Es el derbi entre el CE Europa y la UE Sant Andreu más largo de todos los tiempos, seguramente. El más promocionado, quizás. Y seguro, el más estrambótico. Comenzó con más de 4.000 personas en la grada y termina con los gritos de la afición fuera del campo, en la calle. La valla que lo ha cambiado todo ha lucido nueva, renovada, bien instalada, y sola en el Gol Norte. Estaba oxidada y cedió en celebración del quinto gol del Sant Andreu el pasado 17 de noviembre y el partido se ha resuelto un mes más tarde a puerta cerrada. La RFEF ha castigado a las dos aficiones por un incidente que poco tiene que ver con ellas. No se las ha visto, pero se las ha oído. Cánticos lejanos, alineaciones nuevas y solo una similitud, el resultado, que de nuevo sonríe al Sant Andreu (4-6).

Sin afición todo es más aburrido. Y los 40′ minutos de este miércoles poco han tenido que ver con la locura de noviembre, cuando Europa y Sant Andreu regalaron ocho goles a la afición. Con 3-5 en el marcador y casi medio tiempo por jugar, el entrenador cuadribarrado, Xavi Molist, ha ignorado el resultado y ha plantado once jugadores, con el defensa Antonio Pelegrín en lugar del lesionado Guille Torres y dos cambios más. Y el CE Europa ha cambiado el dibujo, eliminando la línea de tres centrales. Necesitado de goles, el empuje del club escapulado ha durado 9 minutos, los que ha tardado Lucas Vinya en ganar su marca en un córner y sentenciar el partido. El gol de Albert Martí al 70′ solo ha servido para maquillar la goleada cuadribarrada.

Una disputa del partido | Jose Díaz

Reacción insuficiente del Europa

El Sant Andreu era un huracán, con tres córneres prácticamente seguidos. Y cuando el Europa se ha despertado, ha sido para hacer lucir al joven portero andreuense, Nil Torreguitart. Ha aparecido en tres ocasiones, prácticamente seguidas, deteniendo tres chutazos europeístas desde la frontal del área. Solo ha roto el muro Albert Martí, con un tiro desde la frontal, una parábola perfecta hacia la escuadra. La noticia ha tardado en llegar a la calle y en el Nou Sardenya solo se oían los gritos de los jugadores locales y el jefe de deportes de Betevé, Jordi Montablo, cantando «un gol como los del FIFA». 

Poca historia más ha tenido el derbi, que podría haberse animado con un córner escapulado que el escaso público del Nou Sardenya, periodistas, directivos y trabajadores, todavía pregunta cómo no ha entrado. Cinco minutos de añadido y un empacho de pirotecnia en la confluencia de la calle de Camèlies con Pau Alsina, donde estaba la afición gracienca, ha puesto punto final al partido. Su tambor sigue sonando fuera, y la afición andreuenca celebra, al otro lado de Camèlies, que duerme colíder de 2a RFEF.

Los jugadores del Sant Andreu celebran la victoria con su afición, que ha animado desde fuera del estadio | Jose Díaz

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