Es verano y las competiciones deportivas de ámbito internacional dejan en segundo término lo que pasa en los clubes de fútbol. La atención se desplaza a la Eurocopa y más tarde a los Juegos Olímpicos de París, curiosamente, cuando los despachos de los clubes sacan más humo. El
El CE Europa sufre una de las fugas de talento más grande de los últimos años, con el adiós de siete de manantial titulares. Se suman a la marcha del entrenador, Ignasi Senabre, el arquitecto del éxito –se quedó a un partido de subir a 1.ª RFEF, la tercera categoría del fútbol español–, que ha fichado por el filial del RCD Espanyol. La UE San Andreu vive más tranquila; ha conseguido mantener gran parte de la plantilla y el entrenador, pero también ha visto marchar algunos jugadores revelación. Renovar la plantilla no será fácil. El mercado principal de estos clubes es el área metropolitana, bastante poblada de futbolistas semiprofesionales, pero que cuenta con las zarpas enormes de Barça y Espanyol, que se llevan gran parte del talento. Ahora bien, mirar más allá es una quimera, porque el precio de los alquileres obliga a subir los salarios de aquellos jugadores que son de fuera.

La competencia añadida de los alquileres
El primer trimestre de 2024, el precio de alquiler mediano en Sant Andreu ha sido de 957,5 euros (un 10% más que el año anterior). En la Vila de Gracia, el precio sube a los 1.197,7 euros (+8%). Y la media en Barcelona es de 1.193 euros. De aquí que la prioridad de los clubes sea conseguir jugadores «que no necesiten vivienda». «La idea es que su residencia habitual sea relativamente cerca del campo, para que puedan venir a entrenar en coche sin que esto suponga un gasto grande. Todo esto afectará el contrato que querrán, o el contrato que los tendremos que ofrecer, y, si no, es imposible que acaben viniendo aquí», explica desde Narcís Sala el director deportivo de la UE San Andreu, David Mordillo.
En Gracia comparten la misma preocupación. El directivo del Europa Jacobo Ocharan remarca que el equipo graciano «no tiene propiedades» a pesar de que muchos jugadores «piden un piso para venir en la Europa». «Se negocia todo, los viajes, las dietas… no es lo mismo un jugador joven que uno con familia, que no lo harás venir por menos de 2.000 euros porque todavía le costará dinero jugar. Todo suma y competir con ciudades catalanas de menos de 50.000 habitantes u otros del Estado es complicado«, remarca el directivo. Ocharan recuerda casos de jugadores que han venido desde Girona o Lleida cada día a entrenar, pero descarta ir más allá «porque un piso junto al Nou Sardenya son más de mil euros».

El Sant Andreu también ha tenido alguna excepción. Mordillo recuerda la de Luis Martínez, un jugador fichado de La Rioja que vivió durante una temporada a casa de unos familiares de Calafell. «Pudo venir unos meses y subía y bajaba cada día a entrenar. Es una situación compleja, pero la pudimos afrontar», dice el director deportivo. En todo caso, en efecto, es una excepción. «Son jugadores que se nos compliquen si venden clubes con capacidad de ofrecer condiciones similares a las nuestras, pero además añaden un piso. Igualar la oferta supondrá incrementar muchísimo la cantidad, intentas hacer todo el que puedes, pero a veces se dan situaciones que no puedes hacer nada», dice Mordillo. Luis Martínez se ha marchado a jugar a Avilés, donde el alquiler es de 7,2 euros/m², según Idealista. En Barcelona es de 22,1 euros/m². «Si un club puede hacer una oferta con un piso muy probablemente se llevará el jugador –añade Ocharan–. Nuestras bajas se han marchado a equipos de la misma categoría, no superiores, en Lleida, Logroñés…».
La incertidumbre de un posible ascenso
El Sant Andreu y el Europa saben que el reto se multiplica si finalmente consiguen el ascenso. Un hecho que no preocupa el director deportivo andreuense, que confía que los ingresos por patrocinios y derechos audiovisuales «aumenten». «Se tendría que destinar dinero a esta idea, sin volvernos locos, tampoco queremos una plantilla con 22 jugadores de fuera», dice Mordillo. En todo caso, la exigencia de la liga aumenta en la 1.ª RFEF. Bien lo saben en Cornellà o Sabadell, con dos clubes con una historia reciente importante que han bajado de categoría y ahora competirán con el Sant Andreu y el Europa.
El director deportivo de la UE Cornellà, Gonzalo Riutort, explica al TOT Barcelona que en 1.ª RFEF –una categoría con clubes profesionales como por ejemplo Málaga o Deportivo, con un legado histórico de primera división– «no te puedes cerrar puertas a llevar gente de fuera». «El alquiler es un tema que se tenía en cuenta, pero tampoco podías renunciar. Buscábamos pisos por Martorell, Santo Boi o Viladecans, nunca Barcelona, y, aun así, algunos jugadores han renunciado a venir, porque no salían los números», comenta Riutort. En este contexto, la apuesta por los jóvenes es una oportunidad, pero, sobre todo, casi es una necesidad. Riutort explica que es casi imposible «fichar un jugador con hijos» y que, en cambio, el atractivo de Barcelona en materia de ocio o estudios –junto con la facilidad de poder compartir piso– hace que sea más fácil llevar gente joven «porque valoran otras cosas más allá de la economía y los gastos».

Poco más o menos, la situación de la UE Cornellà en la tercera categoría es la misma que ha tenido que afrontar el equipo femenino del CE Europa, que este año ha jugado en la segunda categoría estatal, con equipos de nivel como el Espanyol o lo Deportivo de la Coruña y muchos filiales de equipos potentes. Todo un reto para un club con pocos recursos. «Contra los filiales de Barça, Atléticos… es difícil, y de los equipos de nuestra liga –Murcia, Cáceres, Madrid CF– muchos tienen el apoyo de la ciudad y el tema del piso garantizado», explica Ocheran. En el caso del Europa, la solución este año ha sido alquilar un piso compartido para tres jugadoras. «Las jugadoras del femenino cobran la mitad que los masculinos. Todas tienen un segundo trabajo. Una diferencia de 300 o 400 euros del alquiler, entre Barcelona y Albacete, por ejemplo, todavía se nota más», añade, remarcando la dificultad de confeccionar la plantilla del femenino. El Europa no pudo mantener la categoría.
Las pocas infraestructuras, ¿un techo para los clubes?
En todo caso, Ocheran insiste que el precio de los alquileres no es el único problema, sino que también lo es «el precio del suelo». «Piensa que más del 50% del presupuesto del Europa proviene de la escuela, y no tenemos espacio para crecer más. Tenemos un techo, que es el Nou Sardenya y el Camp del Águila. Están llenos de equipos y ya no podemos acoger más jugadores al fútbol base», detalla el directivo escapulat.
En Sant Andreu pasa lo mismo. Mordillo explica que el club ha tenido 600 peticiones de prueba para entrar al fútbol base, pero que muy pocos acabarán entrando porque el club ya se encuentra en el límite de unos 900 jugadores. La carencia de espacios actuales y la dificultad de comprar nuevas equipaciones les impide crear nuevos equipos. «Al final, en esto, tanto el Europa como nosotros estamos en una situación similar», resume Mordillo. El ‘derbi de Barcelona’, como recientemente se ha bautizado el Sant Andreu – Europa, ha hecho crecer la rivalidad entre ambas aficiones, pero la realidad del mercado, el deportivo y el de la vivienda, recuerda que no son tan lejos el uno del otro.