La masificación turística ha centrado gran parte del debate en este primer tramo de legislatura en Barcelona. El ejecutivo de Jaume Collboni logró aprobar las ordenanzas fiscales de 2025 -el conjunto de impuestos y tasas de la ciudad- con un acuerdo in extremis con los Comuns para reducir el conjunto de terminales de cruceros en el Puerto. Las izquierdas acordaron subir al máximo el recargo municipal a los turistas -4 euros por persona y noche- y han pedido al Gobierno que les permita incrementarlo aún más. Además, el acuerdo con ERC también contemplaba un aumento de la tasa turística, que depende de la Generalitat. Una decisión que el Gobierno había decidido adoptar vía decreto, en un acuerdo con los Comuns, pero que ha pospuesto por las presiones de ERC y del sector.
El ejecutivo de Salvador Illa lo tenía todo listo para certificar el incremento de la tasa en mayo, pero la consejera portavoz Sílvia Paneque ha explicado esta semana que el aumento se tramitará finalmente como proyecto de ley, en lugar de ser un decreto, como se preveía inicialmente. Este hecho pospone el trámite prácticamente medio año y abre la puerta a negociar la letra pequeña. La tasa parece inflexible en Barcelona y la posibilidad de incrementar el recargo municipal, también. Pero ERC, que ha presentado su propia propuesta, quiere adaptar la tasa en función del territorio, un aspecto que choca frontalmente con la visión de los Comuns. «La propuesta de ERC es calcada a la de Junts, el PP o Foment del Treball», ha criticado a la ACN el portavoz de los Comuns en el Parlamento, David Cid. «Queremos entender por qué rebajan lo que se paga en hoteles de cinco estrellas en plena temporada de esquí», ha remarcado.

ERC quiere aislar Barcelona de la negociación porque considera que la realidad en la Cataluña Central es muy diferente de la masificación que vive la capital. Un aspecto que también defiende el sector y que los expertos consultados por Tot Barcelona ven coherente. «Duplicar la tasa en zonas que no tienen problemas parece excesivo», ha apuntado el investigador del grupo NOUTUR de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Pablo Díaz. El segundo aspecto propuesto genera menos consenso. Los republicanos apuestan por desestacionalizar la tasa, con importes diferentes en función de si es temporada alta o baja. Son dos apuestas que también defiende la patronal y que han resquebrajado a las izquierdas en el Parlamento. Para ERC se trata de tener en cuenta «el país entero», pero los Comuns leen la propuesta como una rebaja del acuerdo entre el Gobierno y los Comuns. Los de Jéssica Albiach consideran que el texto republicano también rebaja la exigencia a los hoteles de lujo. «No tiene sentido que se erijan en portavoces de la patronal», ha cuestionado Cid.

El PSC quiere encontrar un punto en común
Mientras tanto, el PSC busca encontrar el equilibrio entre estas dos visiones. En una entrevista este fin de semana en la Cadena COPE, la portavoz de los socialistas, Lluïsa Moret, ha destacado la «necesidad de consensuar» una tasa representativa para todas las formaciones. Moret insiste en que «los ingresos deben repercutir en la ciudadanía», sobre todo teniendo en cuenta las críticas del sector después de que el decreto inicial previera destinar el 25% de los ingresos a solucionar la crisis de la vivienda. Los empresarios consideran que la tasa debería revertir en matizar problemas inherentes del turismo. En todo caso, este aspecto parece que genera consenso entre las tres fuerzas más partidarias de la tasa y nadie propone cambiarlo.