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Europa agota sus cartas: luchará por la moratoria que salve el césped artificial

El CE Europa enfrenta un verano crucial para su futuro inmediato. El equipo de Gràcia ha certificado en el césped el ascenso a Primera RFEF y ahora trabaja contrarreloj en los despachos para que la burocracia no fulmine el sueño. Equipo fundador de la liga, el Europa no pisaba la categoría de bronce -entonces llamada Segunda B- desde 1995. En aquel entonces el fútbol modesto no era mediático y las exigencias tampoco tan profesionales. Treinta años después, el conjunto escapulado se ve obligado a instalar césped natural en el Nou Sardenya si quiere cumplir con la normativa. El precedente del Cornellà, que no pudo hacerlo y se convirtió en un equipo nómada -cuatro estadios diferentes en un año- es el ejemplo a evitar, y la afición se niega a marcharse de Gràcia. Pero el cambio de césped es difícil, técnicamente, y muy costoso, económicamente, así que el club batalla en los despachos una moratoria de un año que se celebraría como un segundo ascenso. 

El inicio del problema aparece en el sótano del Nou Sardenya, donde encontramos un estacionamiento de diferentes plantas. El estacionamiento en sí no es un problema, pero la capa de cemento que separa el césped del vacío debajo sí lo es. Desde el club explican que esta capa impediría que el césped natural enraizara en condiciones y entonces es necesario elevar el campo con dos palmos de arena. Lo que esto significa: subir también las graderías anexas al nivel que les corresponde. Una obra “faraónica”, sentencia al Tot Barcelona el presidente del club, Hector Ibar. El directivo también expone un segundo inconveniente, que afecta tanto a la logística como a las arcas del club. “Si en el Nou Sardenya se planta césped natural, y los equipos de base ya no pueden pisarlo, porque se estropearía, ¿dónde los hacemos jugar?”, se pregunta. En estos momentos, el Europa tiene 16 equipos masculinos y 6 femeninos.

Parece que el Europa y el Ayuntamiento -propietario del estadio- encontrarán en el futuro una solución que, en todo caso, es del todo inviable a corto plazo. Por lo tanto, todas las miradas apuntan a Madrid. Tal como ha explicado este diario, el club ha hecho una solicitud formal a la RFEF para que cambie la norma que obliga a los equipos de Primera RFEF a jugar en césped natural. Los directivos de la federación se reunirán a mediados de junio, días antes de la asamblea general del fútbol español, y todo hace pensar que para esas fechas habrá una respuesta firme. Desde el club confían que, si la RFEF niega la petición, al menos les amplíe la moratoria actual de seis meses a 12 o 18 meses, de manera que tendrían garantizado jugar toda la temporada en su estadio sin cambiar el césped. 

Cano, el capitán del Europa, habla a la afición el día del ascenso en las puertas del Nou Sardenya | Jordi Play

“Nuestra posición ahora es que debemos jugar sí o sí en el Nou Sardenya. Un club centenario como el Europa, fundador de la liga, arraigado en Gràcia y en el Nou Sardenya, si hemos conseguido los resultados deportivos que hemos logrado, es, entre otros, por el factor afición del Nou Sardenya”, insiste el presidente. Ibar remarca que el escenario de tener que buscar una alternativa, que podría ser la ciudad deportiva del Espanyol, la del Barça o incluso el Estadio Olímpico de Montjuïc -”por qué no”-, solo se contemplará “si nos empuja a ello la RFEF”. En todo caso, el presidente recuerda que el Europa es propiedad de sus socios y que cualquier decisión de esta envergadura “pasaría antes por una consulta a la afición”. 

Ganar margen para la negociación

Los problemas del Europa con su estadio son los mismos o similares a los que encontraría cualquier otro club de la ciudad en su situación. “El Ayuntamiento es consciente de la falta de infraestructuras, y también de que la falta de espacios en la ciudad es la causa número uno de esta carencia de instalaciones. Nos consta que hay técnicos municipales de la concejalía de deportes que están buscando espacios para intentar solucionar este déficit”, explica Ibar. Sin posibilidad de levantar nuevas instalaciones o adaptar antiguas con diligencia, Barcelona ha tomado la iniciativa y lidera los contactos para que la RFEF rectifique la norma. Contactos formales en la sala de reuniones e informales en los palcos más importantes del país. 

Si el Europa consigue ampliar la moratoria habrá ganado sobre todo tiempo. Tiempo para encontrar los argumentos y la fórmula para cambiar la normativa. “A medio plazo, la solución llegará si fundamentamos en muchos aspectos nuestra necesidad y conseguimos convencer y modificar la normativa”, insiste el presidente escapulado. Y también tiempo para que el Ayuntamiento pueda plantear una solución técnica. De hecho, el consistorio está buscando alternativas para tener, en algún momento determinado, un campo con las condiciones profesionales o semiprofesionales que se están exigiendo actualmente. “Pero es una cuestión que solo podemos plantear a medio o largo plazo porque hablamos de una inversión importante”, deja claro Ibar.

El Europa celebra un gol en el último derbi contra Sant Andreu con la afición escapulada de fondo | Jordi Play

El Europa hace piña con el Arenas Club vasco

El Europa no está solo en la batalla, pero casi. Solo hay un segundo club en todo el Estado en una situación similar, el Arenas Club de Getxo. Años atrás jugaban en césped natural, pero el Ayuntamiento impulsó un nuevo complejo deportivo con un césped artificial de última generación. Los matices juegan, en todo caso, a su favor. En conversación con este diario, el presidente del club vasco, Gorka Zurinaga, explica que “si técnicamente se puede, el Ayuntamiento no pondrá problemas” al cambio. Los técnicos municipales ya han revisado las instalaciones y todo apunta, aunque el club aún no tiene ninguna constatación oficial, que técnicamente se podrá. En todo caso, el presidente avisa: “A pesar de que se pudiera hacer el cambio de césped, entre que inicias los trámites de la licitación y se ejecutan las obras pasa mucho tiempo, ya sabemos cómo funciona la burocracia”. La moratoria actual es de solo 6 meses, un plazo demasiado breve cuando la propiedad del campo a reformar es pública. 

Desde el País Vasco remarcan que, en esta lucha, “vamos de la mano” del Europa, y lamentan no ser más. “Si hubiera subido el Sant Andreu, o el Utebo, que jugaba en nuestra liga y también tenía opciones de ascenso, sería quizás más fácil, porque cuatro o más clubes hacen más fuerza que solo dos, aunque somos dos de los fundadores”, comenta Zurinaga. El mandatario vasco utiliza los mismos argumentos que suenan en Gràcia: el fútbol base, el alto gasto económico en una de las categorías más exigentes –pocos ingresos, pero jugadores con salarios altos y desplazamientos largos– y la incoherencia de la norma “con otros reglamentos como el de la Champions o de la Europa League”. La reglamentación de la UEFA acepta el césped artificial si tiene el reconocimiento FIFA Quality, en el caso de categorías nacionales, o el FIFA Quality PRO, pensado para competiciones internacionales. 

El Nou Sardenya es un estadio antiguo que necesita una reforma profunda | El derbi de la primera vuelta, Jose Díaz

Todo esto se une a la deriva de una categoría que va a la baja. La RFEF había unido la antigua Segunda B y Tercera para crear tres competiciones nuevas y hacer la categoría de bronce más competitiva. Pero las audiencias televisivas no han acompañado, los ingresos tampoco y, según denuncian desde diferentes territorios del estado, las subvenciones a los clubes aún menos. Se han hecho campañas para rebajar la exigencia y para dejar el césped natural solo para el fútbol profesional, pero la federación sigue inflexible. Tampoco se ponen de cara el resto de clubes que ya juegan en Primera RFEF, muchos de ellos habiendo aplicado los cambios anteriormente. La situación es la que es y en el País Vasco no son muy optimistas con el cambio de normativa, aunque creen que saldrán adelante con la ampliación de la moratoria. Más ambiciosos son en Gràcia, que sueñan con el premio gordo. Al menos, Héctor Ibar ha terminado la conversación con este diario asegurando que “volveremos a hablar porque habrá buenas noticias”. 

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