El caso de la policía española que se habría infiltrado durante dos años en diferentes entidades barcelonesas ha levantado revuelo entre el activismo de nuestra ciudad. En una comparecencia conjunta desde la plaza del Rey, las diferentes agrupaciones afectadas -Endavant, el Casal Tres Voltes Rebel de Nou Barris, la Comunidad Palestina de Cataluña o la plataforma Prou Complicitat amb Israel- han denunciado la «impunidad» que parece acompañar estas prácticas, que califican de un «ataque» policial en toda regla contra los movimientos sociales y políticos catalanes. Consideran que se trata de una «herencia franquista» y que no puede ser que este espionaje, como el de Pegasus, se ampare en la ley de secretos oficiales.
Una de las personas que ha tomado la palabra este miércoles ha sido Luca Gervasoni, miembro de la entidad Novact, quien en un breve discurso recogido por la ACN ha criticado las infiltraciones y ha avisado que crean «incertidumbre e inseguridad» para todas las personas que quieren participar en los movimientos sociales. Gervasoni ha pedido a los responsables políticos que desarrollen «mecanismos efectivos de control policial y transparencia» de los cuerpos y fuerzas de seguridad y ha advertido que «la Ley franquista de secretos policiales no puede continuar amparando el secretismo de operaciones que afectan de lleno los derechos fundamentales de la ciudadanía».
A pesar del duro golpe que ha supuesto la salida a la luz de esta nueva infiltración, los representantes de las entidades afectadas han asegurado que este caso no les hará cerrarse más en sí mismos, sino que lo combatirán y responderán con «más lucha y más autoorganización». «Seguimos y seguiremos organizadas, pero, además, si somos capaces de descubrirlos, aún más. Haremos lo posible para ser su peor pesadilla», concluye el comunicado conjunto que han leído los portavoces.
Desaparición repentina después de dos años
Según la investigación de La Directa, la agente de 26 años del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) habría utilizado la identidad falsa de Belén Hammad Gómez para infiltrarse durante dos años en el movimiento por Palestina y la izquierda independentista en la capital catalana. Todo hasta finales de 2020, cuando desapareció alegando un cambio de destino del trabajo de comercial que hacía y la delicada salud de su madre.
