El turismo es la principal preocupación del 13% de los barceloneses, según los últimos registros del barómetro municipal. Es un dato que no llega a la inquietud que despierta la inseguridad (27%) y el acceso a la vivienda (16%), pero se queda cerca. Ciertamente, y entrando al por menor de los datos, la preocupación por el turismo se dispara en los distritos de Ciutat Vella y Gràcia, las dos zonas que más lo sufren, junto con algunos puntos costeros de Sant Martí y los entornos del Park Güell. El 23,6% de Ciutat Vella lo ve como el principal problema (10 puntos más que la media), lo mismo que pasa con el 18% de vecinos de Gràcia. Datos superiores al resto de distritos: la preocupación en el Eixample y a Sants-Montjuïc se sitúa alrededor del 15%; en distritos como Sant Andreu o Sarrià-Sant Gervasi, entre el 10 y el 15%; y el resto anotan registros inferiores al 10%.
La diferencia no se nota solo entre distritos, sino también dentro mismo de Gràcia y Ciutat Vella. Hace un año, los encuestados respondían a esta misma pregunta un poco diferente. En el caso de Ciutat Vella, el 18% anotaba el turismo como problema principal (cinco puntos menos que ahora) y en Gràcia solo lo pensaba el 5% de los encuestados (13 puntos menos). En líneas generales, el junio de 2023 solo el 5,9% de los barceloneses exponían el turismo como problema principal de Barcelona, siete puntos menos que este verano.

El histórico de los últimos años sitúa la preocupación por el auge turístico alrededor o por debajo de este 5% y hay que irse en 2017 para ver cifras superiores al actual (19%). Aquel año, el 41% de los vecinos de Ciutat Vella lo anotaban como principal preocupación. Era la cifra más alta de unos registros que, a pesar de todo, no superaban el 10% en ocho de los diez distritos.
Presión en Ciutat Vella
El Ayuntamiento mueve ficha para intentar reducir el impacto. Últimamente, ha anunciado que mantendrá hasta el 2028 la prohibición de las conocidas «rutas de borrachera nocturnas» en Ciutat Vella. La otra medida clave a pie de calle que impulsa el gobierno municipal es la restricción de los grupos turísticos que pueden circular por el centro de la ciudad, una restricción que algunas entidades tildan de fracaso.
Mientras tanto, se activa el debate sobre el modelo turístico, presionado por entidades vecinales que cuestionan el turismo masivo, el colapso de los servicios y, ahora, los efectos «nocivos» de la Copa América. Con este contexto sobre la mesa, el ejecutivo de Jaume Collboni opta por hablar de «gestionar el turismo», hecho que enoja los partidos de la oposición más a la derecha y que parece insuficiente por los que se sitúan a la izquierda, que prefieren hablar de «reducir el turismo».