la falta de seguridad de los espacios donde viven. «Seguramente eso es lo que está pasando, porque no tenemos alternativas habitacionales ni en Barcelona ni en el resto de municipios”, explicaban desde Amics del Moviment Quart Món. Mucha gente que vive en chabolas y locales ocupados queda fuera de la mesa de emergencia habitacional y, por tanto, no tienen posibilidad de ser realojadas.

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