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Europa convence a los románticos del fútbol y supera la incertidumbre del ascenso

Europa había terminado la temporada con dos asuntos clave sobre la mesa. El club de Gràcia necesitaba una alternativa al Nou Sardenya por si la batalla administrativa y legal para poder jugar sobre césped artificial fracasaba y al mismo tiempo anhelaba ingresos extra, por valor de unos 300.000 euros, para sobrevivir en la tercera categoría del fútbol estatal. Pocas semanas antes de comenzar la temporada, ambas gestiones van por buen camino. El Ayuntamiento de Barcelona ha ofrecido al club jugar sus partidos en Can Dragó si no queda otro remedio, una instalación con césped natural que el consistorio reformará a partir de noviembre, semanas antes del más que probable exilio de Gràcia. El segundo asunto, el económico, también está a punto de cerrarse. El club ha conseguido más de mil donativos, principalmente de los socios pero también de otros aficionados románticos del fútbol, y ha cerrado la primera fase de la campaña ‘Som la resistència’ con 225.365 euros extra

El club inició la campaña de micromecenazgo no por una cuestión concreta, sino para aliviar las arcas de la entidad a las puertas de una temporada más que exigente económicamente. La estimación del club es que tendrá que hacer frente a un 20% de gastos extra respecto a las temporadas anteriores. Gastos derivados principalmente por los desplazamientos del primer equipo, que ahora jugará contra equipos de todo el Estado, y de los nuevos salarios de la plantilla, que deben adaptarse al salario mínimo que exige la RFEF para la nueva categoría. “Estimamos que incrementaríamos los patrocinios, el merchandising, la taquilla, los socios y todo lo que podemos generar como club, pero no llegábamos a ese 20% extra. Con el impulso del crowdfunding ya estamos mucho más estables y tranquilos”, admite al Tot Barcelona el vicepresidente Àlex López días después de cerrar la primera fase de la campaña. 

Desde el club admiten que no tenían “muy claro” cómo iría la campaña de donativos, la tercera que la entidad inicia en los más de cien años de historia que tiene el club. En todo caso, López niega que el Europa estuviera en riesgo y enmarca la necesidad de conseguir un ingreso extra en el hecho de que el crecimiento deportivo “seguramente ha sido más rápido de lo previsto”. El equipo masculino ha saltado dos categorías en solo tres temporadas. Dos ascensos en tres años. Un éxito que hay que sumar a la buena dinámica del femenino, que ha recuperado la segunda división. La parte del femenino está “mucho más autofinanciada” que el masculino, resume López, en parte porque las exigencias de la RFEF para la segunda categoría estatal femenina son mucho más bajas que las que impone para la tercera categoría masculina. Pero el masculino sí necesita este impulso económico “que otros clubes tienen con dinero de fondos de inversión o de sus propietarios, que son empresarios con capacidad de financiar un posible ascenso de categoría”, señala el directivo. “El Europa es de los socios y no podemos tener soluciones extraordinarias como, por ejemplo, la aportación económica de esos inversores. Esto también nos limitaba y nos preocupaba, pero es evidente que con estos nuevos ingresos tenemos mucha más estabilidad y tranquilidad”, concluye. 

Los jugadores celebran el último empate en el derbi contra el Sant Andreu | Jordi Play

Competir con el fútbol moderno 

La sensación en el interior del club es que el fútbol moderno –tal como se conoce popularmente el fútbol profesional– ha “impregnado” las categorías más bajas. Hay ejemplos evidentes en la misma categoría en la que competirá el Europa, llena de filiales y de equipos gigantescos como el Real Murcia, el CD Tenerife o el Nàstic de Tarragona; todos ellos con pasado reciente en la primera división y plantillas valoradas en cerca de 300.000 euros. Pero esta nueva era del fútbol modesto también se nota en categorías inferiores. La UE Sant Andreu y el FC Terrassa tienen propiedades extranjeras, por ejemplo. Y aún más abajo, en el equivalente a la cuarta estatal, aparece el caso del CF Badalona, en manos de la empresa M2a Soprt Managment, una consultora especializada en gestión deportiva, o el CE l’Hospitalet, que recibe el impulso de los exfutbolistas del Barça Thiago Alcántara y Jordi Alba. Este último, un caso con paralelismos evidentes con el Andorra de Gerard Piqué, que compró en los despachos el ascenso a Segunda B su primer año –aprovechando el declive económico del Reus– e invirtió hasta llegar a la segunda división. 

Sea como sea, desde el Europa trabajan para que este escenario, que se está consolidando, no frene su crecimiento y también para que el micromecenazgo sea una anécdota de esta temporada. El presidente Hèctor Ibar lo dejó claro durante la presentación, primero a puerta cerrada con los socios y después con una rueda de prensa: no se hará una campaña de crowdfunding cada temporada, lo que podría generar una inestabilidad clara en el club. La mano derecha de Ibar insiste ahora al TOT que la entidad “tiene claro” que su crecimiento económico y deportivo “aún puede ser mucho más alto” y que la estrategia pasa por “maximizar las líneas de ingresos orgánicas”. Es decir, ganar patrocinios, hacer crecer los socios y mejorar el estadio.

En todo caso, y a pesar de mantener un discurso claramente ambicioso, la realidad de la industria futbolística, cada vez más profesionalizada en todas las categorías, choca con la de un club de barrio financiado por los socios. “Debemos ser conscientes de nuestras limitaciones y todos los vinculados al club deben tenerlo claro. El Europa representa muchas cosas que otros clubes no tienen tanto, pero también tiene más limitaciones. Aquí se debe dar un plus emocional que otros quizás no necesitan”, añade López al respecto. 

instal.lació esportiva municipal, esport amateur
La pista de atletismo de Can Dragó, donde seguramente jugará el Europa a partir de enero, cuando se le acabe la moratoria | Jordi Play

El probable exilio de Gràcia

El segundo gran asunto, el del estadio, es más pesado. El club ha registrado el campo de Can Dragó como alternativa al Nou Sardenya, pero insiste en que el grado de incertidumbre con el estadio es “similar” al de hace unas semanas. A pesar de que el Ayuntamiento se ha movido rápidamente para ofrecer una alternativa –el Nou Sardenya es municipal y tiene dificultades técnicas para cumplir con el requisito de tener césped natural–, el club quiere agotar todas las vías administrativas y quizás incluso judiciales para continuar toda la temporada en su estadio. López recuerda que la primera vuelta, hasta enero, está garantizada en el Nou Sardenya y mantiene firme el compromiso de la junta directiva de no marcharse de Gràcia

Sea como sea, los requisitos de la RFEF son claros y el organismo federativo no ha aceptado la prórroga de un año que pedían en Gràcia para adecuar el Nou Sardenya o conseguir un cambio de la normativa. El Ayuntamiento ha ofrecido a cambio Can Dragó después de que aparecieran muchas alternativas, como las ciudades deportivas del Barça y el Espanyol o los campos de la Universidad de Barcelona, siempre como rumores. Ninguna de ellas era idílica y la elección final complicará la logística del Club d’Atletisme de Nou Barris, toda una referencia de este deporte y un referente de deporte inclusivo en los barrios próximos a Can Dragó. En todo caso, los de Nou Barris aceptan el reto de compaginar sus instalaciones para ayudar al Europa aunque también han advertido que esta solución no puede suponer un precedente que borre el atletismo de la zona.

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