La Audiencia de Barcelona ha sido el escenario este martes de la primera jornada del juicio contra un osteópata acusado de abusar sexualmente de 23 mujeres. En esta sesión, el implicado ha asegurado que todos los tratamientos y tocamientos que hizo a mujeres embarazadas o acabadas de parir entre los años 2013 y 2016 tenían solo una finalidad terapéutica, pero ha admitido que «puede ser que en algún momento» no hubiera «sabido hacerlo mejor».
Según el relato de la fiscalía que recoge la ACN, el acusado -un reconocido diplomado en fisioterapia y con un máster– habría cometido los abusos desde el 2013 y hasta noviembre del 2016 en su domicilio, en un local de Sant Cugat del Vallès y en la clínica Néixer a Casa (NAC) de Barcelona. Se centraba sobre todo en tratamientos de osteopatía antes y después del parto y se aprovechaba de su reconocimiento profesional y su relación de confianza con sus pacientes para perpetrar estos tocamientos, introduciendo dedos en los genitales de las mujeres sin su consentimiento y sin que esta acción tuviera relación con el tratamiento.
Uno de los casos más graves es el de una mujer que el junio del 2016 acudió en la clínica por problemas estomacales. En la primera consulta, el fisioterapeuta, sin el consentimiento de la víctima, le sacó la camiseta y le presionó los pechos muy fuerte. Le separó los labios vaginales y le tocó en un punto donde le causó un fuerte dolor, haciendo movimientos circulares, que la víctima no entendió. La mujer acudió hasta siete veces a la consulta, y el acusado siempre habría actuado del mismo modo. En una ocasión, incluso, le habría introducido un dedo en la vagina y otro en el ano, una actuación que habría repetido al menos con otras ocho pacientes.
Una pena de hasta 111 años de prisión
La fiscalía le pide 111 años de prisión y de inhabilitación y 255.000 euros de indemnización a las víctimas por un delito continuado de abuso con penetración, ocho delitos de abuso con penetración, 12 delitos de abuso, y dos de abuso continuado. También le pide libertad vigilada y la prohibición de acercarse o comunicarse con las víctimas.

