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Los grandes ausentes del juicio que oculta una trama corrupta de estibadores

La trampa que sufrió un estibador del Puerto de Barcelona en el año 2016, cuando fue arrestado después de que encontraran en el maletero de su coche drogas y armas que no eran suyas, llegará finalmente a los tribunales en noviembre de 2025, cuando habrán pasado más de nueve años de los hechos. En el banquillo de los acusados se sentarán cuatro personas, dos policías y dos civiles: el entonces cabo de la comisaría de los Mossos d’Esquadra en el distrito de Sant Martí, Xavier G.; el agente del cuerpo destinado a la zona portuaria Francesc A.; Joaquim B. -exmilitar y luchador de artes marciales vinculado a Desokupa- y Juan Antonio R., sobrino del anterior. Para todos ellos, la fiscalía pide penas de prisión de entre 18 años y 9 meses de prisión -en el caso de los agentes- y 15 años.

La vista prevé extenderse cerca de nueve días, durante los cuales declararán tanto la víctima como los acusados, así como toda una serie de testigos, peritos e investigadores de la división de Asuntos Internos de la policía catalana, que elaboró un informe donde se destapaba la participación de estos dos miembros del cuerpo en la trama urdida contra el estibador. El juicio, sin embargo, estará marcado por dos ausencias destacadas. Dos personas que presuntamente habrían sido los autores intelectuales de la trampa y que, a pesar de haber sido señaladas como responsables en múltiples ocasiones por parte de la víctima, no han sido nunca procesadas por los hechos. De hecho, no aparecen ni entre los testigos citados a declarar por las partes. Una de ellas ha sido protagonista de la actualidad informativa este mismo noviembre por su asesinato. Hablamos de David C., el antiguo estibador que fue ejecutado a plena luz del día en una cafetería de Montgat hace dos semanas. El otro es uno de los pesos pesados en la actualidad dentro de la estiba barcelonesa y quien fue durante muchos años mano derecha del fallecido, Albert G.

Un barco descarga contenedores en una de las terminales del Puerto de Barcelona en una imagen de archivo / David Zorraquino (Europa Press)
Un barco descarga contenedores en una de las terminales del Puerto de Barcelona en una imagen de archivo / David Zorraquino (Europa Press)

Denuncias cruzadas, supuestos confidentes y pelea

A pesar de no hacerlo en calidad de investigados, procesados o como meros testigos, uno de los cuales por razones obvias, estos dos personajes sí que tendrán un papel capital en el juicio. Su nombre aparece claramente mencionado en el escrito de acusación que la defensa de la víctima ha formulado contra los cuatro acusados. El documento elaborado por Molins Defensa Penal al que ha tenido acceso el TOT Barcelona sitúa a David C. como responsable de una de las «organizaciones criminales dedicadas a la distribución de droga más importantes del Puerto«, una acusación contundente que, aunque no pesaba sobre su cabeza sentencia por un delito de tráfico de drogas, podría encajar con las circunstancias en las cuales se produjo su asesinato, que apunta a un caso de rendición de cuentas o venganza. Tensiones internas en la estiba, que terminaron con un trabajador detenido como chivo expiatorio en una operación policial contra el narcotráfico, habían deteriorado la relación entre el fallecido y la víctima -ambos estibadores- hasta el punto de derivar en un conflicto judicial.

Es en este punto donde aparece el nombre del otro gran ausente del juicio. El escrito apunta que David C. convenció a Albert G. y a otro trabajador portuario para que denunciaran a este estibador rival en el año 2015 por un delito leve de amenazas. En esta demanda, se mencionaba la aparición de un blog donde se denunciaba con nombres y apellidos las actividades delictivas que se llevaban a cabo en el Puerto y se destapaba esta supuesta organización criminal dedicada al tráfico de drogas, en la cual estarían implicados tanto estibadores como agentes de diferentes cuerpos policiales. La página web incriminaba principalmente a dos personas -David C. y Albert G.- a quienes se acusaba no solo de dirigir esta mafia, sino de jugar un doble rol como confidentes policiales, un extremo que no se ha podido demostrar, pero que explicaría por qué ninguno de los dos tendrá una presencia más destacada en este juicio. Fuentes consultadas por este medio indican que su modus operandi consistiría en permitir periódicamente la confiscación policial de un cargamento de droga a cambio de que los agentes permitieran la entrada del resto de embarques. El estibador víctima de la trampa fue acusado sin pruebas de ser el administrador, una acusación que él ha negado en todo momento. De hecho, según informa Crónica Global, el blog estaría vinculado a cárteles de la droga colombianos.

La denuncia por amenazas de Albert G. terminó en manos del Juzgado de Instrucción número 14 de Barcelona, que decidió absolver al presunto agresor el 28 de enero de 2016, solo unos meses antes de que le colocaran las drogas y armas en su coche. Unos minutos antes del juicio que derivó en esta sentencia absolutoria, se produjo una pelea en uno de los pasillos de la Ciudad de la Justicia. Estuvieron implicados David C. y el estibador denunciado, así como otros individuos que acompañaban al trabajador portuario ahora fallecido. El caso terminó con el desaparecido denunciando al trabajador portuario rival por agresión, una acusación que contrastaba con los vídeos extraídos de las cámaras de seguridad de los juzgados, que parecían indicar que los hechos habían ocurrido justo al revés. En la declaración judicial por este incidente, que también terminó con una sentencia absolutoria, el estibador denunció ante el magistrado las presuntas actividades irregulares perpetradas tanto por David C. como Albert G., entre otros trabajadores portuarios. Unos meses más tarde, lo detenían después de encontrarle droga y armas en el vehículo.

Contenedores en una de las terminales del Puerto de Barcelona en una imagen de archivo / Port de Barcelona
Contenedores en una de las terminales del Puerto de Barcelona en una imagen de archivo / Port de Barcelona

Los testigos clave

Entre el archivo de la causa contra la víctima de la trampa, que se dictó el 31 de mayo de 2019, y el inicio de este segundo proceso judicial, que culminará con el juicio de noviembre de 2025, hay una subtrama más reciente que por ahora no ha tenido recorrido legal, pero donde también aparecen estos dos personajes. Se trata de una denuncia presentada por este mismo estibador el 19 de marzo de 2021 donde apuntaba que se le había intentado vincular con una red de distribución de vídeos de contenido sexual con menores, suplantándole la identidad y enviándole archivos de este tipo. El Juzgado de Instrucción número 23 de Barcelona decretó el sobreseimiento provisional de la causa por la imposibilidad de contactar con la plataforma a través de la cual se habían enviado los vídeos, a quien se le pedía rastrear los datos de los usuarios implicados.

Tanto en la denuncia inicial como en el recurso de apelación presentado por Molins Defensa Legal contra el sobreseimiento del caso, se indicaba que la víctima llevaba tiempo sufriendo ataques cibernéticos y apuntaba la posible implicación en los hechos tanto de David C. como de Albert G., detallando este largo historial de denuncias cruzadas y acusándolos directamente de ser los autores intelectuales de la trampa que el trabajador portuario había sufrido cinco años atrás. De hecho, situaba a este segundo gran ausente del juicio como «mano derecha» del antiguo estibador ahora fallecido y los acusaba a ambos de querer «deshacerse de cualquier manera y sin escrúpulos» de su rival en la estiba. En este caso también se pedía que se les citara como investigados o bien como testigos, una petición por ahora desestimada por el juzgado.

Así pues, el juicio por la trampa a este estibador barcelonés llegará dentro de un año con el asesinato de David C. como telón de fondo indisoluble y con la ausencia, si no hay cambios de última hora, de Albert G., que no ha sido citado. No obstante, sí que testificarán varios personajes que podrían ayudar a arrojar luz a la presunta implicación de estos dos individuos, como un testigo que conocía la «mala relación» entre el fallecido y el trabajador portuario rival y a quien se le habría ofrecido dinero para «dejar inválido» al estibador víctima de la trampa, así como dos testigos protegidos que fueron esenciales para la identificación de los autores materiales de la colocación de la droga y las armas.

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