Investigación abierta en la Universitat de Barcelona (UB) por la muerte de un prestigioso científico que trabajaba con una enfermedad contagiosa. Los hechos tuvieron lugar en 2020, cuando el hombre desarrolló síntomas compatibles con el síndrome de Creutzfeldt-Jakob, un trastorno cerebral poco habitual que en la mayoría de los casos es letal. Después de dos años de baja, el bioquímico acabó muriendo en 2022 a los 45 años.

Según ha avanzado El País, el centro universitario hace ya tres meses que investiga este caso después de localizar en 2020 miles de muestras no autorizadas relacionadas con esta investigación en un congelador del laboratorio del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) donde trabajaba la víctima y con las cuales podría haber tenido contacto. El bioquímico -que hacía cinco años que ejercía en la capital catalana acompañado de su mujer- pidió la baja en 2020, solo un mes antes de que se descubrieran estas muestras sospechosas. Después del hallazgo, la UB decidió clausurar de manera inmediata en diciembre del 2020 el laboratorio afectado y procedió a su descontaminación.

El deceso del investigador que ahora investigan tanto la UB como el IDIBELL y el consorcio público CIBER está generando gran inquietud entre el resto de científicos del centro que están en un estado de angustia permanente por miedo a haberse contagiado. En total, las instituciones han identificado un máximo de nueve personas que trabajaron en el laboratorio afectado durante aquella época y que podrían haberse contagiado con estas muestras no autorizadas.

Menos de seis meses de esperanza de vida

La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob es una patología neurodegenerativa que se incuba en silencio durante años. Cuando aparecen los primeros síntomas, demencia y rigidez muscular, puede provocar la muerte en menos de seis meses. Su equivalente más conocido en el ámbito de los animales sería la enfermedad de las vacas locas.

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