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Una disputa legal deja sin prótesis a una abuela atropellada por un autobús

La vida de A.C.S. dio un giro de 180 grados el 8 de mayo de 2024. Esta mujer de ochenta y cuatro años -entonces tenía uno menos- había ido aquel miércoles por la tarde a la sede de CaixaBank ubicada en los bajos del número 490 de la Gran Vía de las Cortes Catalanas, en la esquina mar de la calle Viladomat. Aunque ella vivía sola en la zona de la Meridiana, esta era su oficina bancaria de toda la vida. Esto se explica por la proximidad de esta entidad con el edificio de la ONCE, que a lo largo de los años había visitado a menudo porque su marido era ciego. El recorrido entre su casa y el banco lo había hecho infinidad de veces. Muchas veces aprovechaba el viaje para ir al barrio de Sants, donde se reunía una asociación pastoral de la que era miembro. Justamente allí se dirigía aquel día cuando fue atropellada por un bus de la línea 52 de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB).

Los hechos ocurrieron pocos minutos después de las seis de la tarde en el otro lado de la Gran Vía, a la altura del número 477 y justo al lado de la Casa de la Lactancia, un edificio proyectado en 1908 por el arquitecto Pere Falqués. El bus acababa de realizar la parada correspondiente en el punto y estaba esperando que el semáforo se pusiera en verde para continuar su recorrido por el lateral de esta arteria barcelonesa en dirección a la plaza de España. La mujer se acercó al vehículo para intentar que le abriera las puertas, miró al conductor mientras daba un golpe en el cristal y se situó con su carrito de la compra a la altura del acceso que se encuentra en el tronco central del bus. A partir de este momento, la memoria extraordinaria de la mujer se queda en blanco. Solo recuerda verse en el suelo ensangrentada y los gritos de la gente que la rodeaba antes de perder el conocimiento. Se despertó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Clínico después de unas horas en coma inducido.

«Cuando llaman los médicos, nos dicen que le tienen que amputar la pierna derecha y que intentarán salvarle la izquierda. Mi madre hasta entonces había podido valerse por sí misma, iba y venía de aquí para allá, y pasar de eso a quedarse sin piernas a los 83 años…», señala Joaquín Orta, uno de los hijos de la mujer. Tras cuatro meses hospitalizada y cuatro operaciones, los especialistas lograron reconstruirle la extremidad para que pudiera ser funcional y ella volviera a caminar con la ayuda de una prótesis. Durante este tiempo ingresada, la familia se volcó con la mujer y su recuperación. Sobre el atropello, solo sabían que la Guardia Urbana le había tomado declaración pocas horas después de recuperar la conciencia y que los servicios de acompañamiento de TMB se habían puesto en contacto para garantizarles que todos los gastos médicos estaban cubiertos. La sorpresa llegó a finales de verano, cuando los familiares se enteraron de que la aseguradora del operador no se hará cargo del costo de la nueva pierna al considerar que no tienen ningún grado de responsabilidad penal en los hechos.

Momentos inmediatamente posteriores al accidente que tuvo lugar el 8 de mayo de 2024 en la Gran Vía / Cedida

El atestado perdido y choque de versiones

Para entender el posicionamiento de la aseguradora debemos remontarnos al mismo día del accidente. Cuando se produjo el atropello, se abrió un caso en el Juzgado de Instrucción número 15 de Barcelona. Allí se adjuntó el informe médico de urgencia sobre el estado de salud de la mujer que elaboraron en el Hospital Clínico. En ese momento, el magistrado optó por cerrar la investigación hasta la llegada del correspondiente atestado de la Guardia Urbana sobre los hechos. Este documento, sin embargo, nunca llegó a los juzgados. Cuando la familia se entera de que la compañía no quiere hacerse cargo de los gastos de la prótesis a mediados de verano, empiezan a indagar y descubren que el caso está cerrado y que el cuerpo policial no llegó a entregar el atestado. Tuvieron que ser las abogadas de la familia las que lo hicieron llegar a los tribunales el pasado mes de septiembre, a pesar de constatar una serie de irregularidades que hacían que el informe diera -a su parecer- una visión bastante sesgada de los hechos ocurridos. Como era de esperar, el juez declaró el sobreseimiento provisional del caso a la espera de nuevas pruebas.

El TOT Barcelona ha tenido acceso al atestado policial sobre el atropello. En el documento se recoge el relato de una testigo de los hechos, que asegura que la mujer se acercó al bus “corriendo” y trató de alertar al conductor para que abriera las puertas y la dejara subir. Fue entonces cuando el carrito que llevaba se «enganchó en alguna parte del bus», haciendo que la víctima perdiera el equilibrio y acabara cayendo al asfalto. Entonces fue atropellada por la rueda posterior derecha del vehículo. También se incluyen las declaraciones del conductor de TMB, que afirma no haberse dado cuenta de la presencia de la peatón y que solo se enteró de que la había atropellado después del aviso de varias personas. De la revisión de las cámaras de seguridad del bus se concluye que la mujer aparece en escena unos instantes antes del inicio de la marcha del vehículo y justo unos segundos después de que este cierre las puertas. Llega entonces a la altura del tronco central y acaba precipitándose al asfalto bajo el bus.

En cuanto al testimonio de la víctima, el informe policial solo recoge una frase breve, que contrasta en algunos aspectos con la versión que A.C.S. ha mantenido desde el primer momento. En el atestado se indica que ella manifiesta que, cuando fue a llamar la atención del conductor para que abriera, perdió el equilibrio y cayó. «Mi madre lo recuerda todo, eso es lo peor. Ella siempre ha dicho que golpeó la puerta, que el conductor la miró y le giró la cara. Incluso pensó que, si el bus no abría la puerta, podía tomar el taxi que había justo detrás», apunta Orta, quien remarca que este es el mismo relato que ella explicó a los agentes de la Urbana que vinieron a tomarle declaración en el Hospital Clínico. La familia también ha revisado el carrito de la mujer. Más allá de estar lleno de sangre, no tiene ni un arañazo, lo que sorprende teniendo en cuenta que la versión oficial subraya que ella cayó después de que este se enganchara al vehículo.

La parada del lateral de la Gran Via a l'altura del carrer de Calàbria on va tenir lloc l'atropellament el 8 de maig del 2024 / A.R.
La parada del lateral de la Gran Vía a la altura de la calle de Calabria donde tuvo lugar el atropello el 8 de mayo de 2024 / A.R.

Una odisea médica rota por la seguridad social

El equipo legal que asesora a la familia -formado por Cristina Juárez y Manuela Muñoz- ha manifestado su disconformidad con el atestado y ya ha pedido que se reabra el expediente para hacer una fase de instrucción en condiciones incluyendo otras pruebas como más testigos de los hechos o una declaración jurada de la víctima, entre otras. «Es una situación suficientemente excepcional para haber hecho un trabajo más exhaustivo. En todo momento, a ella la sitúan en la acera, justo donde se encuentra la parada. Si ella estaba tan cerca como parecen indicar, tú no puedes iniciar la marcha con seguridad«, señala Juárez en una conversación con este medio. Asegura que incluso algunos agentes explicaron a los peatones instantes después del accidente que, en el punto concreto donde se produjeron los hechos, se genera una especie de efecto de «túnel de viento» cada vez que pasa un vehículo de envergadura a cierta velocidad.

Más allá del proceso judicial, la principal preocupación tanto de las letradas como de la familia era desbloquear la colocación de la prótesis, desde septiembre atascada por esta disputa con la aseguradora. «Después del accidente, todo el mundo pensaba que ella habría muerto, pero salió adelante. Solo comenzó a perder la esperanza cuando le dijeron que no le podían poner la pierna. No entendía por qué le habían salvado la vida para dejarla muerta aquí en una cama», afirma Orta, quien con sus hermanos ha movido cielo y tierra para que el lamento de su madre llegara donde fuera necesario. Finalmente, casi cinco meses después del visto bueno de los médicos a la operación, la presión ha terminado haciendo efecto y será la Seguridad Social la que se haga cargo inicialmente del costo de la prótesis. Esta noticia coincidía con la última operación para terminar de estabilizar de manera definitiva la pierna sobreviviente, que debía poner punto final a una verdadera odisea médica que ha vivido los últimos meses ingresada en el Parc Sanitari Pere Virgili, cuyo gasto tampoco quería hacerse cargo la aseguradora.

Pendientes de los tribunales

Si no hay nuevos contratiempos, A.C.S. podrá regresar a su casa pronto con la nueva pierna para intentar rehacer su vida después de nueve meses entre dos centros médicos. «Lo que lleva peor de estar en el hospital es no poder ir al baño ni ducharse sola. Le gustaría volver a ser independiente, pero cada vez ve más clara la opción de ir a una residencia», reconoce su hijo. En paralelo, la familia está a la espera de una respuesta de los juzgados a la demanda de reapertura del caso. Si esta se hace efectiva y acaba desencadenando un proceso penal que determine un cierto grado de responsabilidad del conductor en los hechos, la Seguridad Social podría reclamar a la aseguradora del operador de transporte los costos derivados del accidente asumidos hasta entonces.

Fuentes de TMB consultadas por este medio se limitan a manifestar que tanto la compañía como la aseguradora que gestiona el siniestro «están cumpliendo con la asistencia que les corresponde en este caso». Alegan que no pueden entrar en detalles del caso por una cuestión de protección de datos.

Comentaris

  1. Icona del comentari de: Motorenuve a marzo 07, 2025 | 00:34
    Motorenuve marzo 07, 2025 | 00:34
    TMB falta de empatía con los usuarios . Y la guardia urbana parece que proteja más los intereses de TMB que de los ciudadanos
  2. Icona del comentari de: Eva a marzo 08, 2025 | 11:21
    Eva marzo 08, 2025 | 11:21
    Me parece indignante que se pueda jugar de una manera tan hipócrita con la vida de una persona. Esta mujer era una persona independiente que funcionaba sola en su día a día y, en un momento y una causa ajena, ha pasado a estar enclaustrada en una cama durante casi un año. Sinceramente, lo que pienso es que TMB y la aseguradora se imaginaban que por las heridas de gravedad de la señora acabaría falleciendo y no sería para nada necesario preocuparse por ella. Pero no, su fortaleza le ha hecho aferrarse a la vida ( aunque sea en estas condiciones). Mucho oímos hablar del edadismo en las redes y en diferentes medios de comunicación. Este es un gran ejemplo. Se ha pasado de una mujer independiente a una persona dependiente por un error. Llegado este punto me preguntó: ¿ Qué hubiera pasado si la accidentada tuviera menos edad? ¿Hubiera habido más preocupación por parte del TMB y de la aseguradora? Por todo ellos, creo de justicia que se reabra el caso, se depuren responsabilidades y se hagan cargo de los gastos de esa prótesis; para que por menos, esta señora pueda levantarse de esa cama a la que lleva condenada nueve meses por una disputa basada en el dinero.

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