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El pueblo contra la villa, un derbi consolidado en el fútbol popular

Solo una semana y media ha tardado el Sant Andreu en llenar el Narcís Sala para el día del derbi con el Europa. Ninguna sorpresa, realmente. La noticia habría sido que el estadio estuviera vacío. Con el Barça pendiente de palancas y reformas, el Espanyol sumido en una propiedad fantasma, y ambos absorbidos por los millones que mueve el fútbol de élite, el derbi del domingo es lo más atractivo que se podrá ver próximamente en el fútbol barcelonés. Es el poder del fútbol popular, que ha tomado fuerza en los últimos años y ahora tiene la capacidad de llenar estadios. La rivalidad entre el Sant Andreu y el Europa es reciente, nació a principios de siglo, pero se ha consolidado a ritmos vertiginosos y el domingo tendrá a todos pendientes. 

El eslogan ‘el pueblo contra la villa’ resume bastante bien el espíritu del partido. Ambos clubes han sabido captar el sentimiento de rebeldía que se respira en Sant Andreu y Gràcia, dos barrios que aguantan estoicamente -al menos lo intentan- la expansión global de Barcelona. No son los únicos. Horta, Sants o el Poblenou, entre otros, también podrían entrar en la carpeta de barrios rebeldes que explotan un sentimiento de pertenencia propio, pero sus clubes no han superado los embates económicos del fútbol y no luchan por metas deportivas tan atractivas. Y aquí la segunda clave de todo: quien gane el derbi tendrá pie y medio en la tercera categoría del fútbol estatal. A falta de solo seis jornadas, Europa y Sant Andreu llegan al partido del domingo primero y segundo en la clasificación, separados por solo un punto. Subir a la Primera RFEF supondría estar a solo un peldaño del fútbol profesional. Y eso, a pesar del carisma popular que desprende jugar un domingo al mediodía, es un caramelo demasiado tentador para cualquier aficionado al fútbol. 

El derbi del partido de ida se terminó de disputar a puerta cerrada (4-6 para el Sant Andreu) | Jose Díaz

Gran impacto social en los barrios

Los números demuestran que los dos clubes viven uno de los mejores momentos sociales de su historia, si no el mejor. El Sant Andreu ha roto una nueva barrera de socios pocos días antes del derbi: ha repartido 4.857 carnets. Una cifra que lo acerca a los 4.946 socios del CE Sabadell, un histórico del fútbol catalán que lidera este particular ranking en la categoría. El número actual de cuadribarrados duplica prácticamente los de hace dos años, cuando el Sant Andreu vivió el primer gran impulso social de la década. El club cuadribarrado transformó el ascenso de la temporada 2022/2023, el primero en los últimos quince años, en un efecto llamada, y la temporada siguiente batió récords, con más de 3.000 socios.

La radiografía social del Europa es similar a la del Sant Andreu. De hecho, la rivalidad sobre el césped también se vive en las redes, y si un equipo anuncia nuevo récord de aficionados, el otro también. El club de Gràcia también aprovechó el ascenso de hace dos años para tomar impulso y en 2023 superó el millar de socios por primera vez en décadas. Esta temporada, los escapulados comenzaron la temporada con 2.237 socios y en el último medio año han sumado medio millar más, rozando ahora los 3.000

Los jugadores del Europa saludan a los Eskapulats en el derbi de ida | Jordi Play

El ascenso social también ha revitalizado los grupos de animación, o el ascenso de los grupos ha revitalizado el club. En un reportaje del Tot Barcelona, los historiadores Xavier Vidal y Jordi Petit remarcaban el año pasado que Europa y Sant Andreu “han vivido de espaldas al barrio durante muchos años”, pero que últimamente “se han acercado”. Un hecho que se nota sobre todo en las gradas de animación, que se implican social y políticamente, algo que “empatiza con mucha gente joven”, apuntaban los historiadores. Los Desperdicis -Sant Andreu- y los Eskapulats -Europa- apuestan claramente por el antifascismo, el antirracismo y el catalanismo como eje central de su animación, un aspecto troncal también en la filosofía institucional de los clubes. Dos ejemplos recientes lo explican mejor que nada. En Gràcia, el Europa es el primer club que se declara oficialmente antirracista. Y en Sant Andreu, el expresidente Manuel Camino concertó, por escrito, que el nuevo accionista -un millonario japonés- no puede comprometer la señera ni el barrio como elemento identitario del club.

Una rivalidad reciente y en auge

Sant Andreu y Europa se han enfrentado cien veces a lo largo de la historia, con 38 victorias cuadribarradas, 37 escapuladas y 25 empates. Ahora bien, los datos históricos no son fieles a una rivalidad que, en el fondo, es mucho más reciente y no se entiende sin la llegada de Internet. Los historiadores sitúan el inicio de todo en los primeros “foros”, el equivalente en los años 2000 a las redes sociales actuales. Aquel año las dos aficiones se “calentaron” mutuamente y la rivalidad saltó “de los ordenadores a la grada” con la “famosa pancarta”. En Xavier Vidal, historiador de Gràcia, hace referencia a un mural gigante en el que aparecía un lobo vestido con la cuadribarrada amenazando con matar a un cerdito del Europa. Los clubes rompieron relaciones y discutieron durante dos años. Eso encendió la rivalidad, hasta entonces inexistente, y motivó todo lo que ha venido después. La necesidad sociológica de tener un rival accesible, la proximidad geográfica y la igualdad deportiva han hecho el resto. 

Taito Suzuki, propietario del Sant Andreu desde noviembre de 2011 | Jordi Play

Los dos clubes han vivido la misma trayectoria hasta el punto que solo un ascenso podría deshacer, en los próximos años, la efervescencia de una rivalidad más que consolidada. La nueva propiedad del Sant Andreu quiere llevar al equipo al fútbol profesional y ha equiparado el presupuesto al de los grandes clubes de la categoría. Más complicado lo tendrá el Europa, de los pocos clubes catalanes que continúan siendo propiedad de los socios. Su economía no es tan próspera y las limitaciones del Nou Sardenya -rodeado de pisos, la ronda y con un gimnasio debajo- dificultan el crecimiento del club; al menos, la logística obligada que conllevaría uno o más ascensos. Sea como sea, ambos clubes continúan subidos a la ola del fútbol popular. Está de moda y el domingo será la demostración. 

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