Cuatro décadas inmaculadas avalan el barrio del Guinardó como sede estival del fútbol modesto de Cataluña. Hace 39 años que el FC Martinenc organiza el Torneo de Históricos, que agrupa los principales equipos modestos del país. Un torneo que se ha ganado el respecto de la profesión, que se retransmite por la televisión y que agrupa aficiones de toda Cataluña. La competición nació para celebrar el 75.º cumpleaños del club del Guinardó y se ha convertido en el epicentro de la pretemporada de unos equipos que no pueden hacer grandes giras.
El próximo lunes arrancará la edición de este año. Esta vez, la organización ha invitado una quincena de clubes, entre equipos masculinos y femeninos. Una selección que se hace teniendo en cuenta tanto el aspecto histórico como el deportivo. Estarán representadas las ciudades de Manresa, Terrassa, Cerdanyola, Badalona, Santa Coloma de Gramenet, Vilafranca y, está claro, Barcelona, que tendrá seis equipos: El Sant Andreu, el Sants, l’Horta, el Montanyesa, el Júpiter y el anfitrión Martinenc. En la categoría femenina –implantada en 2018– también habrá equipos de Igualada, Pallejà o Sant Cugat.
El éxito desbordante que creó un torneo inesperado
A inicios de los años 80 emergían los torneos de verano. Los grandes equipos profesionales no apostaban por macrogiras mundiales actuales, que tienen un objetivo más económico que deportivo. Así, era el momento del Teresa Herrera, organizado por el Deportivo de la Coruña o lo Ramón de Carranza, en Cádiz. Dos torneos históricos que se suman a otros emblemáticos como el Trofeo Joan Gamper, del FC Barcelona, entre otros. El Martinenc hacía 75 años y soñaba a crear un torneo como estos, que acaparaban las miradas en verano.
Dicho y hecho. El club pidió la colaboración de los clubes más próximos, encontrándose con una respuesta increíble que convirtió aquella fiesta en el embrión del Torneo de Históricos. Esta gran respuesta llevó al club del Guinardó a crear un torneo amateur con equipos de Barcelona y Badalona. Allí que fueron periodistas, aficionados e incluso personalidades relevantes de la época, hecho que lo convirtió, de forma involuntaria, en el primero gran torneo de verano de Cataluña. Cuatro décadas después, el Guinardó continúa acogiendo los principales equipos del fútbol catalán más modesto.
