La ocupación hotelera de este verano en Barcelona -julio, agosto y septiembre- ha vuelto a ser masiva. En tres meses, han dormido en los establecimientos de la ciudad 2,3 millones de visitantes que han hecho cerca de 6,3 millones de pernoctaciones. El número de turistas y de noches en hoteles es superior al del mismo periodo de visitantes de 2022. La comparativa con 2019, el año prepandémico, dice que este verano ha bajado ligeramente la cantidad de turistas -unos 27.000 menos-, pero han subido en más de 109.000 las pernoctaciones. En conclusión, con menos personas, los hoteles han ingresado más. Los precios también han subido.
Desde enero a septiembre, los hoteles de Barcelona han recibido a 6.298.657 clientes, que han hecho 16.686.139 pernoctaciones. Del total, julio, agosto y septiembre acumulan 2.300.827 turistas y 6.292.622 noches en los establecimientos. Las cifras de este verano son muy similares a las del mismo periodo de 2019, un año de récords turísticos, con 2.328.482 personas en los hoteles y 6.183.156 pernoctaciones, lo que demuestra que el sector ha pasado página de la crisis del coronavirus y la recuperación turística está totalmente consolidada, según datos de la página de estadística del Ayuntamiento, que cita como fuente a la Encuesta de Ocupación Hotelera.
En conversación con el TOT, el presidente del Gremio de Hoteles, Jordi Clos, asegura que la ciudad mantiene “su marca fuerte y buena imagen internacional”. Para los hoteleros barceloneses, los nueve primeros meses del año han estado “muy positivos”, especialmente por la presencia de un perfil de viajero internacional de alto poder adquisitivo que visita la ciudad, coincidiendo con los importantes acontecimientos de negocios, deportivos y culturales, un hecho que “coincide con el interés de los principales actores de lograr un turismo más cualitativo”. Clos afirma que “Barcelona, como destino, está en un momento de madurez que nos permite priorizar la calidad por encima de la cantidad”.

Un 82,62% de ocupación, según el Gremio de Hoteles
El Gremio de Hoteles de Barcelona agrupa a más de 400 establecimientos de la ciudad y del área metropolitana, explican fuentes de la entidad empresarial. Es la mayor parte del sector, pero no la totalidad. En su balance, el Gremio habla de una ocupación acumulada del 82,62% de enero a agosto, un 1,2% menos que en el mismo periodo de 2019. Durante julio y agosto, la ocupación ha estado del 88% (dos puntos por debajo del año 2019 y un punto más que en 2022).
Para Marian Muro, exdirectora general de Turismo de Barcelona que ahora encabeza una consultoría propia (Muro Tourism Consulting), el 2023 ha sido el año de la “consolidación de la recuperación”. Considera que la temporada ha estado en general buena, y en la capital catalana, “muy buena”. “En la ciudad hay una oferta de primer nivel de hoteles y apartamentos turísticos”. El año turístico se ha visto beneficiado también por septiembre, que ha hecho muy buen tiempo, lo cual ha permitido alargar la temporada, añade.
Los norteamericanos, los turistas extranjeros principales
Hasta septiembre, la ciudad ha recibido 5.536.387 turistas extranjeros. Por nacionalidades, los norteamericanos, con 766.319, son los más habituales de Barcelona, seguidos de los británicos (736.851), franceses (626.690), italianos (480.528) y alemanes (413.120). Por la cola, entre los países con menos visitantes, figuran Burkina Faso (34), República del Congo (32) y República de Guinea y Zimbabue (31). Estos datos constan también en el web de estadística del Ayuntamiento y son de elaboración propia del consistorio a partir del fichero de estadística experimental del INE.
El precio mediano para dormir en un hotel de Barcelona se situaba en septiembre en 180,2 euros, según los datos municipales a partir de la Encuesta de Ocupación Hotelera. Esta es la tercera tarifa más alta del año, por detrás de mayo (180,5) y junio (185,4), como ya explicó el TOT Barcelona. En septiembre, los precios oscilaban entre los 127,2 euros de los hoteles de una y dos estrellas a los 336,6 euros de los de cinco estrellas. Hace cuatro años, el septiembre del 2019, el precio mediano de un hotel en la ciudad era de 161,2 euros, y el año pasado, de 166,2. El Gremio eleva el precio mediano durante julio y agosto hasta los 186,6 euros (36,6 euros más que en 2019 y 9,4 más que en 2022), y de enero a agosto de 174,15 (33,2 euros más respecto al mismo periodo de 2019). Muro dice que los precios han subido a todo el sector, también el de las habitaciones. “Ha habido un incremento de los costes que ha repercutido en el consumidor”.
678 hoteles abiertos
Según los últimos datos publicados en el portal de estadística municipal, en septiembre se estimaba que había 678 hoteles abiertos en Barcelona, con una ocupación del 74,4%, según las plazas totales (85.871). La ocupación más grande del año se ha registrado en agosto, con un 80,3%, mientras que en julio fue del 79,6%. Según el número de habitaciones, el porcentaje de ocupación sube hasta el 87,7 en septiembre, 86,8 en julio y 86,1 en agosto. A los establecimientos hoteleros de la capital catalana ha habido este 2023 un mínimo de 13.338 trabajadores y un máximo de 14.913.
Mayoritariamente, los clientes escogen los hoteles de cuatro estrellas para alojarse. De los 6.298.657 visitantes totales, alrededor de la mitad, 3.156.704, se han alojado en establecimientos de esta categoría. 1.328.227 han dormido en hoteles de tres estrellas; 710.123, en cinco estrellas, y 730.150, en hoteles de una o dos estrellas.
El futuro, el turismo de congresos y de negocios
Con relación en el último trimestre del año y todo el 2024, el presidente del Gremio de Hoteles subraya la importancia del turismo MICE, que tiene como objetivo la promoción de la ciudad como sede de congresos, convenciones y turismo de negocios. Según Clos, es un sector muy consolidado y tendrá un protagonismo muy destacado para la ciudad. Y valora muy positivamente la llegada a Barcelona de nuevos acontecimientos mundiales que se harán en Fira de Barcelona en 2025, LabelExpo e iCE (el congreso más grande de casinos y casas de apuestas). “Estos acontecimientos y el resto que tendrán lugar a lo largo de los próximos meses son una gran oportunidad para el tejido empresarial del país, la ciudad y su entorno, favoreciendo grandes oportunidades”, apunta Clos.

Sobre el futuro del turismo, Muro alerta de algunas “nubes” por los problemas geopolíticos al mundo, que de enquistarse pueden acabar incidiendo. En todo caso, la exdirectora general de Turismo de Barcelona recuerda que la ciudad “tiene un calendario de congresos y ferias muy potente” y opina que el debate de los próximos años será la gestión del turismo y su coexistencia con los residentes. “El turismo urbano es muy incipiente. En España, empezó en Barcelona el 1992. Antes, solo había sol y playa. Después, el turismo urbano se extendió en otras ciudades como Madrid, Sevilla, Málaga o Bilbao. Las ciudades no habían trabajado la gestión del turismo, solo se hacía promoción”. En el caso de Barcelona, “los recursos turísticos están muy concentrados en zonas muy concretas, lo que aumenta la sensación de masificación”.
Muro plantea la necesidad de recuperar para usos turísticos zonas alejadas del centro como se ha hecho en Nueva York con el Meatpacking District, un antiguo barrio de carniceros y mataderos que se ha transformado en una zona de restauración, moda, ocio nocturno y anticuarios.
En Barcelona, esta transformación se podría plantear en el Poblenou, pero Muro dice que se tendrían que tener en cuenta muchas implicaciones. Pose como ejemplo el que está pasando a la Rambla, el paseo más internacional. “La reforma que se hace es muy positiva. Será más transitable, pero la gente de Barcelona no irá si no se cambia la oferta de las tiendas o de la restauración. No basta con cambiar una acera, se tiene que hacer un plan”.
La apuesta por los grandes acontecimientos
En el marco del Summit de Barcelona Abierta celebrado este octubre, Oriol Amat, catedrático de la Universitat Pompeu Fabra y vicepresidente de la Red Vives de Universidades, y Christoph Tessmar, director de Barcelona Convention Bureau de Turismo de Barcelona, hablaron del legado de los grandes acontecimientos en Barcelona. Pusieron de relieve la importancia capital de la ISE (la feria del sector audiovisual más importante del mundo), el Mobile World Congress, el Primavera Sound, la Copa América, la Fórmula 1, los Juegos Olímpicos de 1992, y el turismo de congresos y convenciones en el tejido social. Según estos expertos, han dejado en la ciudad un impacto positivo, no solo en términos económicos, sino también en infraestructuras, generación de ocupación, proliferación de sectores de actividad y promoción de la ciudad.
Amat sostiene que Barcelona tiene capacidad para acoger más grandes acontecimientos -en 1983 hacía unos 50 y ahora organiza unos 2.000-, y añade que estas grandes citas pueden llevar “un turismo de más valor añadido” y ayudan a dinamizar otros sectores. Los acontecimientos que se hacen en la ciudad suponen un 1,5% anual sobre el PIB. “Son mucho dinero. Son puestos de trabajo y calidad de ocupación. Mucha ocupación está en la industria, con más valor añadido y mejores sueldos”. Los grandes acontecimientos ayudan también a internacionalizar la economía y mejoran la renta per cápita y la calidad de vida, la reputación de Barcelona y Cataluña y las infraestructuras. Para Amat, los mejores acontecimientos han sido aquellos en los que ha habido grandes consensos, tanto en el ámbito de las administraciones públicas como en las colaboraciones público-privadas. “Cuando sumamos, multiplicamos”.