Tragedia en el centro de Barcelona. Un hombre de 73 años se suicidó esta semana después de ser desalojado del piso que ocupaba en la calle d’en Robador del barrio del Raval. Los hechos ocurrieron este jueves cuando el individuo se lanzó desde una tercera planta ante los Mossos d’Esquadra, que habían acudido al inmueble para echarlo por segunda vez del domicilio.
Según ha adelantado El País, el caso se remonta al pasado 2 de febrero, cuando un juzgado de primera instancia admitió la demanda de desalojo presentada por el propietario del piso, un particular no gran tenedor, contra ocupantes desconocidos. Los servicios sociales se desplazaron hasta el domicilio en hasta tres ocasiones y los inquilinos rechazaron desde el primer momento la intervención del Servicio de Intervención en situaciones de Pérdida de la Vivienda y Ocupación, del Ayuntamiento de Barcelona.
El 9 de abril un auto ordenó no suspender el procedimiento porque no se podía valorar la vulnerabilidad del supuesto inquilino, debido a los informes de los servicios sociales y porque el ocupante no presentó ninguna alegación contra la demanda. Al día siguiente se fijó la fecha del desalojo para este jueves 12 de junio, lo que se notificó al ocupante el 25 de abril.
Doble sorpresa en el interior de la vivienda
El lanzamiento terminó ejecutando el desalojo judicial, que inicialmente no estaba previsto que fuera conflictivo. Sin embargo, en el interior del domicilio había una persona desconocida a quien se le informó que debía marcharse de la vivienda, y al ponerse nervioso, los funcionarios judiciales avisaron a la policía. El hombre salió al exterior y la policía le entregó algunas pertenencias como documentación, teléfono móvil y ropa, y le comunicaron que podría retirar el resto más adelante. Entonces, se devolvió el inmueble a su legítimo propietario.
Unas horas más tarde, sin embargo, el inquilino volvió a entrar al piso, activando la alarma instalada por la mañana. Cuando los agentes llegaron al lugar para echarlo de nuevo, el individuo les pidió si podía ir a recoger ropa, momento que aprovechó para correr hasta el balcón de un patio interior y lanzarse al vacío.