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Joan Gaspart: «Todo el dinero que gané con el diario Sport fue al Sant Andreu»

La última imagen pública de Joan Gaspart es bañándose en la playa para celebrar la liga del Barça de Flick. Una imagen que habla por sí misma. Un empresario loco por el fútbol, extravagante como nadie, que llegó a dirigir el club más poderoso de Cataluña y años más tarde transformó la UE Sant Andreu. Llegó al barrio de rebote para «ayudar a un amigo» y se quedó prácticamente dos décadas. Aún en el Barça, a remolque entonces de Josep Lluís Núñez, su primera misión en Sant Andreu fue encontrar un patrocinador casi a escondidas. Años más tarde, con la conversión del club en sociedad anónima, Gaspart se convirtió en el primer propietario cuadribarrado. 

Ya retirado del fútbol, pero no de los negocios, el empresario cita al Tot Barcelona en el hotel Avenida Palace a las 8:30 de la mañana. La promesa es hablar del regreso al club de Natxo González -el entrenador que lideró su Sant Andreu- doce años después, pero no tendrá problemas en recordar la «traición» de Luís Figo ni en hablar de algunas polémicas que eclipsaron el final de su proyecto en Sant Andreu. Admite que se «despistaba» y asistía a las juntas con un pin del Barça y recuerda la eliminatoria del 2010 contra el filial culé como un momento crítico para su liderazgo. Pero nadie más que él quería el ascenso del Sant Andreu, dice. Se «apasionó» por su afición, la quiere y volverá al Narcís Sala el día que el equipo se juegue las habichuelas. Pero cuando muera, reconoce, morirá «siendo un culé empedernido».

¿Cómo llega un culé empedernido como usted a presidir años más tarde la UE Sant Andreu?

Yo estaba en aquella época de vicepresidente de la Federación Catalana de Fútbol, como representante del Barça, y el presidente del Sant Andreu, un buen amigo mío, me pidió si podía ayudarle a buscar un patrocinador. Yo siempre tuve mucha amistad con Antonio Asensio, que era propietario de El Periódico, y le pedí si podía ayudar un poco al Sant Andreu. El acuerdo era por unos dos millones de pesetas. Me dijo que sí y durante una temporada el Sant Andreu llevó El Periódico en la camiseta, pero los otros clubes catalanes se le quejaban, porque también querían que invirtiera en ellos, y no pudimos prolongarlo en el tiempo. Intenté encontrar otro patrocinador, pero no lo encontré y terminé inyectando yo el dinero. 

En aquella época usted todavía era directivo del Barça.

Los primeros años era una ayuda casi anónima. Me pidieron que fuera directivo del Sant Andreu, pero no podía porque había una ley que impedía serlo de dos clubes al mismo tiempo. Más tarde, cuando dejé el Barça, sí que me involucré más. Era un momento en que el equipo estaba muy cerca de jugar el play-off y subir a Segunda División, pero había una ley de la Liga que decía que para jugar en Segunda A era obligatorio que el club fuera una Sociedad Anónima Deportiva. Les propuse a los socios hacer el cambio y con el dinero que ya había inyectado me convertí en el máximo accionista del club.  

Joan Gaspart recibe al Tot Barcelona en uno de sus hoteles para hablar del Sant Andreu | Jordi Play

El Sant Andreu ha recuperado, once años más tarde, a uno de los mejores entrenadores que tuvo usted: Natxo González. En las primeras declaraciones ha recordado la eliminación contra la Ponferradina, en el año 2010. El club estaba a un paso del fútbol profesional y cayó en los penales, después de tirarse 18. ¿Es el momento más cruel que recuerda?

Casi que recuerdo más cruel la eliminación contra el Lugo, unos años antes. Deberíamos haber subido, porque marcamos pocos minutos antes del final. Pero el árbitro incomprensiblemente lo anuló. El árbitro, que después subió a Primera División, cuando arbitraba al Barça pedía hablar conmigo y yo me negaba porque todavía estaba muy rencoroso [Ríe]. 

Y años más tarde, el Sant Andreu cae contra la Ponferradina. Natxo González dijo que «nunca ha llorado tanto» como aquella noche. ¿Usted también lloró?

Yo no estaba en el estadio, lo estaba escuchando en la radio, en el jardín de casa, de arriba a abajo todo el tiempo. Hubo tantos penales… Solo un corazón muy bien plantado puede soportarlo. Pero el fútbol es como es. No he llorado nunca ni por el Barça ni por el Sant Andreu, pero lo que sí he hecho es sufrir como nadie ha sufrido. Y lo que también he hecho muchas veces es, después de una victoria, hacer locuras, como la que hice el otro día, de bañarme en la playa, que a mi edad ya no toca. Pero yo había prometido que me bañaría si el Barça ganaba un título y me fui a la Barceloneta.

Después de Ponferrada, en la repesca, y casualidades del destino, tocó el Barça B. Usted lo felicitó por la victoria y llegó a decir que «tenía el corazón dividido». Esta frase aún duele en Sant Andreu.

Muchas personas opinaron que, siendo yo tan culé, estaba más a favor del Barça que del Sant Andreu, cosa que no era verdad. Yo no negué nunca que fuera barcelonista y en las asambleas todos lo sabían, porque además había sido el presidente. En esta eliminatoria mucha gente pensó que iba más con el Barça, pero no es verdad. Es que incluso mirándolo egoístamente, por decirlo de alguna manera, tal como está montado el modelo económico del fútbol, el más beneficiado del ascenso habría sido yo, porque habría recibido unas ayudas económicas muy potentes.

Cómo es el fútbol, que tantos años después todavía le recuerdan aquella declaración.

No solo eso, sino que yo, en algunas ocasiones, por distracción, iba a las asambleas del Sant Andreu sin quitarme el pin con el escudo del Barça. Algunos socios me lo habían dicho y seguro que todavía lo recuerdan. Y con razón. Pero yo no negué nunca que era culé de nacimiento. En todo caso, nadie podrá decir que, a pesar de que soy un loco del Barça, no he amado fuertemente al Sant Andreu.

Siendo tan barcelonista, ¿qué dolió más, la despedida de Figo o quedarse a las puertas del ascenso con el Sant Andreu?

Son muy diferentes. Lo de Figo fue una traición. Y las traiciones no se pueden comparar con las pasiones. Si el señor Figo hubiera querido irse al Madrid de una forma normal, tal como ahora nosotros estamos fichando al jugador del Espanyol [el portero Joan García], sería diferente. Es cierto que eso es el mundo del fútbol. Yo mismo fiché de una forma éticamente discutible a Rivaldo del Deportivo de la Coruña, el último día, pagando la cláusula, pero lo que hizo Figo no forma parte del fútbol. Él me dijo que quería quedarse en Barcelona y Florentino Pérez se inventó un contrato histórico, que no se han hecho nunca más, que si no iba el jugador les tenía que pagar unos 500 millones de pesetas. Aquello fue una muy mala jugada por parte de Florentino Pérez, es un presidente muy peligroso. Nunca más ha pasado eso en la historia del fútbol, en cambio, sufrir por ganar o perder es la esencia.

Todavía se le ve afectado por ello.

No se trata de ser rencoroso en la vida, pero los culés no olvidarán nunca aquello, de una mala jugada que nos desmontó el equipo en el último momento. Yo llegué a ser presidente del Barça el mismo día que el Madrid me hacía esta jugada. A mí personalmente me perjudicó muchísimo y, de hecho, toda mi presidencia en el Barça estuvo marcada por este tema.

Volvamos al Sant Andreu. Años atrás no era muy habitual que un empresario tan mediático como usted fuera propietario de un club modesto. ¿Cree que alguna vez, jugadores o personas del entorno futbolístico, se aprovecharon de su nombre y le exigieron más dinero del que realmente costaban?

No, no lo creo. Sí que es cierto que hay jugadores que habían estado por el Barça o el Espanyol que yo intenté que se quedaran en el Sant Andreu. También es verdad, y no lo negué en su día, que yo tenía un sistema por el cual el Sant Andreu recibía mucho dinero. Yo fui uno de los fundadores del diario Sport y el negocio iba muy bien. El 100% del dinero que gané siendo accionista del diario, el 100%, iba al Sant Andreu. 

Todo lo que ganó con el Sport lo reinvirtió en el Sant Andreu?

Todo. Todo, todo. No me metí ni un euro en el bolsillo de mis negocios en el Sport ni mucho menos del Sant Andreu. La gente se pregunta, ¿de dónde sacaba el dinero? Pues de aquí. Es más, no quería ni quiero ganar dinero de aquello que tenga que ver con el Barça o el fútbol.

Durante su presidencia circularon muchos rumores, incluso que quería hacer negocios con un parking debajo del Narcís Sala. 

Primero empezaron diciendo que yo era descendiente de Sant Andreu y que por eso tenía esta pasión por el Sant Andreu. Mentira. Mi abuelo y mi bisabuelo eran de Caldes de Montbui, me involucré por otras razones. Después corrió la noticia de que quería hacer un hotel en el estadio, porque como era hotelero… Decían que era un especulador y que quería hacer el hotel. Y el tercer rumor fueron las obras del parking. Se quería hacer uno debajo del Narcís Sala, que es municipal, y las grúas llegaron a estar allí. Y la gente decía que era cosa mía para ganarme la vida. Al final el Ayuntamiento decidió hacer un parking al lado, porque la obra al final no salía rentable. Ni mis abuelos eran de Sant Andreu, ni quería hacer un hotel ni ganar dinero con un parking. De todo esto, la única cosa que tienen razón es que era del Barça. Y no lo negué nunca.

Toda esta rumorología influyó para terminar dejando el Sant Andreu?

Después de aquella eliminatoria [contra el Barça B] entendí que era mejor desligarme del Sant Andreu para evitar malentendidos con una afición que yo amaba mucho, y que ella también me amaba mucho. Pensaba que tal vez se podría haber producido, más adelante, una situación como esta [enfrentamiento contra el Barça], y yo no quería sufrir. Soy culé, pero mientras fui presidente del Sant Andreu yo lo que quería es que el equipo subiera a Segunda y ojalá algún día a Primera División. Pero al final vendí el Sant Andreu a Manuel Camino, por solo un euro. Aunque tenía que hacerse cargo de las deudas que había, que ahora no recuerdo de cuánto eran. De lo que fueran. 

Joan Gaspart, empresario y expresidente del FC Barcelona y de la UE Sant Andreu | Jordi Play

Camino ahora también ha vendido el club, a un propietario japonés. ¿Cómo lo ve?

Bueno, lo respeto y espero que invierta mucho dinero y ojalá el Sant Andreu pueda volver a subir a Segunda División. Supongo que este inversor tiene capacidad económica y que su ilusión es incluso ir más arriba. Un club, en contra de lo que diga quien lo quiera, cuando tiene un propietario, él es el dueño y los socios no son socios, son aficionados. Yo no creo en este sistema, realmente, pero lo viví. Yo había votaciones en las que me abstenía, para que nadie dijera que usaba mi mayoría para tomar las decisiones. 

Le daría algún consejo al nuevo propietario?

Supongo que si lo ha comprado es porque piensa invertir en él e intentar dar muchas alegrías. Porque si es para quedarnos igual que estamos, pues se entiende muy bien dónde está el negocio. Pero en primera, un club como el Sant Andreu, puede ser un buen negocio. Confío en que se haya enamorado por la pasión y por la ilusión de la afición. Le diría que le haga caso a Natxo González, que lo cuide y lo mime. No sé quién se lo ha recomendado, pero para mí es sin dudas el mejor fichaje que podía hacer. Ha estado muchos años en equipos muy importantes y ahora vuelve a casa. Sabe mucho de fútbol, sabe lo que hace y conecta con los jugadores. 

Porque usted no volverá al mundo del fútbol?

A los ochenta años que tengo, no tengo edad ni condiciones para volver. Ahora bien, dicho esto, lo que sí haré, hasta el último segundo de mi vida, es ser un barcelonista empedernido. De hecho, no lo haré, eh, pero estoy tan loco, que he llegado a plantearme crear una peña que se llame Boixos Vells. 

Una peña del Barça, del Sant Andreu no se lo ha planteado.

Decir lo contrario es engañarse. El día que yo muera, morirá un culé. Pero que muera siendo muy, muy, culé, ¿hace que no haya amado al Sant Andreu? No, lo he amado mucho y lo amo mucho y quiero lo mejor para él.

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