El Ayuntamiento de Barcelona presume de la gestión del Park Güell, pero los vecinos rebaten casi todas las afirmaciones. No cuadran las cifras de asistentes ni tampoco la inversión económica que se destina al retorno social del parque. El ejecutivo de Jaume Collboni ha intentado contentar a las plataformas vecinales más críticas con una inversión de 39 millones, pero los afectados reniegan del sentido de una buena parte de la inversión porque ayuda «a la turistificación del parque». Tampoco ha cuajado el discurso sobre la desmasificación de la zona. La primera teniente de alcaldía, Laia Bonet, argumentaba días atrás que los visitantes han caído a la mitad la última década, pero las plataformas aseguran que los turistas han crecido cerca de un 50%.
Ambos tienen razón. Es una cuestión de perspectiva. El Park Güell cerró el 2024 con 4,4 millones de visitantes, una cifra similar a la del año anterior. El ejecutivo argumenta que la cifra es un 54% más baja que en 2012, antes de que se tomaran medidas reguladoras para reducir la afluencia de turistas al parque. Una afirmación tan cierta como que el parque ha duplicado la cifra del primer año en que las medidas entraron en vigor. El mismo Ayuntamiento explicó en 2014 que el número total de turistas registrados en la zona monumental era de 2,6 millones. «Esto escenifica que, tal como hizo con los datos de la Copa América, el Ayuntamiento miente y en realidad el número de turistas ha crecido casi un 50% en esta última década», se quejan las plataformas Recuperem Park Güell y Consell Veïnal del Turó de la Rovira.

Revisar el cálculo del aforo
Los vecinos insisten en reducir la cifra máxima de turistas por año. En un comunicado, publicado esta misma semana, las tres plataformas de afectados principales han pedido fijar un máximo de 2,2 millones anuales e implementar medidas para incrementar el uso vecinal. Los afectados ponen de ejemplo los problemas que sufren los niños que van a las escuelas. Aidà Almirall, miembro del grupo Recuperem Park Güell y de la AFA de la escuela Baldiri Reixac, comenta que hay tres parques infantiles que «no están tan invadidos por los turistas», pero que la mayoría de niños tienen que cruzar en algún momento por la zona del dragón, que «está impracticable». En conversación con este diario, concreta que el problema fundamental es el cálculo que se hace del aforo. «Es de acuerdo con la extensión del parque, pero los turistas se concentran en un punto concreto, que está al lado de la escuela. Todo esto no encaja con la convivencia del día a día», concreta.
Los vecinos también cuestionan el sentido de la lluvia de millones anunciada por el Ayuntamiento. El consistorio argumenta que la inversión revertirá los efectos nocivos de la masificación turística, pero las plataformas de afectados dudan de si realmente son inversiones que impactarán en su día a día. El comunicado de esta semana critica que el paquete de 39 millones incluya el mantenimiento y mejora de las zonas verdes degradadas -problema que atribuyen a los turistas-, un aumento de la cobertura wifi «para el turista» y la expropiación de la Casa Trias, «que no deja de ser un proyecto de mirador al Coll del Portell». Según los vecinos, siete de cada diez euros de este paquete económico irán a parar a «actuaciones destinadas únicamente a seguir aumentando la afluencia masiva de visitantes».