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Un invierno de cuento en el Pirineo leridano 

Las comarcas de Lleida en invierno son un destino privilegiado para los amantes del deporte, la naturaleza y el turismo sostenible. Se trata de un terreno de juego ideal para vivir una gran variedad de experiencias únicas. En el Pirineo, la suma de las once estaciones de montaña y esquí —con pistas en las modalidades de alpino y nórdico— que se encuentran en el corazón de los valles del territorio convierten la demarcación en un destino turístico de referencia durante los meses fríos del año, con una oferta donde también caben otros aspectos atractivos como la gastronomía, la cultura y el paisaje.

Pasión por la nieve

Lleida es sinónimo de pasión por la nieve. Ya sea mediante la práctica del esquí alpino, el esquí nórdico, el freeride, el snowboard, el esquí de travesía o las raquetas de nieve, el territorio ha sabido aprovechar sus recursos naturales, configurando una experiencia invernal completa y variada que es ideal tanto para los amantes de la aventura como para quienes buscan un entorno relajante y donde parece que el tiempo se ha detenido. El sector de los deportes de invierno ha hecho en los últimos años una firme apuesta por el desarrollo sostenible, con el objetivo de preservar el entorno en el que lleva a cabo su actividad minimizando su huella ambiental. Aplica, así, medidas de descarbonización y una mejor gestión del agua, acompañándolo con acciones de valoración, preservación y promoción de su capital natural. En este sentido, las estaciones de esquí y montaña del Pirineo de Lleida no son únicamente un refugio salvaje para los amantes del aire libre, sino también un motor económico de los valles de montaña.

Coll de Caldes / Foto: Jordi Rulló / Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida
Coll de Caldes / Foto: Jordi Rulló / Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida

Baqueira, entre la Val d’Aran y el Pallars Sobirà

La cantidad y la calidad de nieve de las montañas de la estación Baqueira Beret, entre la Val d’Aran y el Pallars Sobirà, la han convertido en un referente estatal y europeo en todos los deportes de invierno, con el esquí alpino a la cabeza. En el invierno en que la estación cumple sesenta años de historia, se erige en un oasis de nieve para quienes buscan perderse en la inmensidad. En este sentido, la estación trabaja para situarse cada vez más en el mapa internacional, mientras que complementa la oferta deportiva con experiencias gastronómicas de alto nivel en las pistas y con todos los servicios que uno pueda necesitar cerca de los remontes. Organizará de nuevo este año una prueba del Freeride World Tour con los mejores corredores de esquí y de snowboard y, por primera vez, organiza la Copa de Europa FIS de Eslalon en el Stadium de Beret. 

Boí Taüll, en la Alta Ribagorça

En la Alta Ribagorça, la estación de Boí Taüll ofrece la cota esquiable más alta de todo el Pirineo, con la cima del Puig Falcó (2.751 metros). Es un destino de alta montaña, con nevadas abundantes que hacen las delicias de los esquiadores más intrépidos gracias a estar influenciada por un clima atlántico. Se trata de un escenario perfecto para los amantes del esquí de travesía y del freeride, con diferentes itinerarios señalizados dentro de su dominio esquiable. En este sentido, la estación leridana volverá a situarse esta temporada en el calendario internacional deportivo, con la celebración de las pruebas de esprint y de relevos mixtos de la Copa del Mundo de esquí de montaña ISMF. Ambas disciplinas serán olímpicas en los Juegos Olímpicos de invierno de Milán-Cortina d’Ampezzo 2026, por lo que la estación será el centro de atención de las miradas de los fanáticos de este deporte.

Espot y Port Ainé, en el Pallars Sobirà

Las instalaciones de Espot y Port Ainé, en el Pallars Sobirà, son el destino idóneo para familias y grupos de amigos. Aquí confluyen la tradición de los deportes de aventura en un entorno privilegiado y rodeado de un patrimonio cultural y humano de incalculable valor. Sus altas montañas son un refugio de especies amenazadas, y por eso las dos estaciones de montaña promueven durante la temporada talleres de educación ambiental y acciones para proteger el medio ambiente y luchar contra el cambio climático. En cuanto a Port Ainé, casi la totalidad de sus pistas están orientadas a la cara norte, lo que garantiza una nieve de calidad hasta el último día de la temporada.

Port-Ainé / Foto: Jordi Rulló / Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida
Port Ainé / Foto: Jordi Rulló / Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida

Por su parte, la estación de Espot complementa sus actividades con la pista de tubbing, con un recorrido de unos 150 metros de largo y dos peraltes, mientras que quienes deseen adentrarse en el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici lo tendrán muy fácil, ya que la estación se encuentra a las puertas de este paraíso natural, donde en invierno parece que el tiempo se detiene.

Tavascan, en el Pallars Sobirà

También en el Pallars Sobirà, la estación de Tavascan, en el término municipal de Lladorre, es un pequeño tesoro salvaje para los más aventureros. Se trata de una de las estaciones de montaña más familiares del Pirineo, con el refugio de la Pleta del Prat como epicentro, que es el punto de partida de un buen número de excursiones de alpinismo invernal. Además de circuitos de esquí alpino, la estación suma 14 kilómetros de pistas de esquí nórdico.

Port del Comte, en el Solsonès

También es de visita obligada la estación de Port del Comte, en el Solsonès. Es el complejo turístico invernal más austral de Cataluña, que se ha especializado en el público familiar y está situado a menos de una hora y media de Barcelona. Año tras año apuesta por la sostenibilidad ambiental, modernizando los sistemas de producción de nieve y tratando con un cuidado especial los trazados de las pistas. Es, pues, uno de los motores turísticos del valle de Lord durante el invierno, y ofrece una gran variedad de pistas en los diferentes sectores, todos con un gran encanto.

Zona d'esbarjo infantil. Port del Compte, al Solsonès / Foto: Oriol Clavera /
Zona de recreo infantil. Port del Comte, en el Solsonès / Foto: Oriol Clavera / Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida

Mancomunidad Tot Nòrdic, en la Cerdanya, Alt Urgell y Pallars Sobirà

Las estaciones leridanas que forman parte de la Mancomunidad Tot Nòrdic están emplazadas en las cabeceras de valles idílicos en las comarcas de la Cerdanya, el Alt Urgell y el Pallars Sobirà. Los circuitos de Lles de Cerdanya transcurren por frondosos bosques de pino negro, y su conexión con Aransa, también en la Cerdanya leridana, convierte este dominio en el más grande para la práctica de esquí nórdico en Cataluña, con unos 70 kilómetros de pistas. En cuanto a Sant Joan de l’Erm, que se encuentra en el Alt Urgell y dentro del Parque Natural del Alt Pirineu, es un santuario de calma rodeado de espectaculares bosques de abetos, abedules y pinos negros, y desde el refugio de la Basseta nacen rutas para perderse en medio de los sonidos del bosque invernal.

Situada en la cara norte del macizo del Port del Comte, en la vertiente del Alt Urgell, y con unas magníficas vistas al Pedraforca y a la sierra del Cadí, se encuentra la estación de Tuixent – la Vansa, que ofrece circuitos de todos los niveles para la práctica de esquí nórdico, mientras que al pie de las pistas, y también en los valles y pueblos que la rodean, se pueden encontrar servicios de primera calidad. También en el Pallars Sobirà, las pistas de Virós-Vallferrera transcurren por parajes de gran interés natural. Es un escenario idóneo para experimentar una conexión íntima con la nieve. El refugio del Gall Fer, abierto todo el año, es su epicentro. Un lugar ideal para descansar, disfrutar de una buena comida o contemplar las bellas vistas panorámicas desde el Montsent de Pallars hasta el Pui de les Ares, en la Val d’Aran.

Un inmenso escenario de belleza desbordante

Hay más de mil y una maneras de descubrir el inmenso patrimonio natural del Pirineo y las Tierras de Lleida durante los meses de invierno. Los valles pirenaicos son excepcionales para satisfacer el anhelo de aventuras de los más exploradores, pero el resto del territorio también brilla por su autenticidad, con experiencias que fomentan la conexión con la naturaleza y la cultura local a través de todos los sentidos, ya sea mediante la gastronomía, el arte o la historia. 

El Pirineo es mucho más que un destino de esquí: es un reencuentro con la naturaleza y con uno mismo; un territorio sumergido en un espectáculo salvaje inigualable. En esta época del año los espacios naturales permanecen en silencio. Parece que todo se ha detenido. Es la época perfecta para contemplar con serenidad y calma paisajes de postal teñidos por la misma nieve que atrae a los esquiadores, ya sea solo o con el guiado de guías y empresas especializadas, que ofrecen rutas guiadas por los senderos más bellos del Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici o los parques naturales del Alt Pirineu y del Cadí-Moixeró.

Así mismo, la Val d’Aran ha sido recientemente reconocida como reserva de la biosfera de la Unesco, reafirmándose como un lugar excepcional para la conservación de la biodiversidad natural y de la diversidad cultural. La distinción va más allá de una etiqueta turística, ya que reconoce el territorio como un espacio donde se pueden llevar a cabo estrategias y acciones que favorezcan el desarrollo sostenible. En la misma línea, el Pirineo y las Tierras de Lleida han recibido el reconocimiento Biosphere Gold Destination, otorgado por el Instituto de Turismo Responsable, el cual certifica no solo la sostenibilidad turística que se ha desarrollado en el territorio, sino también la labor del Patronat de Turisme para extender este compromiso al sector turístico de la demarcación.

Astroturismo e itinerarios en bicicleta

Para los apasionados del astroturismo, la sierra del Montsec es un lugar excepcional para disfrutar de la inmensidad del cosmos. Su cielo está libre de contaminación lumínica, convirtiendo el espacio en una de las mejores zonas de observación de estrellas de Europa. El Parque Astronómico del Montsec, en Àger, es una visita obligada para quienes quieran contemplar el cielo nocturno leridano en su máximo esplendor.

Volviendo a poner los ojos en la Tierra, hay que prestar atención también al escenario que dibujan los campos agrícolas que inundan la llanura de Lleida. Invitan a hacer paseos tranquilos en bicicleta, una de las mejores maneras de descubrir la hospitalidad de los pueblos de la zona. Entre las mejores rutas de la zona están las que recorren el entramado que dibuja el Canal d’Urgell, así como las que rodean el estanque de Ivars y Vila-sana, un lugar inmejorable para los amantes de la naturaleza y la fotografía, especialmente de aves. Las comarcas del Pallars Jussà y de la Noguera también han potenciado en los últimos años una red de rutas y caminos de BTT para todos los niveles, satisfaciendo así las inquietudes de un gran número de públicos.

BTT por las Garrigues / Foto: Oriol Clavera / Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida
BTT por las Garrigues / Foto: Oriol Clavera / Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida

Una aventura para los cinco sentidos: baños termales, enoturismo, oleoturismo

El invierno en la demarcación de Lleida es también una época para cuidarse a través de los cinco sentidos. Se trata de un destino ideal para las personas que buscan un turismo de bienestar que va más allá de la relajación: una oferta que abarca desde los tratamientos termales en centros especializados hasta la inmersión sensorial en la gastronomía local, con un protagonismo especial de experiencias vinculadas con el enoturismo y el oleoturismo, dos de los productos estrella de la demarcación.

Els Banys de Sant Vicenç. Hotel-Balneari. El Pont de Bar (Alt Urgell) / Foto: Oriol Clavera / Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida
Els Banys de Sant Vicenç. Hotel-Balneari. El Pont de Bar (Alt Urgell) / Foto: Oriol Clavera / Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida

Los hoteles del Pirineo y las Tierras de Lleida son alojamientos acogedores, con actividades para los más pequeños y servicios pensados para el confort de toda la familia. Para quienes prefieran una estancia más cercana a la naturaleza, las casas rurales son una opción perfecta para disfrutar de la tranquilidad y el ritmo pausado que acompaña el invierno. Finalmente, los campings de las comarcas pirenaicas adaptan también sus instalaciones, y disponen de bungalows con calefacción y espacios comunes cubiertos para garantizar el bienestar y la comodidad de los visitantes. Además, la proximidad a las estaciones de esquí hace que su emplazamiento sea ideal para combinar deporte de invierno y turismo de naturaleza, creando una experiencia completa y para todos los gustos.

Gastronomía de montaña, experiencias únicas

Una vez recuperadas las fuerzas, vale la pena dejarse llevar por la riqueza de la cocina y los productos leridanos. El territorio cuenta con restaurantes de gran tradición y encantadores, que aseguran experiencias gastronómicas únicas con productos de primera calidad como carnes, embutidos y quesos. La olla aranesa, la girella, el civet de jabalí o el trinxat son solo algunos de los sabores a través de los cuales se puede conocer más profundamente el carácter singular de estas comarcas. 

Oleoturismo por las Garrigues / Foto: Fresca Films / Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida
Oleoturismo por las Garrigues / Foto: Fresca Films / Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida

Por otro lado, el vino y el aceite son los dos productos estrella de las comarcas de la llanura, y la mejor manera de saborearlos es disfrutando de cualquiera de las rutas y visitas guiadas que ofrecen los productores de la zona. En las Garrigues, el aceite de oliva, que dispone de un sello DOP propio, es mucho más que un producto: es parte de la identidad cultural y una fuente de orgullo. El oleoturismo permite a los visitantes conectar con esta herencia, y comprender así el valor cultural y gastronómico que el aceite representa para el territorio. En la misma línea, Lleida ofrece una experiencia para los amantes del vino que fusiona tradición, innovación, patrimonio y paisajes espectaculares. Las bodegas de la DO Costers del Segre y la Ruta del Vino de Lleida acompañan al visitante en un viaje lleno de aromas, sabores y experiencias, abriendo las puertas de sus instalaciones y explicando todos los secretos que esconde la elaboración de sus vinos.

Una inmersión cultural entre arte, patrimonio y tradiciones

Lleida ofrece una rica inmersión en cultura y patrimonio. Entre sus museos destacan el nuevo Morera, situado en la capital del Segrià y dedicado al arte moderno y contemporáneo, que conecta al visitante con las expresiones artísticas actuales y la creatividad local, y el Museo de los Vestidos de Papel de Mollerussa, en el Pla d’Urgell, que reconoce una costumbre arraigada en esta ciudad desde hace tiempo.

La Segarra también tiene un buen número de lugares que trasladan a quienes la visitan a otros tiempos. Destacan los castillos, que antiguamente eran centros de dominios señoriales, muchos de los cuales se mantuvieron hasta el siglo XIX, entre los que están el castillo de Florejacs, el de las Pallargues o el de Vicfred.

En cuanto a las comarcas pirenaicas, varios museos son testimonio de la vida rural de otros tiempos. Uno de estos museos es el Ecomuseo de las Valls d’Àneu, que se encuentra en Esterri d’Àneu, en el Pallars Sobirà, mientras que en el municipio de Vilamòs, en la Val d’Aran, una casa tradicional aranesa abrió sus puertas hace casi treinta años como el Ecomusèu Çò de Joanchiquet para dar a conocer la vida de nuestros antepasados en estas montañas. Y aprovechando que nos encontramos en la Val d’Aran, es de visita obligada el Musèu dera Nhèu, en Unha, que permite conocer de primera mano cómo los vecinos de la zona han sabido adaptarse históricamente a las duras condiciones del invierno, con una atención especial a los deportes y al esquí. Cultura, arte y tradiciones se fusionan en un entorno único, donde cada museo, monumento y pueblo transmite un legado vivo y arraigado en el tiempo.

La ciudad de Lleida, con la Seu Vella definiendo su skyline / Foto: Santi Iglesias / Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida
La ciudad de Lleida, con la Seu Vella definiendo su skyline / Foto: Santi Iglesias / Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida

El valle de Boí, con sus iglesias románicas declaradas Patrimonio de la Humanidad, o la imponente Seu Vella de Lleida, que dibuja el perfil urbano de la capital, son ejemplos excepcionales del legado monumental del territorio. Destacan también vestigios de otras civilizaciones como el poblado ibérico de los Vilars de Arbeca, en las Garrigues, o el pueblo medieval de Guimerà, en el Urgell, un destino mágico declarado conjunto histórico-artístico que transporta a quien lo visita a una época ya pasada.

Lleida es mucho más que un destino para disfrutar del deporte blanco. Es una inmersión en una experiencia multisensorial en la que la naturaleza, el deporte, la cultura, la gastronomía y el bienestar se fusionan de manera armoniosa, en medio de un paisaje conectado con la gente que lo hace latir. Sus montañas, cubiertas en invierno por un manto blanco, no solo ofrecen un paraíso para los amantes del esquí y de los deportes de invierno, sino que también invitan a la reflexión y a la calma. Además, la riqueza cultural y gastronómica del conjunto del territorio favorecen un turismo consciente y sostenible para disfrutar en cualquier época del año.

Más información: aralleida.cat

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