El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha asegurado que el Ayuntamiento estudiará comprar la Casa Orsola a través de la fórmula del tanteo y retracto si finalmente se concreta la venta del edificio. En una atención a los medios durante la presentación del congreso audiovisual ISE en la Fira, Collboni ha pedido dar “tiempo y confiar en la mediación” del síndic de greuges, que actuará como enlace entre los vecinos y la propiedad. Tal como adelantó TOT Barcelona, el Ayuntamiento ya descartó en 2021 la compra del edificio por seis millones de euros, tres por debajo del precio de mercado, a los que se debía sumar medio millón más en rehabilitaciones. Incluso se llegó a realizar una inspección del edificio.
En aquel momento, Ada Colau era la alcaldesa de la ciudad, Jaume Collboni el primer teniente de alcaldía y Janet Sanz era teniente de alcaldía de Urbanismo y el área de Vivienda estaba en manos de los Comunes. Collboni ha explicado que, una vez el síndic de greuges haya propuesto alternativas al desalojo, el Ayuntamiento valorará todas las opciones, incluida la compra mediante tanteo y retracto, para encontrar la “mejor solución para los inquilinos que ahora viven allí”. El consejero de Presidencia, Albert Dalmau, ha pedido que no haya “ruido” alrededor de las conversaciones de mediación del síndic para facilitar una salida pactada al conflicto.

Los vecinos niegan que haya negociación
Los vecinos de la Casa Orsola y el Sindicato de Inquilinas han negado rotundamente que haya alguna negociación en marcha y han acusado a Collboni de querer hacerse “el héroe” e intentar capitalizar los resultados de la lucha colectiva del movimiento de defensa de la vivienda, que ha logrado aplazar dos veces el desalojo de un vecino del edificio. “Hoy hemos oído en las noticias que parece que hay una especie de negociación y quisiéramos desmentirlo”, espetó este lunes por la noche la portavoz del sindicato, Carme Arcarazo. Lo que ha dicho Collboni de que hay negociación y mediación en Casa Orsola ahora mismo es falso. Ni los vecinos ni el sindicato hemos recibido ninguna comunicación. Entendemos que una negociación no puede tener lugar a espaldas de los vecinos y el sindicato que ha liderado el conflicto”.
El fondo propietario de la Casa Orsola ha abierto la puerta a vender el edificio por las dificultades que está encontrando para negociar con los vecinos. El edificio del Eixample se ha convertido en un icono de los movimientos sociales de Barcelona y en las dos últimas convocatorias ha reunido a más de 1.000 personas dispuestas a detener el desalojo. Por eso la comitiva judicial ha decidido aplazarlo hasta el 18 de febrero, una decisión que da tiempo, por un lado, a buscar una salida pactada al conflicto y, por otro, también ayudará a calmar los ánimos y reducir la tensión creada tras el desalojo forzoso de la Antiga Massana, en el Raval (Ciutat Vella).