Quizás mañana haya un tuit de la RFEF elogiando el ambiente que hubo este jueves en el Narcís Sala. Porque el partido de Copa del Rey contra el Celta debía jugarse en el Narcís Sala. Animados por 6.500 almas, el Sant Andreu logró llegar a la prórroga y adelantarse en el marcador, pero el equipo de primera división sobrevivió. Las torres de luz provisionales –protagonistas de la previa, cuando la federación se empeñaba en aumentar la potencia de la luz del campo para poder jugar– quedaron finalmente en segundo plano. Estuvieron a punto de iluminar un milagro y finalmente apuntalaron una tanda de penaltis más que cruel.
🔥 Un golazo que hizo soñar al @uesantandreu en la prórroga.
— Teledeporte (@teledeporte) December 4, 2025
La maravilla con el exterior de Alexis en la derrota de su equipo en los penaltis frente al Celta. #LaCopaRTVE
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Dos horas antes, el inicio impetuoso del Sant Andreu sorprendió a un Celta aturdido aún por las dimensiones del campo —bastante más estrechas, dijo después el entrenador— y el ambiente en el estadio. La afición cuadribarrada, que “alucina” con la posibilidad de levantar la Copa del Rey –tal como decía el ‘tifo’ marca de la casa de los Desperdicis, el grupo de animación–, marcaba el compás desde la grada y el equipo ejecutaba la sintonía en el césped. El Sant Andreu se comió de inicio al Celta liderado por dos Sergis: el mismo Serrano que el año pasado enamoró a los comentaristas de Movistar en el partido contra el Betis –después protagonista cruel de la tanda de penaltis– y un renovado García que galopaba por banda.
Tuvo que ser Ferran Jutglà, el único jugador de primera división que sabe qué es jugar en el Narcís Sala, el hombre que rompiera la ofensiva cuadribarrada con un tiro seco, superado ya el primer cuarto de hora, que atrapó el portero Raúl. Jutglà, que formó parte del fútbol base del Sant Andreu, fue el más incisivo en la primera parte y de un pase suyo en el mediocampo nació la segunda gran ocasión del Celta. Y nueva aparición estelar de Raúl, habitualmente, el suplente.
La doble oportunidad de Jutglà recordó a los compañeros que juegan tres categorías por encima y la calidad se impuso un par de veces más, casi siempre con los mismos protagonistas –Jutglà y Raúl– hasta que Hugo Álvarez, el extremo derecho del Celta, también se activó para enviarla al travesaño. El Celta se fue sin premio al descanso, pero ya consciente de lo que es el Narcís Sala. Bien lo experimentó Ferran Beltran, jugador madrileño del Celta que decidió protestar una jugada a cinco metros de la línea de banda y se llevó la bronca de toda la tribuna. Los periodistas gallegos reían.
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El Sant Andreu planta cara en la segunda parte
Sólo Ferran Jutglà –de nuevo el andreuense de adopción que ahora juega en Galicia– animó el ambiente durante el primer cuarto de hora de la segunda parte con un tiro seco al palo. El Celta no quería disgustos, pero Natxo González, entrenador del Sant Andreu, tenía la bala Aleix en el banquillo para insistir en el milagro. Aleix Garcia, el tercer García de la noche, es el Messi del Sant Andreu. Dos o tres dribblings en uno de los primeros balones que tocó terminaron con el andreuense en el suelo, dentro del área rival, y el Narcís Sala de pie, demostrando al árbitro, de primera división, que no perdona ni una.
Natxo González agotó los cambios en el minuto 70, dándole al máximo de jugadores posibles el máximo de minutos posibles, y el equipo le compitió por momentos el balón al Celta. El entrenador gallego Clàudio Giráldez respondió con Iago Aspas y Borja Iglesias, dos jugadores con pasado y presente en la selección española, pero el peligro lo continuó llevando el único celeste que pisó barro. Faltando diez minutos para el final, Jutglà se plantó solo ante Raúl, pero volvió a fracasar en el intento. Eran los mejores minutos del Celta, que comenzó a imponer la diferencia de categoría. Una superioridad más física que de calidad. Cuando los cuadribarrados sobrevivían a los calambres, el Celta carburaba a la caza de un gol liberador que no llegó.
El balón sí entró en la prórroga, una vez en cada portería, y en los penaltis. Hasta catorce penaltis, todos acertados menos el último. Antes, el Celta se quedó con un hombre menos por la expulsión de Carlos Domínguez. Pero una vez más el Sant Andreu se quedó a las puertas en una tanda de penaltis. Para Natxo González, la derrota debe servir como ejemplo para competir al máximo nivel también en la liga, donde los resultados de momento no llegan. “Son pocas horas para recuperarnos físicamente de cara al próximo partido, pero mentalmente salimos reforzados”, sentenció el míster andreuense en la sala de prensa.
