La Torà y la Biblia, libros sagrados del judaísmo y cristianismo, respectivamente, explican en el libro del Éxodo, escrito por Moisés, la travesía del pueblo judío durante más de 300 años, entre el 1200 y el 1550 a. C.. Y ahora, en pleno 2023, como si fueran los judíos buscando la tierra prometida y huyendo de la esclavitud egipcia, un equipo de fútbol de barrio de Barcelona se ha visto condenado a vagar de campo en campo, sin un hogar del cual poder decir, de forma permanente, que es su estadio.
La Unió Esportiva de Sants es una institución centenaria, de hecho celebró su centenario el año pasado, pero, además de centenaria, también es una institución maltratada, por los gobernantes y por compañeros de viaje. Nueve campos en 101 años. Este es el balance, casi un cambio de casa cada década.

Un hecho que según Joan Forcadell, presidente de la Unió Esportiva de Sants, ha causado que el arraigo del club con el barrio cada vez sea menor: «El no estar en el barrio, este crecimiento que tienen los clubes con las familias y la tradición familiar se está perdiendo, hace mucho tiempo que estamos lejos de la zona de Sants, y vemos que nuestra afición está disminuyendo». Un hecho que también destaca el historiador de la UE Sants, Artur Belaux: «No solo hemos perdido socios y asistentes a los partidos, se ha perdido la cadena que transmitía el Sants de padres a hijos y de abuelos a nietos» de hecho, Belaux, lamenta la suerte del Sants: «Es un club de barrio que no juega en el barrio«.
Desde el Ayuntamiento de Barcelona aseguran que el consistorio es consciente del problema del Sants: «Que la UE Sants haya tenido que dejar el campo de la Magòria para ir al campo de la Energía no favorece su crecimiento como entidad deportiva ni la generación de nueva afición. Desde el Ayuntamiento de Barcelona trabajamos porque la UE Sants, igual que otras entidades deportivas de la ciudad, puedan disfrutar de las mejores condiciones para crecer y fortalecerse, encontrando y ofreciendo todas las soluciones en nuestro alcance».
Después de años vagando por los campos de Barcelona y el área metropolitana, y de ver como fueron alejados de sus estadios históricos, el de la Calle Galileo y el de la Magòria, el conjunto santsenc ha acabado en el campo de la Energía, un campo edificado sobre las antiguas instalaciones de la SEAT y que el club blanco-y-verde denuncia que no está en condiciones para poder disputar el deporte.
Condiciones pésimas
La entidad santsenca, con una resignación ya casi estoica, ha aceptado su exilio, pero lo que no acepta son las condiciones en las cuales se tiene que ver el campo. «La Energía es el campo principal del club» indica Forcadell, pero también destaca los problemas que sufre el campo: «De la instalación te podría hacer una lista bastante larga de sus carencias«, esta es la valoración de Joan Forcadell.

Un hecho que sí ha querido destacar el presidente del Sants es el aviso que sufrió el club santsense el año pasado compitiendo en tercera RFEF: «El campo no cumplía requisitos de seguridad, porque que aquí no tenemos, y el césped tiene 14 años, que no cumple los mínimos para jugar en tercera ni para jugar en ninguna categoría». Forcadell ha lamentado un hecho muy significativo: «Se han estado arreglando, últimamente, todos los campos de Barcelona, cambiando el césped, y el del campo de la Energía no se ha cambiado».

David Cura es el capitán de la Unió Esportiva de Sants, un jugador que vive intensamente el club y que lamenta las condiciones en las cuales se tiene que ver el conjunto santsense: «No tienes donde dejar tus cosas, en el vestuario nos tenemos que separar en dos grupos porque en uno no cabemos, el césped se tendría que cambiar, las líneas están levantadas, muchos banquillos están rotos y cuando llueve te mojas y si hace sol te da sin ninguna protección, además a las duchas no tienen agua caliente, que ahora todavía hace calor, pero a ver quién se ducha con agua fría en enero cuando haga cinco grados«.
Un Cura que tiene, una envidia sana de los otros equipos de Barcelona, que a pesar de que los campos sean municipales, se pueden sentir como suyos: «Otros clubes tienen campo, material para ellos, sala de video, gimnasio, un espacio para ti, y claro, esto hace una envidia sana de lo que querríamos tener aquí».

No solo los jugadores del Sants ven como la instalación cae despacio, de hecho todos aquellos que acudían al campo de la Energía para jugar a baloncesto no lo podrán hacer, puesto que, como nos ha explicado Artur Belaux, hace más de 4 semanas que la cesta del campo de baloncesto anexo en el campo de fútbol está rota y tirada por los suelos sin nadie que le haya prestado ni la más mínima atención.

Volver a Magòria, volver a casa
Este es el sentimiento del club. Poder salir del exilio forzado en las afueras de Sants, volver a estar cerca del núcleo histórico del barrio y poder volver a un campo que durante muchos años fue su casa, hay que recordar que el campo de la Magòria fue el estadio del Sants durante 25 años, el segundo más longevo en el tiempo. Forcadell lo destaca: «Lo único que deseamos es volver, lo antes posible, de allá donde venimos, a nuestro barrio, que tengamos el campo en Magòria y recuperar paso a paso la grandeza que puede tener el club».
De hecho, lo destaca Jordi Falco, del Centro Social de Sants: «Es el único equipo de Sants, volver a Magòria implicaría volver al barrio, que se desarrollara este sentimiento, el aspecto más social que deportivo, de ir a hacer el vermut al campo». Una vuelta a Magòria que desde el club ven lejos, puesto que una parte de los terrenos es privada, y la otra corresponde al Ayuntamiento, pero como dice Artur Belaux «Ya sabemos cómo van estas cosas políticas». Jordi Falco apunta que los vecinos de Sants «tendríamos que hacer una reivindicación«.
Agus Giral, de lealtad santsenca lo tiene claro: «Para el Sants poder volver a jugar en el barrio serviría para fortalecer el tejido social de la entidad y la afición al equipo, y crecer como club en cuanto a su tarea deportiva. En cuanto al barrio, sería recuperar un elemento de identidad, de cohesión y de arraigo«.
Cronología del éxodo
Entre 1922 y 1965, durante 43 años, el Sants utilizó el campo de la calle de Galileu, hasta que el ayuntamiento obligó los santsenses a abandonar su casa por la construcción de la avenida Madrid. Desde entonces que los santsenses iniciaron un viaje que, de momento, no tiene final, y que no parece que tenga una solución a medio plazo.
Durante un año, la temporada 1964/1965, el Sants jugó en Sarrià, el estadio del Real Club Deportivo Español, pero el entrenador y la gran estrella de entonces, Ladislau Kubala y Alfredo Di Estéfano, decían que echaban a perder el césped en el cual tenía que practicar el fútbol el conjunto perico, hecho por el cual el campo de Sarriá solo fue la ‘casa’ del Sants durante un año. El Sants acabó emigrando hasta Hospitalet, la temporada 65/66, pero la junta directiva ribereña no estaba a gusto compartiendo el estadio, y esto forzó al Sants a refugiarse en el campo de uno de sus grandes rivales históricos, el Club Esportiu Europa.
En el césped del, «viejo» Sardenya los santsenses disputaron dos temporadas, entre 1966 y 1968, hasta que apareció el Fútbol Club Barcelona y solucionó los problemas del club de Sants, ofreciendo sus instalaciones, donde se estuvo entre 1968 y 1971, pero el cambio de directiva del conjunto azulgrana, y la posterior reorganización de la gestión de campos, hizo que el Sants tuviera que volver a buscarse la vida, y acabó jugando en Hospitalet, de nuevo, durante cuatro años entre 1971 y 1975.
Durante un breve periodo de tiempo parecía que los problemas del Sants se podrían acabar, puesto que se instaló, en 1975, en el campo de Julià de Campany, un campo situado sobre el antiguo vertedero del barrio del Polvorí, en Montjuïc.

Pero las desavenencias entre la entidad Santsenca y el Polvoritense, el otro equipo que utilizaba la instalación, hicieron que, ocho años más tarde, el Sants tuviera que volver a cambiar de lugar donde disputar sus partidos. No marcharon lejos, puesto que estuvieron durante la temporada 83/84 en la Báscula, un campo situado en la calle del Fuego.
Fue entonces cuando el Sants encontró la que parecía ser su casa definitiva. Entre 1984 y 2009, el campo de fútbol de la Magòria fue hogar del conjunto santsense, el segundo campo donde más años pasaron. Pero de nuevo, en 2009, los planes de reforma del Ayuntamiento, que había adquirido el terreno en la Generalitat, quien se lo había vendido por la crisis económica del 2008, obligó que los santsenses tuvieran que hacer las maletas por enésima vez en su historia. Entre 2009 y 2011 volvieron a la Báscula, hasta que el Ayuntamiento construyó un campo de fútbol sobre las antiguas instalaciones de la SEAT, a tocar de la Zona franca. Desde entonces, el campo de la Energía ha sido la casa de la Unió Esportiva de Sants.